El dantesco inframundo
de la investigación y experimentación, sea en laboratorios
o en Universidades y escuelas, martiriza y mata anualmente a cientos de
millones de animales en repetitivos y absurdos experimentos. A pesar de
las diferencias físicas y funcionales
entre todos los seres vivos, para autorizar la comercialización
de sustancias y productos químicos, las administraciones sanitarias
siguen exigiendo experimentar en estos modelos inadecuados y admitiendo
como fiables resultados alterados por el sufrimiento y las artificiales
condiciones de vida. Todo ello, ha permitido validar sustancias peligrosas
y contaminantes que sólo han revelado sus efectos después
de años de muertes y destrucción. Además, la masacre
de estos inocentes sirve en un 60 % para aprender como matar en experimentos
con fines bélicos, un 30% tiene fines
cosmetológicos y
sólo un 10% tiene una finalidad sanitaria.
|