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quinto viaje de Quevedo es un homenaje
a las auténticas Divas de la poesía latinoamericana. Con esto, Quevedo
busca mostrar
también a las Amantes Fatales que han protagonizado más de un poema,
más de una vocación literaria y más de un suicidio poético del que
no lo es.
Un poeta del amor como Paul Eluard, decía:
"Y el amor está en el mundo para olvidar al mundo."
En síntesis, este panorama no estaría completo si en este rubro no
se mencionasen
los poemas escritos sobre los amores imposibles.
Este, es el gran tema de la poesía de siempre y, a veces, el menos
comprendido.
Un buen poema puede ser poesía; pero sólo cuando ésta se logra, también
puede convertirse en canción. Aunque la temporalidad,
no necesariamente alcance a ser poesía.
Divas, Vampiresas, Amantes Fatales, Amores desgraciados y aún imposibles,
son nuestro tema. Quevedo
glorifica la magia y el hechizo del Canto.
Al final y al principio de un siglo tecnocrático, en el que los imperios
del mundo se glorifican y amenazan con la guerra y el espanto de la
muerte, corrompidos
por el Poderoso Don Dinero (como diría Don Francisco), nos queda a
los poetas
la esperanza de la confraternidad y el amor por dignificar al amor.
Podría decirse, con esto, que el poema nombra y el amor redime.
Con nostalgia, citaremos a Rubén Darío como amante desconsolado
entregado a sus Divas y Vampiresas y Amantes fatales:
“Ámame así, fatal, cosmopolita/ universal, inmensa, única, sola;/
misteriosa y
erudita; ámame mar y nube, espuma y ola”.
Con obediencia rendida a ti, lector.
Laus Deo.
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