De España zarpó en 1492 Cristóbal Colón a descubrir el Nuevo Mundo. La explotación de los nuevos territorios americanos aportó enormes riquezas a la economía española. Sin embargo, los gastos provocados por el mantenimiento del imperio y las guerras libradas en Europa acabaron con los recursos, y España no tardó en quedar aislada de las principales tendencias de la cultura europea. En el siglo XX, la larga dictadura del general Francisco Franco (1892-1975) ahogó todo brote de innovación y castigó duramente a los derrotados en la guerra civil (1936-1939), reprimió las culturas y lenguas con un centralismo represivo del que aún pueden verse las consecuencias, pero su muerte abrió la puerta a cambios fundamentales. El país adquirió un gobierno democrático, con el rey Juan Carlos I (nacido en 1938) como monarca constitucional. En la actualidad, la sociedad española ha progresado, aunque todavía existe una gran diferencia entre la vida de los campesinos de provincias y la animada prosperidad que caracteriza a las grandes ciudades. La economía española empezó a crecer en los años cincuenta, gracias al turismo, pero hubo que esperar a los ochenta y los noventa para que la prosperidad y el desarrollo industrial parecieran algo más que un sueño lejano. En 1986, ingresó finalmente en la Comunidad Europea (CE), hecho que rompió el histórico aislamiento español y que ha ayudado a disminuir la diferencia en el nivel de vida con respecto a la media europea. 

    España es un nación que agrupa varias naciones y regiones reconocidas y dotadas de cierta autonomía y soberanía por la Constitución vigente (que data de 1978). Además de las tres naciones anteriormente señaladas encontramos dispares ideosincrasias dentro de España como pueden ser la castellana, la andaluza, la asturiana.... Este hecho hace que la organización ideal de este estado sea descentralizada en comunidades autónomas que permitan el desarrollo de las peculiaridades de cada región y el reconocimiento de las naciones que conforman España. A continuación trataremos de acercarnos a la personalidad propia de Euskadi, Cataluña y Galicia.
 

    El pueblo vasco es una región de verdes paisajes con una lengua llamada euskara, muy peculiar y antigua que no guarda ningún parecido con ninguna de las lenguas conocidas, que convive con el castellano en algunas zonas y con el francés en otras. 
    Enraizado en un profundo culto a los valores tradicionales, el vasco mantiene un fuerte vínculo con sus medios naturales: la tierra y el mar. Ambos medios, tierra y mar, han determinado una forma de ser, una idiosincrasia que se proyecta como algo característico en las costumbres, la cultura y los deportes autóctonos. Algunos de estos deportes se han universalizado traspasando las fronteras de Euskadi y de Europa, como es el caso del juego de la pelota vasca en sus diferentes modalidades. Junto a la pelota conviven otras manifestaciones deportivas muy arraigadas, cuya proyección social se limita casi exclusivamente al País Vasco. Entre éstas se encuentran el arrastre y levantamiento de piedras, corte de troncos y regatas de traineras.
    Del mismo modo, tienen mucha importancia múltiples manifestaciones culturales como la música, cuya audición y participación activa en masas corales es un fenómeno arraigado desde tiempo inmemorial y consustancial con la personalidad de los vascos. Una de las tradiciones más hermosas es la de los bertsolaris, que son poetas que recitan versos en euskara de forma totalmente improvisada.
    La danza permanece también viva en el seno de la sociedad vasca como parte de su personalidad con un sentido ritual evocador del trabajo diario, la religión, la cortesía o el amor, que ayudan a definir a este pueblo, celoso guardián de sus formas de cultura y folklore. En esta página tienes una muestra de una danza tradicional vasca.
    La cultura vasca, en sus múltiples y diferentes formas que últimamente algunos tratan de homogeneizar con el empobrecimiento cultural que eso supondría, se extiende por casi la totalidad de la Comunidad Autónoma del País Vasco, por casi dos tercios de la Comunidad Foral de Navarra y por amplias zonas del País Vasco francés (sur de Aquitania, en Francia) conviviendo en zonas con la cultura española y la francesa.
    En el pueblo vasco sobra ETA.