- Debemos confirmar que usted seguirá nuestras instrucciones no importa bajo que circunstancias- le explicaron - dentro de este sitio, usted encontrará a su esposa sentada en una silla. Tome esta arma y mátele. - El hombre con una mirada de asombro le dijo:
- Ud. no puede estar hablando en serio! Yo nunca podría matar a mi propia esposa.
- Bien - dijo un agente - entonces usted definitivamente no es la persona adecuada para este trabajo. - Así que trajeron al segundo hombre a la misma puerta, le el arma y le explican los mismos parámetros de la prueba. El segundo hombre miró algo sobresaltado, pero sin embargo tomó el arma y entró el cuarto. Todo estuvo en silencio por cerca de 5 minutos, entonces la puerta se abrió. El hombre salió del cuarto con lágrimas en sus ojos y dijo:
- Intenté matarla, pero simplemente no pude halar el gatillo. Supongo que no soy el hombre adecuado para el trabajo - los agentes contestaron -
- No, usted no tiene lo que se necesita para esto. Tome a su esposa y vaya a casa. - Ahora sólo les quedaba la mujer. La conducen a la misma puerta y le dan la misma arma.
- Como prueba final, debemos estar seguros que usted seguirá instrucciones sin importar las circunstancias. Dentro encontrará a su marido sentado en una silla. Tome este arma y mátele. - La mujer tomó el arma y abrió la puerta. Antes incluso de que la puerta se cerrara completamente, los agentes oyeron a la mujer descargar el arma completamente - uno por uno cada tiro disponible en el proveedor. Entonces el mismo infierno se apoderó aquel cuarto. Se oyeron gritos, desgarramientos, golpeteo en las paredes. Esto continuó por varios minutos y finalmente todo quedó en silencio. La puerta se abrió lentamente, y allí estaba parada la mujer. Se limpió el sudor dela frente y dijo:
- "No me dijeron que el arma estaba cargada con salvas! Así que tuve que matarlo a golpes con la silla!"