La novela
En medio del silencio más absoluto se sintió un pisoteo profundo...

'En medio del silencio más absoluto se sintió un pisoteo profundo, regular. Eran las pisadas de algún animal, el sonido de unas patas blandas pero pesadas que se apoyaban con cautela sobre el suelo. Se movían con lentitud alrededor del campamento, hasta que se detuvieron cerca de nuestra puerta. Se escuchó un jadeo sibilante, que subía y bajaba, la respiración de la bestia. Sólo una débil empalizada nos separaba de ese horror nocturno... tuve la visión momentánea de una máscara horrenda, parecida a un sapo gigantesco, de piel arrugada y leprosa, con una boca desencajada y baboseante de sangre fresca', cuenta el periodista Edward Malone, de la Daily Gazette de Londres, el narrador de 'El Mundo Perdido' de Arthur Conan Doyle.

bestia.gif (34277 bytes)Ese ser, que según el relato respiraba con la potencia de un motor, sugería 'un organismo monstruoso'. El protagonista de la novela, el profesor Challenger, advirtió a sus compañeros de aventura que 'esta noche estuvimos a punto de entrar en contacto con un dinosaurio carnívoro'.

Hace más de 80 años estos densos encuentros con dinosaurios, las visiones de su enorme tamaño, los alaridos de animales desconocidos que rompen la noche, eran ingredientes para un nuevo escenario de acción y emoción. Y, seguramente, también para el horror hacia lo desconocido.

La trama sigue el modelo clásico de una novela de aventuras de la época. Tiene su punto de partida en la civilizada y prejuiciada Londres, donde Malone está perdidamente enamorado de Gladys, quien le dice en forma terminante que sólo entregara su corazón a un hombre famoso, valeroso, capaz de grandes hazañas. Se trata de la Inglaterra Victoriana, imperialista por naturaleza, donde nadie estaba pendiente de las pequeñeces.

El periodista, desconsolado por su vida rutinaria, conoce luego al Profesor Challenger, un impulsivo científico que lo conduce a una de las agitadas sesiones del Instituto de Zoología, donde hay un debate sobre nuevos descubrimientos, una escena clásica de tantas obras literarias de aventuras... Pero nadie le cree a Challenger la historia sobre una meseta habitada por seres prehistóricos vivos, pese a que presenta como evidencias las anotaciones y los objetos del explorador Maple White, un estadounidense que había visitado el sitio antes de morir consumido por las fiebres en la selva.

En medio del tumulto, el Instituto decide enviar una expedición que queda integrada por Challenger, acompañado el escéptico profesor Sumerlee, el audaz explorador Lord Roxton y el narrador de la aventura, el periodista Malone, quien como buen romántico de aquellos tiempos sólo piensa en conquistar a su amada a través de una hazaña épica.

Tras una serie de divagaciones, la expedición surca el río Amazonas hasta pasar Manaos, donde toman un tributario hacia el norte. Malone se reporta a los lectores de la Daily Gazette, pero recuerda que los datos geográficos han sido alterados para no revelar la verdadera posición del lugar desconocido hacia el cual se dirigen.

disco.gif (12454 bytes)Después de una serie de peripecias llegan hasta la pared vertical de la montaña, que en realidad es un Tepui. La única forma de subir hasta el planalto es utilizar un árbol como puente desde un promontorio cercano. Ya en la superficie de la meseta se produce el descubrimiento de los seres prehistóricos, primero una garrapata gigante, luego los iguanodontes pastando en una pradera, más allá los nidos de pterodáctilos que hacen chasquear sus picos con furia.

'Nos han ocurrido las cosas más maravillosas, y continúan ocurriéndonos', escribe Malone.

La interacción con el mundo prehistórico genera todo tipo de peripecias para el grupo de aventureros quienes, en el clímax de su paso por el Tepui intervienen con sus rifles en una contienda entre indígenas y una especie de hombres-mono, quienes resultan brutalmente castigados tras su derrota por los blancos, en una muestra de la moral propia de una Inglaterra racista que encabezaba la lista de las potencias coloniales.

Las aventuras en la meseta llegan a su final, descubren una salida hacia la 'tierra firme' donde los espera (¡por supuesto!) un fiel criado negro. Luego regresan a Londres, Malone para descubrir que Gladys se había casado con un monótono escribiente de una procuraduría, y Challenger para enfrentar nuevamente la incredulidad del Instituto de Zoología.

Sólo que en esta oportunidad tiene un as bajo la manga. Para aplacar las críticas el profesor abre una jaula desde la cual emerge un pterodáctilo. Ante los gritos de terror, el ser prehistórico alza el vuelo.

'Circulaba lentamente alrededor del recinto del Queen's Hall con el aleteo seco y correoso de sus alas de 10 pies, mientras un olor pútrido invadía toda la sala', según el recuento de la Daily Gazette sobre ese memorable acto. Al final, los héroes de la aventura son aclamados como tales, sin que a nadie le quede nada por dentro.

El ser alado, entretanto, se escapa a través de una ventana abierta y su sombra revolotea, misteriosa, en las profundidades de la noche londinense.

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