Misión de Paz de ONU en Rwanda
año 1994

Diario de Anotaciones Personales

Parte VII

UNAMIR se reorganiza

Capítulo 25 :

Patrulla hasta Ruhengeri

Autor:
© Mayor Waldemar Fontes
  wfontes@adinet.com.uy

Resumen:

Mulindi
22 de julio de 1994
PATRULLA FRUSTRADA
Hoy de mañana salimos a la primer patrulla rumbo a Ruhengeri, con todo el nerviosismo y la incertidumbre que ello implicaba, mas cuando íbamos a mitad de camino escuchamos un mensaje por radio en el cual se disponía la reasignación de muchos observadores, y la presentación para el domingo 24 de julio a las 1000 de la mañana, en el nuevo Sector 4, de cinco integrantes de nuestro sector.
El Mayor Lenhart que iba a cargo de la patrulla era uno de los designados, y si seguíamos con la misión, no podría estar en tiempo en el nuevo puesto, por lo tanto, solicitó órdenes al Comandante de Sector, éste intentó comunicarse con el Jefe de Observadores, pero sin éxito, y muy enojado con esta orden, mandó un mensaje a la central, por el cual se comunicaba que nuestro sector quedaba no operativo, por falta de efectivos, y dispuso la cancelación de todas las misiones previstas.
Yo tenía la esperanza de que al ir hasta Ruhengeri, podría recuperar alguna de las cosas que dejamos en la casa, pero con cada día que pasa, será más difícil, pues normalmente, cada vez que se produce una evacuación de un lugar, primero los soldados locales, y luego los conquistadores, se encargan de "requisar" o robar todo lo que les sirve y romper el resto.
El otro día en Kigali cuando estaba con el Oficial de Enlace esperando al Coronel por el permiso de libre circulación en el sector, un hombre blanco se acercó hasta mí y me preguntó si yo tenía alguna idea de cómo podría recuperar un auto que le habían sacado de la casa en la cual vivía. Yo le expliqué que mejor hablara con el Tte. Cristopher, pues él era ahora un miembro del gobierno...
Este hombre se había ido al empezar la guerra y había dejado un auto Mercedes Benz en la casa. Al volver el auto y todas las cosas de la casa habían desaparecido, y el pobre quería aunque fuera saber del auto.
El Tte. Cristopher le explicó que era muy difícil recuperarlo pues posiblemente se lo habían requisado mientras el RGF aún tenía el poder...
Casualmente, a la noche, cuando veníamos de vuelta, nos cruzamos con una camioneta del RPF averiada. Levantamos a los soldados que estaban allí, y seguíamos hacia Mulindi, cuando nos cruzamos con un vehículo que traía a los mecánicos. Di la vuelta y los alcanzamos. Cuando paró, vi que el mecánico viajaba en un Mercedes Benz, y me reí solo, pensando que este auto, capaz que era el que aquel hombre andaba buscando.
 
Mulindi
24 de julio de 1994
H 1419 domingo
ESCASEZ DE PERSONAL
Hay órdenes para trasladar gente a otros sectores.
Por el momento, yo me quedaría en este Sector, junto con el Comandante Meyer mientras que el Cap. Berrutti y el Cap.(AV) Keutchkarián junto con otros observadores de Austria y Zimbabwe, se irían al Sector 4.
En nuestro Sector, quedaremos sólo 7 hombres, de los cuales 3 están con licencia.
Espero que los refuerzos lleguen pronto...
Estoy de Oficial de Servicio en la Oficina. Hace dos días volvieron de la licencia, los Mayores F O Ekwealor, y S. Alade, ambos de Nigeria.
A la vez, ayer hubieron cambios otra vez.
-Primero vino un radio, diciendo que solo se iban al Sector 4, el austriaco y el zimbabweño... al poco rato, llegó otra comunicación, cambiando al austriaco por el Cap. Keutchkarián.
Todo eso motivó que se reorganizaran los equipos varias veces y en consecuencia, reorganizáramos todos los escalafones, etc.
Finalmente, hoy a las 0700, partieron para Kigali con destino al Sector 4, el Cap. Keutchkarián y un Zimbabweño.
Seguimos con la constante de esta misión, de no poder planificar más que el día que estamos viviendo, y eso hasta ahí nomás, pues por ejemplo, ayer, yo estaba libre, y llegó un mensaje disponiendo que un equipo debía estar en la frontera de Katuna para transportar a unas personas muy importantes que llegarían en helicóptero. Fuimos el Mayor Ekwealor y yo. Llegamos y a los pocos minutos, llegaron dos vehículos más desde Kigali, con la misma misión.
Se suponía que a las 1200 llegaría el helicóptero, pero se hicieron las 1400 y aún no llegaba.
A las 1430, llegó por fin, pero sin pasajeros. Un Mayor canadiense que había venido desde Kigali, y que estaba a cargo, preguntó que había pasado, y le dijeron que no habían encontrado a la gente, entonces, él se subió el helicóptero y se fue con los pilotos hasta Goma, la ciudad fronteriza con Gisenyi, del lado de Zaire.
A las tres horas, volvió el helicóptero con cinco pasajeros.
Luego de haber estado esperando todo el día, no fueron necesarios nuestros vehículos, y el Mayor Ekwealor y yo nos volvimos a Mulindi.
Dentro de todo, la espera fue más llevadera, porque en la escolta de Kigali, venía el Mayor Curbelo, y al menos compartimos la jornada.
Los que venían de Kigali, aprovecharon la ocasión para ir hasta Kabale para comprar víveres frescos, pues para ellos eso es un lujo que aún no tienen.
 
VUELVEN LOS HELICOPTEROS A RWANDA
Allí, ayer también nos cruzamos con el Comandante de la Fuerza, que se embarcó en otro helicóptero, rumbo a Entebbe. Hoy la misma escolta lo fue a buscar a Katuna, y sentí por la radio que la misión quedaba cancelada. Los pobres se comieron todo un día de espera, igual que nosotros ayer, pero fue por algo positivo, la misión quedó cancelada, porque por primera vez, desde abril, un helicóptero sobrevuela el territorio de Rwanda, y el Comandante de la Fuerza, voló hasta Kigali en helicóptero.
Los helicópteros de que hablo, son de una empresa civil, contratada por NN.UU. para este servicio.
Ante el riesgo de que una de estas aeronaves fuera abatida, y por el alto costo de los seguros que habría que pagar, estos aparatos no volaban sobre Rwanda.
En los primeros días de la guerra, uno de estos helicópteros había sido tiroteado al volar sobre la frontera. Lo mismo había ocurrido con el avión canadiense que hacía los vuelos entre Nairobi y Kigali.
Ahora, la situación ha cambiado y el RPF ha garantizado la seguridad para estas aeronaves. El avión canadiense, llega nuevamente al aeropuerto de Kigali, pero el vuelo sobre el territorio rwandés, lo hace en vuelo táctico, a baja altura, bajando y subiendo entre las montañas, con lo que causa severos trastornos a los estómagos de los pasajeros, según las quejas de los que han llegado en estos días a Kigali.
En este momento la situación sobre Kigali está calma, pero los pilotos prefieran hacer pasar un mal momento a los pasajeros y no arriesgarse a ser derribados por algún infiltrado.
 
EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS EN GOMA, ZAIRE
Ayer escuché los comentarios de un Tte. Cnel. de Mali, que vino desde Goma, en la frontera de Zaire.
Contó que la situación allí es desastrosa. La gente se está muriendo como moscas, atacada por el cólera, el hambre, tifus, etc.
Las Organizaciones de ayuda no pueden con todo lo que tendrían para hacer, y los cuerpos de los muertos se amontonan. Las autoridades de Zaire no colaboran y eso empeora las cosas.
No hay agua potable. El agua del lago Kivu no es potable, pues por ser un lago entre formaciones volcánicas, tiene permanentemente emanaciones tóxicas. Además, los cadáveres que se han arrojado allí, han aumentado la contaminación.
Toda la población de Gisenyi está en Goma, y entre ellos hay unos 10.000 soldados del RGF, aún vistiendo sus uniformes, los que también se están muriendo de las mismas enfermedades.
El Mayor Curbelo, me contaba que el otro día había hecho una escolta hasta Gisenyi, pasando por Ruhengeri, y dice que en esa zona, está todo deshabitado. Ruhengeri está casi igual, pero Gisenyi está destrozado.
Por otro lado, una misión humanitaria de Estados Unidos ha comenzado a trabajar en Rwanda, poniendo su base en Nairobi.
Las autoridades de Rwanda, están pidiendo a la gente que vuelva a su país.

Mulindi
25 de julio de 1994
H 0745 lunes
TRASLADOS
Estoy de guardia el Puesto de Comando del Sector. Estamos aquí en Mulindi solamente el Tte. Cnel. Meyer y yo, el resto de la gente están todos por ahí.
Ayer de noche continuaron los cambios.
A eso de las 2215 Hrs. llegó una comunicación disponiendo el traslado del Mayor Lenhart, y al poco rato, otra para el Cap. Berrutti.
Nuestro Comandante de Sector está ansioso por comenzar con el plan de patrullas en el sector, y estaba dispuesto a cumplirlo igual, con los que quedábamos, pero al irse ahora otros dos hombres, definitivamente es imposible hacerlo.
Por ahora seguiremos abocados a la evacuación de personas y a cosas similares.

Mulindi
27 de julio de 1994
H 2127 jueves
VUELTA A RUHENGERI
He tenido de nuevo unos días muy ocupados. Estamos preparando la mudanza para irnos a Byumba, en donde estará el nuevo Puesto de Comando del Sector 1, y en estos días nos iremos de Mulindi.
El martes pasado pude ir por fin hasta Ruhengeri. Hicimos una patrulla en dos vehículos, el Tte. Cnel. Meyer y yo.
Pensábamos ir por una ruta que va todo por la frontera de Uganda, y cruza por el norte de los lagos, pero en un cruce equivocamos el camino y cuando nos dimos cuenta, estábamos viajando hacia el sur, rumbo a Base, a unos 50 Km. al Sur de Ruhengeri.
Esta zona no era del todo segura, pues aún no estaba bajo control total del RPF, pero tuvimos suerte... no nos encontramos con problemas.
En el trayecto pasamos por varios puestos de control vigilados por gente vestida de civil, y armada con palos y machetes. No eran Interhamwe, sino una especie de milicia de los refugiados que hay en la zona, pues controlaban los caminos de acceso a los campos de refugiados.
Vimos familias limpiando la tierra, preparándola para empezar a cultivar, y vimos también gente que volvía a sus casas, entre las colinas.
Había pequeños campos de refugiados en lugares a veces perdidos en medio de las montañas, sin caminos para los vehículos, los que hará muy difícil el acceso de las organizaciones de ayuda.
Ya sobre el poblado de Base, vimos las marcas de los recientes combates. muchas casas estaban destruidas y la gente había huido.
Por todo el camino, se veían granadas de fusil, cajas de munición, etc.
Al salir a la carretera, empezamos a ver una larga columna de gente que caminaba en dirección a Kigali. Esta gente era de los que se refugiaron en la zona de Gisenyi, y ahora están volviendo a sus casas. Desde Gisenyi a Kigali hay unos 150 Kilómetros.
En los mismos lugares que antes estaban los puestos de control de Fuerzas del Gobierno, ahora estaban los puestos de control del RPF, y la única diferencia entre éstos y los anteriores es que estos son por ahora un poquito más correctos en el trato, y a veces nos hacen el saludo militar cuando pasamos. Pero por lo demás, es lo mismo, pues muchos están usando los mismos uniformes que tomaron de las Fuerzas del Gobierno.
Cuando llegamos a Ruhengeri, fuimos directo hasta la casa. Yo esperaba encontrar como siempre todo roto... Paramos, y el portón estaba abierto, eso confirmaba lo que yo pensaba, pero al entrar, vi en el fondo a un muchacho lavando ropa, en el mismo lugar en que lo hacía nuestro muchacho, Jean. Me acerqué y le pregunté si sabía donde estaba Emanuel, nuestro antiguo cocinero y me dijo que no sabía nada. Le dije entonces que quería ver la casa, y me metí para adentro. La casa estaba limpia y ordenada, aunque todas las puertas habían sido violentadas y tenían sendos agujeros. Recorrí todas las piezas y vi que había gente viviendo allí. Igual abrí los roperos y todo lo que reconocí como mío lo fui tomando.
Encontré algunos libros, en el mismo lugar en donde los había dejado y unas pieles de animales que había colgado en la pared también estaban. Encontré un buzo azul de lana que era mío y también lo tomé.
En la pared del living estaba colgado un mapa del Uruguay que habíamos dejado nosotros, y sobre la mesa, había un mate sin curar, como adorno.
El Comandante Meyer filmaba todo mientras yo seguía recorriendo.
Habían también algunas artesanías de las que todos teníamos, muy ordenaditas sobre la estufa.
Tomé todo lo que pude y me lo fui llevando a la camioneta, hasta que aparecieron los "nuevos dueños" de la casa.
Un Comandante del RPF y su séquito, formado por un hombre joven que decía ser militar, y una mujer.
La mujer no habló con nosotros, y nos miraba con cara de pocos amigos. Vestía de civil pero tenía una granada de mano colgada en la cintura, y lo único que decía a su jefe, era que quería que le devolviéramos un mapa de Rwanda que faltaba de la casa.
El hombre más joven fue el interlocutor, y muy sonriente trató de explicar en francés, que habían tomado todo lo que encontraron en la casa, porque lo habían necesitado. Me decía que comprendiera, que eso era parte de la revolución.
Me dijo que estaba bien que nos lleváramos nuestras cosas, pero quería que le dejáramos el mapa de Uruguay, y las pieles de animales.
Yo traté de seguirle la corriente, y le dije que le dejaba el mapa, pero no las pieles. Entonces salí para afuera, rumbo a una caja metálica que ya había visto y sabía que era del Cap. L. Pereira, la caja estaba violentada, y por supuesto vacía, pero por lo menos yo quería recuperar la caja.
En eso observé la cara de malo que tenía el Jefe, y antes que él dijera nada, me le acerqué muy sonriente y me presenté. Con el saludo, el hombre quedó muy contento y cambió la cara. El que estaba hablando conmigo, le dijo algo y el Jefe permitió que cargáramos la caja hasta la camioneta.
Cuando fui a abrir la puerta para cargarla, el conversador me volvió a buscar charla, y me pidió de vuelta que le dejara de regalo algunas cosas más. En eso, el Jefe también se arrimó y me empezaron a hablar. El Jefe hablaba en inglés y el otro en francés, y no me dejaban, haciendo preguntas sobre Uruguay, etc. Yo estaba bastante nervioso, porque estábamos en un lugar aislado, solos, y si esta gente se molestaba por algo podíamos tener algún problema, además, cada tanto la miraba de reojo a la mujer, que seguía con su cara de mala, y la granada colgada en la cintura. Traté de mantener el ambiente cordial y lo miraba al Comandante Meyer como pidiéndole ayuda, pero él estaba alejado, y no entendía nada de lo que estábamos hablando. Al final, traté de irme, y acepté regalarle el buzo azul y una de las pieles que me pedía el conversador, me despedí y me subí a la camioneta, y el Comandante Meyer, que estaba adelante arrancó el vehículo y salimos de nuevo rumbo a Byumba.
Avisé por radio a la Base que partíamos de nuevo, sin problemas y tomamos la ruta.
Al tomar la ruta que va hacia Byumba, paramos un momento, para comer algo y tomar agua. En eso me voy a fijar en las cajas que había rescatado, y recién aquí me doy cuenta, de que los muy bandidos, con la charla, me distrajeron en Ruhengeri, y no me cargaron la caja...
Que rabia que me dio. Enseguida pensé en volver, pero el Comandante Meyer me hizo ver que si volvíamos, capaz que todavía teníamos algún problema y todavía teníamos que dejar alguna cosa más. Al menos pude recuperar las artesanías y algunas pavadas más, pero estoy seguro de que las pude obtener, porque cuando llegamos a la casa no había nadie en ese momento y entramos sin pedir permiso, pues si hubiera tenido que negociar todo desde un principio, creo que no hubiera rescatado nada.
Como ya había anotado antes, en esta guerra todos son iguales, el que llega a un lugar, roba todo lo que encuentra.
Aquí, yo perdí dos valijas con ropa, frazadas, ropa de cama, uniformes, etc. y los otros, el Cap. Muñoz y sobretodo el Cap. Pereira, que estaba con licencia en Montevideo, perdieron todo el equipo que habían dejado.
En el viaje de vuelta, hicimos el mismo recorrido, pero pasamos por la usina de té de KINIHIRA. La usina de té está abandonada, y fue bombardeada. En el techo tiene agujeros de los morterazos que le cayeron, aunque en general no hubo demasiados destrozos, y pienso que se la podría poner en funcionamiento con poco trabajo.
Ver las plantaciones de té que rodean a la usina, desde el camino que viborea por la montaña, es algo maravilloso.
Es un paisaje excepcional, las plantaciones se ven como una alfombra cubriendo los amplios valles, y por el medio de ellas, corren los canales de riego, y algunos caminitos que las cortan en línea recta.
Durante el viaje, hablamos por la radio con el Mayor Costa que estaba en Kigali y nos avisó que volvió de la licencia el Comandante Purstcher.
 

   Misión de Paz de ONU en Rwanda - año 1994
Diario de Anotaciones Personales

® Autor: MayorWaldemar Fontes

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