La fiesta

        Vicente Ferrer es un santo muy venerado en todas las tierras valencianas, entre otras cosas por que se recorrió todo el pais pedricando la palabra de Dios. En una de estas pedricaciones, dice la tradición que lo hizo en Oliva, donde hoy está el Portal con su nombre y construido en commemoración de este hecho.

        La Festa de Sant Vicent siempre ha estado presente en su calle de Oliva, de una forma u otra. Al igual que los toros de calle, podriamos decir que siempre, han estado presentes en Oliva.

        Hoy es nombrar la calle Sant Vicent y automaticamente dices... ¡TOROS! Y es que los toros son la manifiestación más clara de estas fiestas. Por todos los avatares que ha tenido, nada más pasa Navidad los aficionados y vecinos ya empiezan a preguntar: "¿este año hacen toros?" No todos los años se han hecho, aunque ya llevamos 28 años seguidos.

        Haciendo un repaso de esta fiesta, en la actualidad hace falta resaltar:

        Por San Antonio nos unimos a caballeros y carreteros compartiendo el almorzar de antes de la bendición de los animales en la calle la Ermita, que es el preambulo del Tiro y arrastre que, des de hace cuatro años celebramos en el parque de detrás del portal. Este Tiro y Arrastre se hace en la modalidad de Tiraset, es decir, las acas y los rocines arrastran una barqueta con un peso que suele oscilar sobre los dos quilos del peso del animal. Con las acas y las disputas, no puedo más que recordar las "joies" que se hacian ya hace muchos años, también detrás del portal, donde improvisados jinetes cabalgaban las acas a pelo por el camino viejo de Xàtiva para ganar una disputa.

        Música, baile, cohetes, fuego y en nuestro caso toros, son elementos insustituibles en las fiestas de los valencianos y en Sant Vicent no podia faltar una verbena, que con la Orquesta Montecarlo es el preambulo de les verbenas de las fallas.

        El Domingo de Ramos comenzamos los festeros con todos los preparativos para la gran fiesta de los toros. El lunes santo empieza la descarga y el montage de la plaza de toros porttil, la calle va tomando otro aire, la fiesta empieza a respirarse, todos los agujeros han de estar tapados, los toros, las vacas y los becerros no han de tener escapatoria, las rateras han de estar en perfectas condiciones para que el personal tenga el escondite bien segur.

        Empiezan los TOROS. Lunes de Pascua, entrada de toros, sueltan el ganado de vacas y mansos en la plaza del Ayuntamiento que por la calle las Moreras y las Tiendas llegan hasta la calle San Vicente. Dos escasos minutos que comportan dos dies de trabajos, poniendo y quitando barreras, pero trabajo a gusto... no pesa.

        Esa misma tarde empieza la suelta de vacas, es decir, los toros de calle, que durante ocho tardes, des del lunes de Pascua hasta el lunes de San Vicente, toros, vacas y becerros se exhibirán en el recinto de la calle, con tanta intensidad, que podemod decir, que tenemos toros por la mañana, la tarde y la noche. Vacas ya corridas y resabiadas que hacen las delícias de los más valientes, los que las llaman, las ruedan i hacen que suban al entarimado, los que a veces sacan -el ¡uyy!- del público, que es lo más bonito de la fiesta, sin maltratar al ganado y sin que este llegue a pillar al personal.

        Por la mañana becerrillos para divertimento de grandes y pequeños, la calle llena a rebentar se deleita con los revolcones que sin malicia protagonizan los más jovenes, y es que son tan pequeños estos animales que se pierde el miedo, esto dicen, ya que he de confesar que yo todavía no he encontardo ningún remedio contra esta enfermedad.

        El TORO, en mayúsculas, aparece por las noches con los toros embolados, la fuerza, la envergadura, la grandiosidad como presencia se manifiesta en estos animales. Los toros embolados son un buen remate para nuestra fiesta.

        La fiesta también tiene una parte religiosa, menos aparatosa pero muy significativa. El domingo antes de la festividad de San Vicente, que, com todos saben, siempre se celebra el lunes después de Pascua, es preceptiva la volta del santo por muchas calles del pueblo, la ausencia de recorrido fijo y de autoridad religiosa hace que la procesión sea informal y no sujeca a ningún canon, pero con un total respeto. El día del santo la misa y el sermón, en valenciano los dos, por supuesto, antes la misa se hacía en latín y después en castellano, pero el sermón siempre en valenciano, como lo hacia Vicente Ferrer. A continuación la "mascletà". Después de la tempestad viene la calma, la novena al santo, epílogo de una gran fiesta, después del bullicio y el rebomborio, la reflexión. El último día de novena un castillo de fuegos artificiales con cohetes de salida, recordando las "cordaes" de hace una veintena larga de años.