Augusto Angel Maya.
Profesor Universidad
Nacional de Colombia, Sede Manizales
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5.2. El paradigma tecnológicoQuinta Parte: Las Articulaciones de la Cultura
La técnica en la historia(En número anterior: El significado
Prometeo encadenado, la percepción cultural de la teconología
La técnica como instrumento adaptativo
El desarrollo técnico se ha dado, al igual que el proceso evolutivo, más por saltos que por evolución constante y regular. Los primeros instrumentos encontrados en el desfiladero de Olduvai en Africa, datan de hace unos dos millones de años y son simples lascas no modificadas que se utilizaban para cortar, o piedras más grandes para golpear. Suponía ya un uso predeterminado, porque el material de Cuarzo tuvo que ser transportado de lejos.
Es muy escaso el desarrollo técnico durante el largo período de adaptación biológica. Un poco menos de dos millones de años subsistió y evolucionó la especie con instrumentos primitivos. Sin embargo, la conquista de las tierras templadas exigió un nuevo esfuerzo técnico. Ciertamente el hombre de Pekín había logrado el manejo artificial del fuego y sin este «instrumento» no se hubiese podido adaptar a los rigores del nuevo clima.
La revolución neolítica significó el cambio tecnológico más importante de la historia. Casi todos los animales domésticos que conocemos y la mayor parte de las especies vegetales fueron sometidas durante esa época del dominio del hombre. Aparece la alfarería que es la primera transformación química inducida por la técnica, lo mismo que la industria textil. El hombre aprovechó la fuerza de los animales y la del viento, inventó el arado, el carro de ruedas y el bote de vela. Logró el aprovechamiento de nuevos materiales como el cobre, los cristales, el barro para la construcción de ladrillos.
Los avances técnicos ocurridos desde el neolítico hasta la Revolución Industrial moderna, son relativamente escasos. La agricultura impulsada por tracción animal y las fuentes energéticas fueron prácticamente las mismas hasta el siglo XVIII. En 1780, el hombre dependía todavía en aproximadamente un 80% de la energía de los animales de tracción y de su propio brazo.
Conocemos los grandes adelantos técnicos del desarrollo moderno: el torno de hilar (1764), el telar hidráulico (1769), la tejedora de Crompton (1779), herramientas que reemplazaron la fuerza humana en la industria textil. Por la misma época, el desarrollo científico, aplicado exclusivamente desde el tiempo de la Roya Society a incremento de la técnica, lograba, tras innumerables esfuerzos, la condensación del vapor.
Desde Galileo y Newton la ciencia va tomando la delantera sobre la aplicación técnica y empieza a resolver en modelos teóricos los problemas inmediatos de la práctica. Esta aplicación de la ciencia al desarrollo tecnológico es más clara aún en el presente siglo. Los modelos teóricos preceden la aplicación inmediata e incluso las observaciones empíricas. Yukawa predice la existencia del mesón antes de ser observado. Igualmente los neutrinos fueron previstos por Pauli mucho antes de ser detectados experimentalmente.
Es imposible enumerar en un breve espacio la inmensa acumulación tecnológica del presente siglo. En el microscopio electrónico el hombre ha aumentado mil veces sus posibilidades de observación del mundo infinitamente pequeño. El dominio de ondas electromagnéticas ha posibilitado adentrarse en el espacio a distancias de miles de millones de años luz. Los tubos de rayos catódicos permiten reproiducir la imagen y seguirla en su movimiento. La necesidad de calcular la trayectoria del proyectil hizo posible el descubrimiento de los computadores electrónicos. Con la fusión de los elementos más simples se han podido condensar productos que no se encuentran en la naturaleza, como los polímeros y los plásticos.
En otros campos, el control de la herencia ha permitido mejorar las especies vegetales, al menos para aplicarla al uso humano y la agroquímica ha permitido aumentar considerablemente la producción de alimentos. Con el motor de combustión interna se pudo alcanzar una mayor capacidad de desplazamiento personal, en contraste con las rutas fijas del ferrocarril y la aviación superó las barreras de los accidentes geográficos y nos hizo comprender mejor la unidad del planeta. El servomecanismo no sólo reemplaza la fuerza del brazo o prolonga los sentidos, sino que toma el lugar del hombre mismo en muchas funciones.
El problema ambiental es el precio que el hombre tiene que pagar por su desarrollo tecnológico. La técnica es una exigencia biológica del hombre. Ella le sirve para adaptarse y transformar el medio ambiente, pereo esta transformación tiene sus costos. A lo largo de toda la historia de las especies antropoides, desde el momento en que en el valle de Orduval nuestro lejano antepasado pulió unas piedras para defenderse o para preparars su alimento, el avance del hombre ha significado la transformación del sistema natural. Una transformación que no siempre o casi nunca ha resultado favorable al desarrollo de los sistemas vivos.
El problema ambiental no es una característica del hombre moderno. Es probable que el cazador primitivo haya incidido en la extinción de la fauna caracteristica de la última glaciación. Junto a los restos de las culturas humanas se han encontrado grandes depósitos fósiles de animales sacrificados. ¡Qué significan los restos de cerca de cien mil caballos encontrados alrededor de las culturas de Solutré o innumerables restos de mamuts que acompañaban las culturas de Premont? El cazador primitivo tenía dos herramientas de un inmenso poder: el fuego y el veneno. Como vimos, el neolítico significó la verdadera revolución tecnológica del hombre. El impacto de esta revolución recae principalmente sobre las estructuras de las cadenas tróficas. La invención de la agricultura y la domesticación de los animales es la transformación más drástica de las leyes generales del ecosistema realizada por el hombre.
El impacto de la tecnología moderna ha sido suficientemente analizado desde Estocolmo a Río. El cambio climático, el debilitamiento de la capa de ozono, la lluvia ácida, la pérdida progresiva e erreparable de biodiversidad, la erosión creciente de los suelos, la contaminación de las aguas y el aceleramiento de la escorrentía, todos ellos son problemas que ocupan ya la conciencia pública. El inmenso desarrollo tecnológico ha traído secuelas ambientales que preocupan al hombre moderno.
Frente al problema ambiental originado por el desarrollo tecnológico se han planteado dos tipos de posiciones. Por una parte, el pesimismo proveniente del campo de la ecología o de un humanismo antitécnico y por otra el optimismo que cree en la posibilidad de superar cualquier crisis con recetas técnicas.
El pesimismo más radical quisiera prescindir de la tecnología, para poderse acoplar de nuevo a las condiciones ecológicas, como lo hace cualquier especie. El más benigno se contenta con recomendar tecnologías primitivas que causan menos daño al ambiente. En la otra orilla el optimismo tecnológico exige el desarrollo a cualquier precio o espera que la técnica encontrará por sí misma las soluciones.
La solución, por supusto, no radica en prescindir de la técnica, sino en orientarla. El hombre no puede regresar en la evolución y ha sido expulsado definitivamente del paraíso ecosistémico. El hombre es biológicamente un animal tecnológico.
Por otra parte, los problemas son demasiado graves para solucionarlos con herramientas primitivas. Además la tecnología moderna es la que ha permitido el crecimiento poblacional y no se puede alimentar la población actual con herramientas de la época protoagraria.
Ello, sin embargo, no significa que el hombre encontrará automáticamente las salidas de los problemas técnicos que plantea la crisis ambiental. El optimismo tecnológico tiene el inconveniente de ser históricamente falso. El hombre no ha encontrado siempre la salida técnica. Los babilonios no pudieron corregir los efectos de la salinización, ni el Imperio Romano pudo evitar la erosión de los suelos. Los Mayas tampoco encontraron salidas técnicas al manejo del agua en la selva del Petén.
Los problemas técnicos que enfrenta el desarrollo moderno son de una enorme complejidad y las soluciones no están escritas en ninguna cartilla. No tenemos soluciones tecnológicas para reciclar el nitrógeno o el carbono en las cantidades quemadas por los automotores. El manejo de ela energía fósil ya es de por sí un reto y no sabemos si como decía Adams: «somos hijos del carbón y pereceremos con él».
En frente, como solución, está sin duda la energía nuclear y dígase lo que se diga en las antesalas de la política, no tenemos todavía la tecnología necesaria para hacer de la energía nuclear un instrumento inofensivo.
Lo mismo podría decirse de cualquiera
de los problemas ambientales contemporáneos. ¿Cuál
es la receta técnica para evitar la pérdida de la biodiversidad?
Sin duda existe tecnología para descontaminar las aguas, pero los
costos pueden superar la buena voluntad de cualquier gobierno. Con esta
reflexión, entramos en el capítulo siguiente. La tecnología
no es omnipotente, porque entre otras cosas, aunque ella tuviese las soluciones,
éstas dependen de una voluntad política y económica.