Las bacterias (Esquizomicetos) son
organismos primitivos, unicelulares, carentes de un núcleo diferenciado. La equivalencia
de dicho núcleo se encuentra en la forma de los llamados "nucleoides",
dispersos en el citoplasma y portadores de ADN. La Clorofila falta también normalmente,
por lo que suelen ser organismos heterótrofos, aunque no falten los autótrofos (algunas
sulfobacterias y nictrobacterias). Su forma es variable (cocos, bacilos, espirilos) y no
faltan ocasiones en las que las bacterias pueden ser filamentosas o ramificadas. Tienen
una delicada membrana celular de composición hemicelulósica y a veces quitinosa. Pueden
presentar diminutos flagelos plasmáticos de disposición variable.
Las bacterias tienen una enorme
importancia en la vida marina, no sólo como elementos indispensables en la cadena
trófica (destrucción de la materia orgánica y liberación de los elementos minerales),
sino también en la elaboración de dicha materia orgánica (ciclos del Carbono y del
Nitrógeno). Se encuentran en todo el ámbito batimétrico del sistema bentónico marino
y, aunque más abundantes en los niveles más superficiales, está demostrada su
existencia en los grandes fondos marinos (a más de 5.000 m de profundidad).
- La producción de sustancia orgánica en las aguas
se debe principalmente a las cianofíceas y a las algas, y mayoritariamente, a las formas
microscópicas del fitoplancton. Las plantas superiores participan en estos procesos de
forma marginal. La mayor parte de las bacterias y todos los hongos, que son, organísmos
heterótrofos, no entran en el ciclo de producción primaria de la materia orgánica. Solo
cuentan para ello el reducido grupo de bacterias fotoautótrofas y quimioautótrofas. El
período generativo de las bacterias del agua varía entre 20 minutos y varios días
dependiendo de la especie, de la temperatura, de la concentración de principios
nutritivos y de otros varios factores. En las aguas eutróficas cálidas dura normalmente
unas pocas horas.
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- La microflora marina sufre constantes modificaciones
en función de la propia evolución de la degradación de la materia orgánica. Esto se
puede confirmar mediante simples observaciones microscópicas. Por ejemplo, OLAH (1972)
encontró a lo largo de 14 días una sucesión de 4 poblaciones bacterianas distintas
estudiando la descomposición de un junco (Phragtnites communis). En menos de 12 horas
predominaban grandes bacilos que utilizaban como alimento los principios nutritivos
disueltos. 4 días después eran reemplazados de forma casi total por pequeños cocos. A
las 9 días aparecían colonias de cocos grandes que invadían las partículas de junco.
Los citófagos (desintegradores de la celulosa) fueron los siguientes en desarrollarse
sobre el detritus. A los 14 días, los grandes cocos alcanzaban una proporción mayor del
50%. En este tipo de sucesiones condicionadas por !a disponibilidad de alimento participan
también los hongos y diversos animales inferiores.
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- Básicamente, tanto las bacterias como los hongos,
contrariamente, por ejemplo, a los protozoos, sólo pueden utilizar sustancias disueltas.
Por lo tanto la materia que aparece en forma de partículas tiene que ser disuelta
previamente por enzimas extracelulares. La utilización de estos nutrientes puede
efectuarse de dos formas distintas: la activa, que se produce de forma selectiva a través
de la membrana citoplasmática y requiere energía, y la pasiva, que se efectúa por
simple difusión y sin necesitar aporte energético.
- La incorporación activa se realiza por medio de
enzimas específicos que se llaman permeasas. Por este sistema, la utilización puede
realizarse en concentraciones muy escasas y a altas velocidades de transporte. La
utilización pasiva, sin embargo, exige que se alcancen altas concentraciones lo que no
suele suceder en el medio natural. No sucede así cuando se trata de sustancias extrañas,
por ejemplo, tóxicos, que podrán utilizarse pasivamente de forma inmediata hasta que se
equilibre la concentración con el interior de la célula.
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- La producción secundaria de bacterias y hongos
C-heterótrofos suele ser considerable ya que utilizan para formar su propia sustancia
celular entre 20-60% de la materia orgánica que consumen y entre 40-80% para sus
necesidades energéticas. Para ello transforman la materia orgánica, en determinadas
condiciones, en sustancias minerales siendo esta remineralización de los compuestos
orgánicos la principol función de bacterias y hongos en el equilibrio de las aguas·
Así es como los nutrientes de las plantas, presentes por sí mismos en cantidades
mínimas, se incorporan de forma constante al ciclo material permitiendo su desarrollo
ininterrumpido. La remineralización completa tiene lugar generalmente en presencia de
oxígeno, es decir en aguas aerobias ya que en ambientes anaerobios los ciclos de
degradación suelen quedar incompletos. Las sustancias fácilmente atacables (azúcares,
proteínas ...) suelen descomponerse rápidamente por oxidación mientras que las más
resistentes (grasas, celulosa ...) experimentan una acumulación y contribuyen a formar el
llamado humus marino.
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Ciclo del Carbono: el poder
glucidolítico de las bacterias marinas es mucho menor que el de las terrestres, pero
existe. La celulosa es atacada por Pseudomonas y Cytophaga (aerobias) y Plectridium
y Terminosporus (anaerobias). La quitina, proporcionalmente más abundante en el
mar que la celulosa, es atacada por bacterias que pertenecen, generalmente, a la familia
de las Pseudomonadáceas.
Ciclo del
Nitrógeno: El proceso de
amonificación (degradación de los compuestos nitrogenados a amoníaco) parece ser que la
práctica totalidad de las bacterias pueden llevarlo a cabo. En la nitrificación (paso
del amoníaco a nitritos y posteriormente a nitratos) intervienen diferentes bacterias
como Nitrosomonas (amoníaco a nitritos) y Nitrobacter (nitritos a
nitratos). En la desnitrificación intervienen un número mucho mayor de bacterias como Vibrio,
Flavobacterium, Pseudomonas, Erwinia, Achromobacter y Acinetobacter.
La fijación del nitrógeno, reacción marcadamente endotérmica, es llevada a cabo por Azotobacter(aerobia)
y Clostridium(anaerobia)
Ciclo del Azufre: intervienen
bacterias sulfooxidantes como las Protobacteriáceas, Begiatocáceas y las tiobacterias
purpúreas (con pigmentos) y bacterias sulforreductoras, normalmente anaerobias,
importantes en la producción del SH2.
En bastantes ocasiones, las
bacterias marinas intervienen en la síntesis de determinados compuestos orgánicos o en
su preparación previa, como en el caso de las vitaminas, en cuya síntesis o en la
preparación de la misma intervienen Pseudomonas, Flavobacterium, Azotobacter
y Streptococcus.