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Seguramente piensas que enviar mensajes anónimos no es algo muy honesto. Hay cierta tendencia a creer que un ciudadano honrado jamás necesita utilizar esto, salvo para hacer una broma o algo por el estilo. Casi todos los grupos que meditan sobre los derechos de los internautas contemplan la posibilidad de enviar mensajes anónimos como una actividad legítima y defendible. El motivo de ello es que puede haber personas sometidas a un entorno de presión ideológico que les resta libertad de expresión por temor a las represalias. Dictaduras, empresas que se comportan abusivamente con sus empleados, sociedades poco respetuosas con los derechos íntimos de sus miembros y situaciones similares validan el envío de mensajes anónimos. Ahí van algunos ejemplos hipotéticos: alguien que tiene sida y quiere participar en un foro de Internet sobre ese asunto; un militar que desea conversar sobre sus inclinaciones homosexuales; un narcotraficante arrepentido desea informar a la sociedad sobre los trucos empleados por esos delincuentes para enganchar a otros jóvenes. Es natural que cualquiera de ellos tenga miedo a ser reconocido y prefiera enviar sus mensajes en forma anónima. Internet debe posibilitarlo. El problema es que esa tecnología también puede ser utilizada para cometer delitos o hacer el gamberro, y otros pueden resultar perjudicados, por lo que también prestaré algo de atención a estos últimos casos (segunda parte).
Si
utilizamos una cuenta de correo normal siempre quedan algunos rastros con
más o menos información sobre la procedencia del mensaje.
Aunque falsees tus datos personales en el programa de correo, el servidor
que recoge tu mensaje y lo lanza a Internet siempre añade información
específica que va en contra del anonimato. Para evitar esto hay
varias alternativas.
La
más sencilla es emplear cuentas de correo gratuitas existentes en
el web. El ejemplo más popular es el de HotMail (http://www.hotmail.com).
En estos servidores tienes que dar de alta tu cuenta identificandote completamente;
es posible que puedas identificarse con datos falsos, pero eso no resuelve
totalmente el problema, porque el servidor de correo gratuito seguramente
registra la dirección IP desde la que se establece la conexión.
La dirección IP puede ser suficiente pista para acabar descubriendo
al autor del envío. Por otro lado, este tipo de servidores
no están pensados para uso anónimo, los administradores no
se esfuerzan en garantizar el anonimato de sus usuarios.
Otra
posibilidad son servidores de cuentas virtuales. Igualmente permiten el
uso de cuentas gratuitas, pero esas cuentas nunca sirven como origen o
destino real de los mensajes. El usuario debe tener una cuenta real, desde
la que envía los mensajes al servidor de la cuenta virtual, indicando
aparte el
destino
final del mensaje. El servidor tomará el mensaje y lo recompondrá
para dirigirlo al destino, retirando cualquier información que pueda
identificar a la verdadera cuenta remitente o sus datos personales; es
por esto que estos servidores también son conocidos como "pseudorrepetidores
anónimos".
El receptor final cree que el mensaje está originado en la cuenta
virtual, y también puede replicar -responder- a esa dirección.
Los mensajes destinados a la cuenta virtual son nuevamente redirigidos
a la cuenta real del usuario correspondiente. Tampoco es un sistema perfecto,
porque el
servidor
de cuentas virtuales tiene información personal del usuario real;
aunque los datos personales sean falsos, siempre se puede llegar a descubrir
cuál es la cuenta real que está asociada a la cuenta virtual,
y ahí se acaba el secreto. Agregaré que existen servidores
de cuentas virtuales que no
funcionan
como "pseudorrepetidores anónimos" porque no evitan la inclusión
de datos identificativos respecto al usuario, solo ocultan la cuenta real
poniendo en su lugar la cuenta virtual (creo que así funciona Iname,
http://www.iname.com/).
También hay que considerar otros servidores de cuentas virtuales
que no sirven para enviar, solo redireccionan el correo recibido, hacia
la cuenta real (creo que un ejemplo popular es http://www.bigfoot.com).
El
sistema conocido como "mixmaster" utiliza un software especial combinado
con un servidor específico. Así asegura más la evitación
de rastros reales sobre el origen del mensaje, pero tiene bastantes complicaciones
y es poco utilizado. Necesitarás utilizar un programa "mixmaster",
ese programa suele ofrecerse (gratis) en código fuente, y hay que
empezar compilandolo antes de
usarlo.
Luego hay que usar ese programa para transmitir a un servidor anónimo
de tipo "mixmaster"; además, la transmisión suele hacerse
encriptada con PGP - -para más seguridad- y eso implica que también
esté instalado ese software de encriptación. Tanta complejidad
revierte en más seguridad y en un mayor garantía de anonimato,
aunque el uso de toda esa parafernalia hace que sea
realmente
difícil de manejar.
Por
último están los servidores remail llamados "cyberpunk".
Se trata de servidores que recepcionan el mensaje original, le quitan cualquier
dato identificativo sobre el usuario concreto y reexpiden el resultado
hacia el destinatario final. Los mensajes así generados llevan el
remite "Anonymous" correspondiente a una única cuenta del servidor
anónimo. Tienen dos problemas: el primero es que solo funcionan
en una dirección, no hay respuesta posible (los mensajes dirigidos
a la cuenta "Anonymous" no llegan a
ninguna
parte). El segundo problema es que tampoco garantizan totalmente
el anonimato: ya existe un precedente de que el administrador del servidor
tuvo que desvelar la identificación de un remitente, por requerimiento
judicial. Algunos servidores "cyberpunk" admiten también el
mensaje encriptado con PGP; en caso de no hacer esto es muy probable que
el administrador del servidor pueda cotillear en el contenido del mensaje
o conocer el remite. Una posibilidad que incrementa la garantía
de anonimato es hacer que un único mensaje pase a través
de varios remails "cyberpunk" antes de llegar al destino final. Además,
un buen remail anónimo antes de transmitir el mensaje lo retiene
por un tiempo aleatorio; así no hay posibilidad de establecer una
correlación entre el momento del envío y el de la recepción.
Es evidente que más seguridad implica más complejidad, y
esto conlleva muchos inconvenientes.
Por
todo ello, hay algunos programas que tratan de facilitar el uso de servidores
anónimos. Private Idaho es uno de esos programas; hay información
(en español) en http://www.arnal.es/free/cripto/anon/privida.htm
Casi todos los sistemas de remail también pueden ser utilizados para enviar mensajes anónimos a los grupos de noticias ("usenet" o "newsgroups"). A pesar de todo lo dicho, nada es perfecto, y una investigación suficientemente buena seguramente llegará a descubrir al remitente del mensaje, especialmente si emplea el sistema de remail repetidamente (http://www.arnal.es/free/cripto/anon/remataq.htm).
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