Completada la colondra, se dispone sobre ella el cuadro superior, que es similar al inferior pero con vigas de menor escuadria: los linios. En las paneras, el par más largo se coloca primero, y encima el otro engarzado a media madera. La cara inferior de los linios cuenta con una regadura continua en la que encajan los cantos superiores de la colondra, que para ello terminan en bisel o cortados de uña. Con esta disposición, el peso de la techumbre se reparte sobre toda la colondra y a través de ella  pasa a las trabes, sin que haya puntos de apoyo concretos. 
 

Para levantar la cubierta, se colocan los perros, que son vigas similares a los linios y que sirven de tirantes que unen dos linios opuestos. En las paneras se pone un par y en los hórreos también o un perro solo. Su unión con los linios es a media madera. Sobre los linios y cerrando las uniones de los linios y los perros, se pone el sobrelinio o touca, que es una tabla clavada al linio  con tornos de madera, espigas de sección cuadrada de unos 25 cm. de longitud por dos y medio de grueso. El agujero en el que encajan es circular para que la presión se ejerza en cuatro puntos y no en toda la superficie de la perforación, pues en este caso se aflojarian al poco tiempo y podrían sufrir dilataciones que rajarían la madera. 

Sobre los perros y apoyando en el sobrelinio se disponen las armaduras, compuestas por las tijeras, y los aguilones que se cruzan en su parte superior. En las paneras este cruce se realiza sobre el cumbre, viga horizontal cuya longitud ha de corresponder a la diferencia de longitud de las trabes cortas y largas y que determina que las cuatro aguas de la cubierta tengan la misma inclinación. En los hórreos, la armadura puede no existir, en cuyo caso la cubierta se organiza mediante cuatro vigas, los aguilones, que van desde las esquinas de la colondra al centro de la techumbre, uniéndose las cuatro en el punto mas alto. En ocasiones, en la unión se coloca un pendolón vertical que cuelga en el aire. 

Las cuatro aguas así formadas se tapan con los cabrios, tablas que siguen la línea de la pendiente y se encajan en su extremo superior  en un riego del aguilón, apoyan en el sobrelinio, al que van clavadas por tornos, y vuelan hasta cerca de un metro fuera del linio para formar el alero. En el extremo de este, una tablilla recorre por encima de los cabrios, que también está sujeta a ella por tornos, llamados en este caso tornos de aire porque sobresalen y quedan vistos. 

Sobre los cabrios, se disponen ya los elementos de cubrición, que pueden ser tejas curvas o losas de pizarra. En los hórreos, sobre la unión de las cuatro aguas se coloca una losa plana y encima de ella una piedra de forma mas o menos piramidal que evita la entrada de agua por un lugar tan delicado. En las paneras, sobre la techumbre se dispone una fila de tejas, o cuando el techo es de pizarra se construye un pequeño muro de piedra, la pareína. 

A veces se abre una pequeña ventana abuhardillada en el tejado, sobre todo en paneras modernas que cuentan con un desván interior al que la ventana proporciona ventilación.  

Normalmente la aireación del hórreo se logra abriendo una puerta trasera, enfrente de la principal, y varios agujeros de pequeño diámetro en otros lugares de la colondra.  

Colocada la cubierta, queda por cerrar el piso del hórreo. Para ello se disponen gruesas tablas, de 10 a 12 cm. de grosor, tendidas de un trabe a otro. Se llaman pontones y van encajados en dos regaduras de las trabes. 

Si la distancia a cubrir es muy grande, puede disponerse una viga enganchada a las trabes sobre la que apoyan los pontones. Cuando no se cuenta con las tablas de tamaño necesario, se recurre a poner un tillado de pontoncillos y tablas. 

Por ultimo, falta resolver el acceso al interior del hórreo, pues la puerta de entrada queda a metro y medio o más de altura. Puede disponerse un tronco casi vertical hincado en el suelo, al que se le hayan hecho unas cajas a modo de peldaños. Más común es colocar delante de la puerta una escalera de piedra, cuidando mucho que entre el ultimo peldaño y la puerta haya una separación de unos 40 cm. para impedir que desde él salten los ratones al interior. 

Los términos empleados para designar las diversas piezas del hórreo no son, en modo alguno, generales a toda Asturias, existiendo una gran variedad léxica de unas zonas a otras.