SGI NEWSLETTER
Viernes, 27 de noviembre de 1998 No 2530
Ensayo del presidente Ikeda
AMIGOS INOLVIDABLES DEL MUNDO
Dr. Lim Chong Yah, destacado economista asiático
Es importante saber qué ha logrado una persona. Pero tal vez sea más importante saber qué ha buscado lograr esa persona en la vida. Cuando le pregunté al doctor Lim Chong Yah por qué había decidido ser economista, durante una visita que hizo a la Universidad Soka, en 1995, su respuesta fue muy sencilla: "Quería poner fin a la pobreza. Hay demasiada gente pobre en el mundo, y yo quería saber por qué. ¿Por qué hay países pobres? ¿Qué podemos hacer por ellos? Esas eran las preguntas que me motivaron".
Cuando fundé la Universidad Soka, dispuse el siguiente lema: "¿Con que propósito buscamos profundizar la sabiduría? ¡Háganse siempre esta pregunta!". Naturalmente, me sentí identificado con la motivación del doctor Lim.
La postura de un intelectual que se preocupa en serio por el bienestar de la humanidad es ir en busca de una solución a la pobreza, luchar con la convicción de que su trabajo nunca habrá terminado mientras una sola persona siga sufriendo hambre y necesidades básicas.
La palabra japonesa con que se dice "economía" es keizai, que, a su vez, es la abreviatura de keisei saimin, es decir, "dar orden al mundo y salvar al pueblo". Con su preocupación por el bienestar de la población, el doctor Lim ha transitado el camino de la economía en el sentido más fiel y original del término.
Es uno de los economistas más prominentes de Asia, laureado con importantes premios. Enseñó durante más de veinte años en la Universidad Nacional de Singapur y se desempeño como presidente de la Sociedad Económica de dicho país. Hoy, dirige el Centro SABRE (Escuela de Contabilidad e Investigaciones Empresarial) en la Universidad Tecnológica de Nanyang. En 1987, el doctor Lim vino al Japón, como investigador visitante, invitado por el Ministerio de Finanzas. También desempeña una importante labor internacional como consultor administrativo.
Cuando su tierra, Singapur, inesperadamente se escindió de Malasia en 1965, el futuro de esta diminuta nación era realmente precario: no tenía recursos naturales ni capital. No tenía fuerzas de defensa ni agua, siquiera. El único recurso que tenía era su pueblo, de cuyo ingenio y capacidad de trabajo dependía la supervivencia del país. Fue una lucha dura, pero bajo el liderazgo del primer ministro Lee Kuan Yew, la nación logró lo que el mundo celebró como un crecimiento económico milagroso, en el cual el doctor Lim tuvo mucho que ver.
Es un hombre siempre amable, siempre sonriente, pero eso no le resta determinación y firmeza en la búsqueda de sus objetivos. Uno de sus poemas favoritos es "Salmo de la vida", de Henry Wadsworth Longfellow:
Muerta está el alma que divaga en la ilusión,
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¡Cuán seria y real es la vida!
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En el gran campo de batalla del mundo,
en el emplazamiento desguarnecido de la vida,
¡no seáis reses de pasiva mansedumbre!
¡Sed héroes consagrados a la lid!
Y fue así como nació una pequeña gran nación. El doctor Lim demostró la verdad de las palabras de Hugo, en el prefacio de una de sus obras: "No existen países pequeños. La grandeza de un pueblo no está determinada por el número, así como la grandeza de un hombre no está dada por su altura". El economista ha recibido la Medalla al Servicio Meritorio del gobierno de Singapur, por las contribuciones efectuadas a la nación.
Aunque su vida no fue fácil, siempre prefirió adoptar una actitud positiva. Su madre falleció cuando él era aún pequeño. "Jamás olvidaré lo triste que me sentí", recuerda. "Pero como no tenía ya una madre que velara por mí, me crié con relativa libertad e independencia, y esto fortaleció mi natural tendencia a pensar por mí mismo y hacer lo que quería". Su padre sentía una gran afición por la historia, incluyendo la genealogía; a raíz de ello, el doctor Lim puede recitar de memoria el nombre de todos sus ancestros, hasta el año 1050 a.C. Uno de ellos fue Pi Kan (Pinyin, Bi Gan), célebre por su sentido de la justicia. Pi Kan amonestó al prominente rey Chou (Zhou), último soberano de la dinastía Yin, por su gobierno corrupto. Por sus palabras fue decapitado. En sus escritos, Nichiren Daishonin celebra con frecuencia el valor de Pi Kan, cuya postura intransigente frente a la tiranía le costó la vida. El rey Chou, asesino de un hombre que luchó por la justicia, siempre será recordado como un déspota infame; pero Pi Kan permanecerá en la historia eterna como un ejemplo resplandeciente de integridad y de justicia.
Lo que una persona anhela concretar en la vida... En esta dimensión espiritual de la existencia se define la victoria o la derrota. En esto creo yo.
El lema del doctor Lim es "Atesorar a los vecinos". Siempre se esfuerza por ser humilde en su vínculo con los demás. En el prefacio de uno de sus libros, cita la máxima confucionista según la cual cuando tres personas trabajan juntas, cada una puede ser maestra en distintos aspectos.
Esta postura hacia el prójimo se evidencia en su visión del siglo XXI. "La próxima centuria", asegura, "será el Siglo del Pacífico, pero no necesariamente va a ser una época de paz. Este aspecto será determinado por la comprensión y el respeto mutuo que los Estados Unidos y los países de Asia sean capaces de cultivar. Aunque todos los hombres puedan vivir en paz, las pequeñas diferencias pueden ocasionar tragedias. La mayoría de las guerras son desencadenadas por incidentes menores". A partir de esa preocupación, puede solidarizar con el movimiento de la SGI en bien de la paz mundial.
Hay dos estructuras mutuamente incompatibles en la sociedad humana: por un lado, el orden donde los fuertes someten a los débiles; por el otro, el orden de la coexistencia y la prosperidad mutua. Debemos poner fin a esta era signada por el dominio de unos pocos. No se puede construir la felicidad sobre la infelicidad ajena. En cambio, tenemos que buscar caminos que nos permitan prosperar y crecer a todos. Concentrarse en este punto es la verdadera misión de la Economía en el futuro y debería ser, también, la responsabilidad de todos los líderes.
Un dicho afirma: "El benevolente ama a las montañas". El pasatiempo favorito del doctor Lim es escalar. Mientras cumplía funciones como profesor visitante de la Universidad de Kyoto, él y su esposa, la educadora Nana Lim, escalaron juntos el monte Fuji. En 1995, cuando me reuní en Singapur con el economista en viaje de regreso de Nepal, me contó que había ido a los Himalayas en el año 1988, y que había logrado ascender hasta los 4000 metros.
¡Más alto! ¡Hasta la cima! El doctor Lim siempre está buscando el desafío de una cumbre imponente. En abril de este año me dijo: "¡Si los estudiantes de la Universidad Soka aspiran seriamente a concretar el espíritu fundacional, sin falta llegarán a ser personas de noble estatura, de logros tan elevados como los Himalayas!".
LONGFELLOW, Henry Wadsworth: The Poetical Works of Henry Wadsworth Longfellow (Obra poética), AMS Press, Inc., Nueva York, 1966, vol. 1, págs. 20-21.
(Publicado en agosto de 1998 en el Daibyakurenge, mensuario de estudio de la Soka Gakkai.)