Eslovenia es
un pequeño país, independiente desde 1991, de unos dos millones
de habitantes, rodeado por Italia, Austria, Hungría y Croacia. A
lo largo de su historia ha sufrido dos largas ocupaciones (astrohúngara
y veneciana) que han dejado un importante legado cultural y una mentalidad
muy occidental. Sin embargo ha sabido conservar su identidad nacional y
su idioma gracias principalmente a su uso por parte de los campesinos y
por los clérigos de la iglesia católica romana. A pesar de
que la ocupación austriaca hizo que surgiera una cierta animosidad
contra este país lo cierto es que en todas sus ciudades se aprecia
una cierta similitud con Austria.
Tras seis siglos
de ocupación austriaca, Eslovenia se convirtió en 1918 en
la república más occidentalizada del Reino de los servios,
croatas y eslovenos. Pero a la vez que se conseguía la unidad de
estos pueblos eslavos, comenzaban las primeras discrepancias nacionalistas
que se intentaron detener aumentando la represión, particularmente
sobre la clase obrera, y prohibiendo el partido comunista. En 1929 Alejandro
I abolía la constitución e instauraba una dictadura personal.
Es en este año cuando se cambia el nombre del país y pasa
a llamarse Yugoslavia (los eslavos del sur). En 1934 muere el dictador
en un atentado en Marsella. Los gobiernos que vienen a continuación
buscaron un acercamiento a los gobiernos fascistas de Italia y Alemania
firmando con ellos un pacto y permitiendo circular por Yugoslavia a las
tropas nazis. Pero el pueblo no está de acuerdo y el gobierno colaboracionista
es derrocado en un golpe de estado respaldado por la mayoría de
la población. Tras esto los alemanes lanzan sus tropas contra Yugoslavia
y bombardean Belgrado. Este momento es aprovechado por los fascistas nacionales
para exacerbar las antiguas rivalidades nacionalistas y crear una dictadura
fascista en Croacia con los siniestros ostachis que masacra a servios,
judíos y gitanos. Las tensiones creadas por este movimiento parece
que van a poner fin a la recién nacida unidad yugoslava, pero en
ese momento aparece en la historia del país uno de sus líderes
más carismáticos: Josip Broz, Tito. Nacido en Croacia, es
el político más importante de la historia de la antigua Yugoslavia
ya que consiguió devolver a su país su identidad por encima
de sus diferencias, y su orgullo nacional. En 1941 organiza la resistencia
desde su Partido Comunista. Ante la difícil situación surge
el genio de Tito que consigue unificar las fuerzas yugoslavas en una lucha
común contra el enemigo fascista. Los aliados pronto reconocieron
a Tito como colaborador y le enviaron armas para ayudarle en la liberación.
En octubre de 1944 El Ejército Rojo libera Belgrado y, en mayo de
1945, Trieste y Zagreb. Tras la guerra se organizaron las elecciones y
el Frente
Popular ganó con mayoría absoluta. En noviembre de 1945 se
proclama la República Federativa Popular de Yugoslavia, formada
por Servia, Croacia, Eslovenia, Bosnia, Herzegobina, Macedonia y Montenegro
con Tito a la cabeza y en enero del año siguiente se proclama la
constitución. Según la constitución Yugoslavia es
una república federal socialista compuesta por varias naciones libres
e iguales con pleno derecho a la autodeterminación y a la secesión.
El nuevo estado federal es afín a la ortodoxia comunista pero independiente
de la antigua URSS, lo que se ha dado en llamar el tercer espacio, fuera
del área de influencia de EEUU y de la URSS. De hecho, Yugoslavia
estuvo a favor de la insurrección griega que desató las iras
del Kremlim. Tras la muerte del dictador comunista Stalin, se inicia una
política de acercamiento hacia la URSS pero tras la primavera de
Praga (1968) el gobierno Yugoslavo condena la invasión de la antigua
Checoslovaquia por parte de la URSS y las relaciones entre estos dos países
se enfrían. En los años setenta se recrudecen los problemas
nacionalistas y en 1980 muere Tito. En los años ochenta la grave
crisis económica remarca las diferencias económicas y culturales
existentes entre las distintas repúblicas yugoslavas y la respuesta
para hacer frente a la crisis es la contraria a la lógica: separar
las fuerzas en vez de unirlas. Cada república se preocupa únicamente
de su propio beneficio olvidándose del bien común de la Federación.
Se oyen voces que abogan por el fortalecimiento del poder central en decrimento
del poder de cada república.
|