La XII Conferencia Internacional sobre el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), se realizó en las salas de exposición de Palexpo (Ginebra, Suiza) del 28 de junio al 3 de julio de este año. El tema central de la Conferencia, "tender puentes", destacó la necesidad urgente de reducir las desigualdades cada vez mayores que plantea la pandemia. También, debido a la rápida expansión del SIDA en nuevas zonas del mundo, el encuentro se caracterizó por la cautela, dejando de lado el optimismo de la conferencia anterior.
Una de la principales metas del evento, que congregó a 12.000 participantes, fue tratar de reducir la distancia entre las naciones ricas, en donde se dispone de medios para combatir el SIDA, y los países pobres, que no tienen esa posibilidad.
Esto se evidencia en un comunicado de Bernard Hirschel, presidente de la conferencia: "El mensaje central de la reunión de Ginebra es que mientras los países desarrollados están logrando progresos para frenar la mortal infección, grandes regiones del mundo no tienen medios para librar esa lucha y allí las muertes aumentan peligrosamente". El documento agregó que 90 % de los infectados con el virus, que viven en países subdesarrollados, no tuvieron casi ninguna asistencia médica.
Sin duda que la disparidad a la que se refiere el documento es la que se observa entre el "Norte" y el "Sur", sobre todo en aquellos vinculados a los prometedores resultados de la Conferencia de 1996 en Vancouver.
La Conferencia de Ginebra marcó un inicio de colaboración entre el mundo científico y las comunidades afectadas por la pandemia. El principio de Ginebra garantizó, por primera vez en la historia de las conferencias mundiales sobre SIDA, una participación equitativa de los representantes del mundo científico y de los representantes de las comunidades. La participación también se extendió a conferencistas originarios de regiones económicamente desfavorecidas, a través de un generoso programa de becas.
Cautela y Esperanza
El virus del SIDA ha causado desde principios de la década del ochenta la muerte a 12 millones de personas, y se estima que habrá afectado a más de 40 millones para el año 2000. Por eso, muchos aseguraban que en la conferencia se iba a dejar de lado el optimismo que había dejado la Conferencia de Vancouver.
El médico Peter Piot, director ejecutivo del programa de las Naciones Unidas para el SIDA, siguiendo esta postura, comentó: "Tenemos un punto de vista más real acerca de donde nos encontramos en términos de tratamientos con relación a la posición de hace dos años, cuando las cifras esperanzadas se impusieron a los hechos".
Pese a ésto, durante la segunda jornada de la Conferencia los especialistas dejaron de lado por un rato la cautela que marcó el encuentro, ya que varios trabajos presentados confirmaron que la droga AZT (zidovudina) es eficaz para prevenir que la madre con SIDA pueda contagiar a su hijo durante el embarazo. Este tratamiento, junto con un parto por cesárea, evitaría el contagio en "casi el 100% de los casos".
Además se demostró que en este tipo de terapias no es necesaria -como se pensaba- la administración de la droga durante los nueve meses de embarazó, sino que la administración durante el último mes de gestación logra el mismo efecto preventivo. Los centros Tailandeses, donde se realizaron estos estudios, contaron con el apoyo del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos.
Otro trabajo sobre la posibilidad de prevenir la trasmisión vertical (contagio de la mamá al bebe), fue realizado por el Children's National Medical Center de Washington y el George Washington University Hospital. El estudio se efectuó en 102 embarazadas y comprobó que, luego del tratamiento con zidovudina, sólo 5 bebés resultaron infectados. En cambio, de 27 futuras madres que no recibieron el tratamiento, 10 contagiaron a sus niños. Este estudio se repitió en el Hospital de Clínicas de Porto Alegre -Brasil- y en centros de todo el mundo.
Para promover estos tratamientos la Organización Mundial de la Salud (OMS), Onusida y Unicef anunciaron el 28 de junio que realizarán experimentos pilotos en 11 países. Los primeros países donde se realizará esta experiencia son Botswana, Burkina Faso, Camboya, Costa de Marfil, Honduras, Ruanda, Tailandia, Tanzania, Uganda, Zambia y Zimbawe. Se espera que en un año y medio los experimentos ayuden a 30 mil mujeres seropositivas en estos 11 países pilotos.
El más optimista de todos
David Ho, director del Aaron Diamond Aids Research Center de Nueva York, fue uno de los científicos más prestigiosos y polémicos en el encuentro de Ginebra. Pese a la cautela que caracterizó a la cumbre, Ho cree que "si se modifican las drogas y se conoce más la dinámica del virus, se podrá eliminarlo por completo".
Vale recordar que el científico taiwanés, tras años de estudiar el HIV, elaboró una hipótesis tomando un modelo matemático. Afirmó que "si con los nuevos tratamientos el virus desaparecía de sus 'hogares' más evidentes como la sangre y los ganglios de las personas infectadas, con el tiempo desaparecería solo de otros 'escondites' que tiene en el organismo, llamados reser-vorios".
Haciendo un balance sobre la conferencia, David Ho escribió en el New York Times que el desafío de la cumbre de Ginebra no fue sólo analizar los avances logrados por los tratamientos del virus, sino también "vencer nuestro propio pesimismo". En la publicación neoyorquina afirmó que en la actualidad determinadas combinaciones (inhibidores de proteasa y drogas que bloquean la enzima viral transcriptasa inversa) "pueden controlar el HIV con tanta eficacia que el virus se vuelve indetectable en la sangre del infectado". Sin embargo, muchos científicos tienen un panorama sombrío, en el cual los pacientes sometidos a esta terapia combinada se deterioran, uno tras otro en rápida sucesión, por la aparición de cepas virales resistentes a la droga (esta y otras predicciones negativas también se analizaron en la conferencia de Ginebra).
Ho refutó a estos científicos: "Ya existen estudios que contradicen a estos pronósticos alarmantes. Pero estas advertencias exageradas perjudican la investigación sobre el SIDA al alejarnos del curso de acción apropiado. Es cierto que todavía ningún paciente se ha curado. Una pequeña cantidad del virus persiste en estado latente en los linfocitos T del sistema inmune, incluso después de dos o tres años de terapia combinada exitosa en otros aspectos. Este reservorio residual es el principal obstáculo para la erradicación del HIV, ya que estos 'rescoldos' podrían volver a encender la infección en toda su fuerza si el paciente deja de tomar las drogas antivirales. Algunos científicos hace poco declararon, sin tener evidencias, que este impedimento es insuperable. Pero no deberían rendirse tan rápido."
También se refirió a los pacientes que no reaccionan positivamente a la terapia combinada: "algunos de los nuevos tratamientos, analizados en Ginebra, probablemente estén disponible el año próximo y podrían ayudar a estos pacientes.
Ho es optimista y sigue pensando que es posible erradicar el virus, "sólo falta tiempo".
Vacuna, la gran solución
Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos, durante una entrevista concedida a Clarín habló del papel de los gobiernos en la lucha contra el SIDA y aseguró que "la vacuna estará lista entre los próximos siete o nueve años.
A diferencia de David Ho, Fauci es escéptico acerca de la erradicación del virus. "Yo ya lo había dicho en Vancouver y lo repetí en mi primera charla aquí, en Ginebra, creo que es muy difícil pensar en la erradicación completa del virus por cómo ataca y cómo se ubica en el organismo, por su gran capacidad de mutar. La pregunta es hasta dónde se lo puede hacer indetectable".
Fauci no es partidario de usar la palabra curar, prefiere hablar de un efectivo control de la enfermedad. Es decir, "fortalecer de tal forma el sistema inmunitario como para que cada individuo infectado tenga control sobre el virus y pueda detener su avance". A ésto agregó que "este control es para cada individuo. La epidemia significa contagiar el virus y se debe controlar con campañas, con educación y con una vacuna efectiva. No se debe confundir erradicar el virus del organismo de un individuo con el control de la enfermedad".
Con respecto al rol del Estado declaró que "está comprobado que aquellos países en los que el gobierno tomó cartas en el asunto y se hizo cargo de las campañas de prevención y de los tratamientos, bajó la tasa de infección y la cantidad de muertes por SIDA (...) Un país que es ejemplo en estos momentos es Uganda, donde el gobierno está muy involucrado y se educa al pueblo".
Para finalizar aseguró: "la vacuna es la respuesta. Sería la forma más fácil de controlar la epidemia, como ocurrió con otras enfermedades. Creo que la vacuna estará lista en un período de siete a nueve años".
Marco Aurelio Real (n)