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Todo
era azul en la primer salida...
Azul
la embarcación, azul el puerto.
El
corazón, hacia la luz abierto,
soñaba
con la tierra prometida.
Y
en el retorno, con pavor de huida,
anclo
en mi propia soledad y advierto
que,
tras de mí, se iluminó el desierto
y
que en la luz se me quemó la vida.
Aquel
azul... ¿era un azul de aurora?
Bajo
la niebla, el corazón ahora
no
atisba las señales para el viaje
sin
término, sin rumbo, sin destino.
Aquel
azul me alucinó el camino...
Y
fui... y estuve... pero nada traje.
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Lydia
Nogales es el heterónimo del poeta salvadoreño Raúl Contreras,
nacido en Cojutepeque en 1896 y muerto
en Madrid en 1973.
Lidia Nogales aparece por primera vez
en 1947. Más tarde, en su poemario Niebla (San
Salvador, 1956) que sale en dos ediciones, se intensifica su leyenda.
El escritor chileno Fernando Alegría,
dice sobre el particular:
“Muchos escriben favorable o desfavorablemente
acerca de esa
melancólica espiritualidad poética, atraídos
quizás por el anonimato,
es decir, por la fantasmal vigencia de
lidia Nogales”. |