Textos & Contextos. Año 1, N. 17 Desde el Eje Cafetero de Colombia                       Volver a Portada N.17

Gonzalo Duque Escobar
Profesor Universidad Nacional de Colombia
E-mail: gduque@nevado.manizales.unal.edu.co

 
 

MANIZALES NO ESTA PREPARADA PARA UN TERREMOTO

Definitivamente, en Manizales no estamos preparados para un sismo similar al del 25 de enero , cuya fuente sísmica asociada a la falla de Romeral, lo hace diferente a los sismos de la zona de subducción ya conocida, por los terremotos profundos de 1962, 1979 y 1995.

Este es el primer desastre sísmico que alcanza la categoría de catástrofe en el Eje Cafetero y, por tanto, es la segunda oportunidad, después de la erupción del Volcán del Ruiz, que tenemos para reeconstruir el hábitat sin la vulnerabilidad que se pone en evidencia con el sismo, porque la sociedad está conmovida.

Las laderas, que son las cuestas naturales, quedaron en pie, pero no los taludes, como se observa en Pijao, donde los cafetales están intactos, pero no las vías de media ladera que se derrrumbaron en toda su longitud y por el costado del corte. Igualmente las mezclas de bahareque y ladrillo cayeron, como también las viviendas mal cimentadas, o sin columnas y vigas, o construidas sobre los terrenos de relleno inadecuado, o con pesados techos sobre madera afectada por hongos y termitas.

La ciudad de Manizales está sobre suelos más frágiles que los del abanico aluvial del Quindío, a causa de los cortes y llenos necesarios para fabricar los lotes; además, el desarrollo urbanístico es medio siglo más antiguo que el de la centenaria Armenia, y por lo tanto debe resultar más deteriorado el estado de las viejas construcciones y necesario un programa de renovación urbana y de salvaguarda del patrimonio arquitectónico enriquecido por la arquitectura ecléctica y republicana.

Las grandes lecciones del terremoto del Quindío obligan a proponer un programa para un manejo sistémico del riesgo sísmico de Manizales, soportado en los siguientes proyectos prioritarios:
 

1. Constitución de un Consejo Asesor para orientar al Alcalde y verificar las actividades del Comité de Emergencia, que no pueden reducirse a lo asistencial, dejando de paso la planeación para la prevención. El sector privado y la academia deberán participar del Consejo y su líder deberá cogestionar recursos externos para apoyar el programa.

2. Implementar el Comité Permanente del Código de Construcciones Sismorresistentes, para mitigar la vulnerabilidad sísmica funcinal y estructural, ejerciendo actividades de veeduría y observación extendidas al estado de las construcciones antiguas y nuevas. La dinámica de la ciudad es preocupante, en especial sobre las zonas subnormales y los asentamientos populares.

3. Impulsar la investigación científica local para concretar la microzonificación sísmica de la ciudad, instrumento necesario para el análisis integral de la vulnerabilidad de las zonas intervenidas, de las líneas y puntos vitales, y que define la aptitud y usos del suelo urbano. La investigación geotécnica y geofísica y la instrumentación, se encuentran rezagadas.

4. Adecuar y mejorar los equipos y servicios de emergencia, y fortalecer la capacidad de respuesta de las instituciones, para aplicars a la prevención y atención de desastres. El esfuerzo de los voluntarios de las organizaciones de socorro y salvamento, héroes del desastre del Eje Cafetero, no se corresponden con la penuria de sus recursos. Tampoco se tiene cubrimiento con radio en frecuencia de emergencia para todas las veredas, ni existe equipo de extinción de incendios para accederlas en caso de incendio forestal o del caserío.

5. Preparación de la comunidad para prevenir los desastres y para responder a las emergencias derivadas de los sismos (incendios y deslizamientos), tanto en los escenarios públicos, escolares y de trabajo, como en los residenciales. En Armenia se han demolido más de 250 edificios y en Pijao el 58% de las residencias quedaron total o parcialmente destruidas por ese sismo superficial de tanto poder destructivo.

6. Generar instrumentos eficaces de asegurabilidad colectiva para terremoto, que permitan proteger la vida y los bienes. Mediante intervenciones físicas a taludes y estructuras vulnerables, y seguros de cra al riesgo de cúmulo para viviendas, como se lo propone el señor Alcalde (e) en una fundamental propuesta dada a conocer al Comité Local de Emergencia el pasado 28 de julio, que se debe apoyar para no depender de futuros auxilios, tipo FOREC, para atender a los desposeidos de techo por un terremoto.

Finalmente, recordemos que la mejor solución para mitigar el riesgo sísmico, dado que no se puede intervenir la amenaza, es intervenir la vulnerabilidad, aplicando el refrán "más vale prevenir que curar". Para el efecto, debe recurrirse a la planeación, a la acción anticipada y a la prevención de desastres con base científica y solidaria, pero con responsabilidad civil y política.

Manizales, julio 29 de 1999

Artículo relacionado: El sismo y la vulnerabilidad social: Gonzalo Escobar Téllez 1