Delmira Agustín

 

LO INEFABLE

 

Yo muero extrañamente... No me mata la Vida,
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrazaba enteros y no daba un fulgor?...

Cumbre de los Martirios... Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un diente feroz!...

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable!... ¡Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!

 

Uruguay,1886-1914. Su ex esposo la mata en un  arrebato de cólera de dos balazos en la cabeza, en una cita clandestina de un hotel de Montevideo. Elogiada por Rubén Darío por su libro Los Cálices vacíos (1912) y por Gabriela Mistral,
entre otros, publicó varios libros.  Entre ellos,
El rosario de Eros que aparecerá póstumamente. El crítico Zum Felde, la llamará: “león enjaulado de doméstica ternura”, exponiéndola así, al mundo literario y sentimental de principios siglo veinte

 

 

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