los queridísimos y derrochones de simpatía profesor Diego Golombek e instructores Willy Skilton y Luciano Marpegan, no sólo por sus cálidas enseñanzas fisiológicas sino por su constante preocupación hacia el estado intelectual y anímico de sus alumnos;
Guillermo Ortega y José Luis Unamuno por el suministro de material que sirvió de buena base teórica para el entendimiento del tema, y fuente de gráficos didácticos;
Mariana, del laboratorio de oncología de la universidad, y Dr. Graciela Glikman, por aclararme las dudas que me quedaron después de leer todo el material;
mi mamá! porque me ayuda en todo, me escucha aunque le hable de temas aburridos y siempre hace buenas sugerencias, comentarios y críticas (además del pochoclo que me hace para que coma mientras estudio);
mi papá y mi hermano Christian por cederme la computadora cada vez que la necesito;
y a Martín, por solucionarme todos los problemas informáticos de último momento, por aguantarme en épocas de parciales y por quererme tanto.