Patricia Noguera Escamilla
Profesora Titular Universidad Nacional
de Colombia.
Directora IDEA Manizales
E-mail: anoguera@nevado.manizales.unal.edu.co
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Es escasas oportunidades hemos asistido a seminarios, aunque llamamos seminario a muchas cosas que no lo son. Las condiciones para la realización de éste distan mucho de los comúnmente llamamos seminario, porque para realizarlo es necesario que todos los participantes participen en igualdad de nivel, pero desde sus diferencias. Dicho de otra manera, para realizar un seminario es necesario que los asistentes sean pares y que el orientador permita que esto sea posible. Para ello, el primero que debe ejercer su racionalidad pública es el orientador. No se entiende cómo un orientador de un seminario nunca ha publicado sus saberes para exponerlos a la crítica académica, o lo haya hecho en muy raras ocasiones (dos o tres veces, en quince, veinte o venticinco años de docencia). El seminario es un semillero donde se construye un saber para lo cual hay que partir entonces de un saber básico, y es que todos los saberes están en construcción. No existe un saber terminado. En el momento en que el saber esté terminado muere, pues la vida de un saber es precisamente su propio movimiento en diferentes direcciones, intensidades y velocidades. (Deleuze - Guattari 1993). Los integrantes de un seminario deben aportar dentro de una racionalidad comunicativa, es decir dentro de esa praxis universal habermasiana, (Habermas, 1990) diferentes argumentos, diferentes miradas sobre un saber que es planteado en el seminario, como un problema y por lo tanto como un asunto complejo. En realidad todos los saberes surgen del planteamiento de problemas, lo cual exige una mirada interdisciplinaria. El administrador de empresas que va a realizar una investigación, debe plantearse un problema a investigar. Con saber plantear un problema ya está investigando, y al hacerlo descubre que su problema es un campo donde la economía, la historia, la política, el contexto ambiental, las formas culturales de organización se anudan como un tejido en donde no hay necesariamente una sola dirección de los hilos. La interdisciplina está a la base de cualquier problema a investigar.
Aquí encontramos un gran escollo: nuestra universidad no es interdisciplinaria lo que hace que la docencia sea disciplinar. Esto significa la fragmentación de los problemas en partes, hasta perder la conexión con el problema. Entendemos un problema de la matemática, y a partir de él, resolvemos muchos, con base en el problema conocido que nos sirve de modelo; pero cuando aparece un problema desconocido no somos capaces de resolverlo. Por qué? Porque la resolución del problema modelo no nos llevó a mirar otras modalidades o posibilidades de ampliación del problema, muchas veces por temor a entrar en otra disciplina. Y aunque se hable hoy en día de interdisciplimas como la bioelectrónica, o la etnomatemática, en nuestra universidad seguimos trabajando en el campo meramente disciplinar.
Un seminario, en sentido estricto, parte de un problema interdisciplinar. Y el concepto de seminario, ya nos exige la interdisciplina: es un método de investigación, lo cual hace que tengamos que acudir a la metodología de la investigación, que no es una disciplina sino un elemento fundamental y diferente para cada área de conocimiento. Por tanto, si es un método no puede definirse en su esencia sino dentro del campo en el cual se va a trabajar. Pero en todos los casos el seminario, así sea de microfísica que para algunos es una disciplina muy especializada, debe realizarse desde diversas miradas. Ya internamente, los integrantes de dicho seminario llegarán a acuerdos en el sentido de qué teorías de la microfísica se van a discutir y por qué, lo cual exigirá que los integrantes participen con escritos argumentados científicamente de por qué su teoría puede ser válida. Cada integrantes debe estar abierto a la crítica, lo cual lleva a que dentro del seminario se practique una ética del respeto por los diferentes argumentos. No respeta aquel que calla, sino aquel que piensa y aporta críticamente. Lo que se construye en un seminario es un saber, por lo cual entre más se enriquezca, mejor. La ética del respeto, está entonces en las diferencias, y no en el silencio de quien no sabe argumentar. Ese tarde o temprano sale del seminario, o hace un gran esfuerzo para nivelarse.
Tenemos entonces dos campos del conocimiento que hacen parte del concepto de seminario: la metodología de la investigación y la ética comunicativa. Tenemos otro: la política. Recordemos que política significa la ciudad de dios, el cuidado de dios por medio de la civitas, es decir las normas, la ley pública. Una bella práxis de ser ciudadano está en la praxis comunicativa del seminario. Aprender a discutir, a disentir con argumentos, exige rigor en el conocimiento, pero también saber deponer las armas. El ciudadano no es aquel que tiene una cédula de ciudadanía, sino aquel que construye civitas. Nuestra universidad deberá aportar a esta sociedad en crisis mejores ciudadanos que no se forman en la tiranía, sino en el ejercicio racional de la democracia: es decir la razón comunicativa y dialogante.(Habermas, 1990)
Una cuarta disciplina o campo del conocimiento
es la estética. La ética sin la estética es fría.
La estética sin la ética es rapsódica. La estética
no es solo la filosofía y teoría del arte,
sino ante todo, la práctica
de la armonía, el equilibrio, la proporción. Cuando no podemos
defender nuestras tesis académicas con argumentos, sólo nos
queda la fea (desproporcionada y desequilibrada) reacción de la
burla, la omisión voluntaria, la negación del otro, la exclusión,
la violencia hablada o escrita (Schiller, 1990). Cuando sabemos que el
otro tiene una tesis más estructurada conceptualmente que la nuestra,
seguro aceptamos y agradecemos su aporte. Pero para ello nosotros mismos
tenemos que saber, porque de los contrario cómo podremos decir que
lo otro no es? Saber sobre algo, nos exige estudio y dedicación;
lecturas permanentes, escrituras frecuentes también. Por ellos para
participar en este preseminario sobre el ´seminario, era necesario
que los participantes llegáramos documentados sobre el tema.
Una quinta disciplina es la filosofía. No podemos trabajar sobre un problema sin su reconceptualización. Y ahí, tenemos que acudir a la historia del concepto, a sus movimientos, saltos, ritmos. Los conceptos se construyen a partir de elementos muchas veces contradictorios si se les mira fuera de contexto. (Deleuze - Guattari 1993) Los conceptos siempre son colchas de retazos, collages si se quiere acudir a un concepto estética de realidad. El concepto de historia, por ejemplo, es uno para los griegos, otro para los modernos, y otro para los postmodernos: para Vattimo (1985) estamos en el fin de la historia como concepto hegeliano. La historia ahora es etno, pues debe mirar siempre las particularidades, las diferencias, superando así el sentido universal, homogéneo y unidireccional de historia, planteado por los ilustrados del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Miremos entonces cómo, cualquier tema, por sencillo que parezca se nos complejiza desde la perspectiva interdisciplinaria. La pedagogía por ejemplo, está presente en nuestro análisis del concepto de seminario. Un saber comunicado verticalmente en escasas ocasiones se torna un saber crítico. Un saber construido desde diversas miradas críticas, se convierte en un saber propio, identitario y cultural. El fracaso innegable de las formas de relación pedagógicas mecanicistas principalmente, radica en que los saberes permanecen extraños. Si yo miro un perro extraño y hablo de él, sólo puedo decir de él su color, su tamaño, su apariencia; si hablo de mi perro, hablo de sus sentimientos, de sus formas de ser, de su historia, de su afectividad, de su inteligencia. Así es el saber. Si este permanece ajeno a mí, sólo puedo decir de él, aquello que percibí en escasos momentos en los cuales lo escuché o lo tuve frente a mí. Si yo participo en su reconstrucción, me apropio de él, sé cómo se comporta, cómo cambia, por qué tiene sentido. Pedagógicamente, el seminario nos permite participar de los saberes, no como en un ciclo de conferencias, sino a partir de un apropiación y construcción. El ciclo de conferencias debe complementar, ampliar enriquecer unos saberes construidos por quienes participan de dicho ciclo. Por ello el seminario lleva a otras formas de comunicación académica moderna que deben entrar dentro de esa red llamada investigación. La misma clase magistral, debe hacer parte de esa red. Es cuando el maestro tiene la palabra, y ahí en ese espacio público del aula de clase, presenta sus teorías, sus propuestas, sus miradas.
Este es mi sueño de universidad que de alguna manera quiero compartir con mis colegas y mis estudiantes de nuestra querida universidad, con la ilusión de que participen de este sueño. Al fin y al cabo, soñando es como construimos nuevas realidades.
Bibliografía
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