- Tu sabes, Juan y yo hemos tenido algunos problemas sexuales, - dijo Linda a su amiga.
-¡Que Increíble! - respondió Mary - Tomás y yo también.
- Pensamos ir a un terapista sexual - dijo Linda.
- ¡No, nosotros nunca haríamos eso!, es tan embarazoso - respondió Mary - Pero si ustedes van, cuéntame como les va.
Pasaron algunas semanas y las dos amigas se consiguieron para almorzar otra vez.
- Bueno Linda, ¿cómo te fue con el terapista sexual? - pregunto Mary.
- ¡Las cosas no han podido ser mejores! - exclamó Linda - Comenzamos con un exámen físico, después de lo cual el doctor dijo que estaba seguro de poder ayudarnos. Nos dijo que de camino a casa, paráramos en el automercado y compráramos una bolsa de ciruelas y una docena de donas. Nos pidió que nos sentáramos desnudos en el piso, y nos lanzáramos las ciruelas y las donas uno al otro. Cada ciruela que cayera en mi vagina, Juan tendría que sacarla con la lengua. Cada dona que yo ensartara en su pene, debía comerla allí mismo. Nuestra vida sexual ahora es maravillosa, en verdad esta mejor que nunca!
Con esas recomendaciones, Mary habló con su marido y lo convenció de hacer una cita con el mismo terapista sexual. Después del exámen físico, el doctor llamó a Mary y Tomás a su oficina.
- Me temo que no hay nada que yo pueda hacer por ustedes.
- Pero doctor - reclamó Mary - usted resolvió el problema de Linda y Juan, seguramente tendrá alguna recomendación para nosotros! Por favor, no nos puede ayudar de alguna forma?
- Bueno, está bien, de camino a su casa, paren en el automercado y compren un saco de naranjas y una caja de Fruit Loops (cereal de aritos)...