Una breve biografía de Bernard Leach
(1887-1979)
Es el más importante ceramista de estudio inglés, y seguramente
uno de los más influyentes de la época moderna. Nació
en Hong Kong, de familia británica, y sus primeros pasos en el arte
fueron como como pintor y aguafuertista. En 1909 viajó a Japón,
donde estudió cerámica con Ogata Kenzan VI (último
de la dinastía formada por Ogata Kenzan). Fue el primer ceramista
europeo que asimiló integralmente la estética y la filosofía
de los antiguos ceramistas japoneses, coreanos y chinos, y un pionero en
los intentos por introducir estos conceptos en Occidente. Según
cuenta Soyetsu Yanagi, antiguo director del Museo Nacional de Folklore,
de Tokio, Leach y su "hermano en arte" Tomimoto, aprendieron mucho del
anciano Kenzan. Sus esfuerzos fueron recompensados porque el maestro les
concedió un "certificado de pericia", caligrafiado en papel hosho.
Considerando que el viejo Kenzan murió sin herederos –añade
Yanagi--, Leach y Tomimoto deberían recibir en justicia el título
de "séptimo Kenzan" pues son los únicos discípulos
que dominan en rigor el arte de la cerámica raku.
En 1920, después de pasar once años en Oriente, volvió
a Inglaterra y fundó la locería Leach en St. Ives, en la
península de Cornualles, con su discípulo y colega japonés
Shoji Hamada, quien tres años después regresaría a
su país y sería el principal ceramista de su época.
Según se sabe, aun distanciados llevaron una amistosa relación
de intercambio durante mucho tiempo. Josep Llorens Artigas, más
el famoso ceramista español (si descontamos que Picasso no fue un
verdadero ceramista), dejó una sentencia que muestra su admiración
por este dúo: "Bernard Leach, inglés, y Shoji Hamada, japonés,
son para mí los dos apóstoles contemporáneos del oficio".
Leach, aunque debía algo a la cerámica inglesa medieval
y del siglo XVII, sobre todo al slipware, se dejó llevar sobre todo
por su conocimiento del raku japonés, una forma de cerámica
áspera y tosca, pero de gran fuerza y belleza. Su obra personal
incluye sobre todo piezas de uso doméstico, como vajillas, jarras,
platos y floreros; la forma es sencilla y robusta, de paredes gruesas y
siempre imperfectas, decoradas con esmaltes clásicos orientales,
como el famoso celadón, y algunas decoraciones con trazos rápidos,
con temas de plantas o animales. Sostenía que "los cacharros de
barro, como todas las forma de arte, son expresiones humanas", y a través
de sus obras y de sus escritos se le debe, más que a nadie, la introducción
en Europa del concepto japonés del ceramista como "artista", y no
como mero artesano, así como la idea de que el cacharro modelado
a mano, con una textura superficial irregular, es de algún modo
"superior" a las piezas mejor acabadas de cerámica o porcelana,
ya sean hechas a mano o a máquina, antiguas o modernas. En su libro
Manual del ceramista, aparte de muchas cuestiones técnicas, fórmulas
de esmaltes y narraciones de famosas horneadas, Leach se manifiesta siempre
contra la producción industrial, contra la manufactura fría
de prpoductos que podrían seguirse haciendo a mano. Obviamente era
un romántico, pero visto el desarrollo actual de la humanidad, seguramente
se hubieran necesitado (y todavía se necesitan), gente como él,
que lleven sus principios personales más allá de la aterrizada
lógica del consumismo.
En 1930 se sumó al taller su hijo David Leach, quien en 1955
se separó y puso taller por su cuenta en Devon. Algo parecido hizo
su otro hijo, Michael, quien trabajó con su padre durante cinco
años y luego se unió a su hermano. Su nieto, John, también
trabajó en St Ives y posteriormente se instaló por cuenta
propia en Somerset.
Leach se casó en 1956 con Janet Darnel, una ceramista que también
estuvo en Japón y trabajó con Hamada durante un par de años.
En los primeros tiempos del taller, Leach se dedicó a elaborar una
obra sobre todo individual, pero después ingresaron jóvenes
aprendices de la localidad y también ceramistas noveles atraídos
por su fama y el deseo de aprender. Aunque Leach nunca dio clases formales
en instituciones educativas, si fomentó la difusión de sus
ideas a través de charlas, seminarios y sobre todo el aprendizaje
de gente nueva que pudo trabajar a su lado, sea ayudándole en su
producción, sea elaborando sus propios trabajos pero bajo la supervisión
del maestro. Durante los últimos años, aparte de la obra
individual de Leach, destinada a exposiciones y colecciones, el taller
produjo numerosas piezas en serie, para uso doméstico, sencillas
y de precio módico. Bernard Leach se retiró del taller en
1974, por problemas en la vista, y el taller siguió adelante bajo
la supervisión de Janet y del maestro William Marshall. El gran
ceramista falleció en 1979.
Hay varios libros que estudian su obra, como The Art of Bernard Leach, de C. Hogben, publicado en Londres en 1978. Esta biografía está tomada, en versión libre, del Diccionario de las artes decorativas de Fleming y Honour, Alianza Editorial, 1987, y de otros documentos y testimonios.