CRITICA

Miguel Barnet

Eusebio Leal Spengler

Manuel López Oliva

Artista es aquel que puebla el vacío con sus fantasmagorías. El que muestra al mundo su imagen interior sin recato. El que es dueño de un espejo cóncavo. Cosme Proenza parece seguir este decálogo con fidelidad. Su arte lleva el hálito del mundo en su entraña holguinera. El no cree en falsos nacionalismos ni en estereotipos de la identidad. El no conoce el pudor. Se enfrenta al lienzo, dueño y señor de su cabeza, de sus fantasías.

Nadie se ha apoderado de la tradición como él, nadie con mano más firme y ondulante ha recreado al Bosco como él; no creo que en Cuba haya un pintor más excéntrico, más aparentemente ajeno.

El tiene el poder del demiurgo, la llave del castillo encantado. Su dibujo es seguro y delicado, su tratamiento del color le da una dimensión lírica a su postmodernismo, la fortalece, le provoca una epifanía. Su hedonismo recurre a todas las fuentes, la erótica, la lúcida, la mítica.
Pocas obras de arte cubanas muestran un virtuosismo tan inusual. Su mano envidiable y prodigiosa, algún día tocará la hoja de la yagruma y la oreja puntiaguda del jigüe de la cañada.

Por ahora sus gnomos y pájaros de pico curvo se bañan en lagos medievales que no se parecen a los de Holguín, pero que son tan nuestros porque el artista los ha sacado de su imaginación para nacionalizarlos.

¡Oh maravilla de la creación! Que regalo el que le ha hecho a la pintura Cubana Cosme Proenza.

Miguel Barnet


Se suele decir con mucha o poca razón que el rostro en los seres humanos es un reflejo del alma. Cuando hablamos de una obra de arte, las probabilidades son mayores de que se cumpla lo antes dicho. La creación suele retratar el espíritu de su hacedor Debo a Cosme gratitud por haber regalado a mi imaginación las misteriosas visiones y la infinita multitud de criaturas sugerentes de sus lienzos.

Ellas nos permiten atravesar el prolongado espacio que nos separa de aquella edad en que el hombre, desconocedor aún de la plenitud y dimensión real del planeta que habitaba, hallaba excusas en el firmamento, más allá del mar, en las recónditas montañas o en la umbrosa floresta, para poblarlas con fantásticas especies y criaturas. A ellas donó los atributos de sus sueños: el unicornio, la arpía, la gogona, ....habitantes de las sombras o de un inalcanzable espacio de luz, donde coinciden cultos ancestrales, enmarcados en el temor al mundo de las tinieblas, al Infierno, que sólo pudo atravesar incólume, llevando en sus manos el lábaro de la pureza, el divino Dante Alighieri, camino que los hombres trataron de rehacer con la magnificencia inacabada de las catedrales, como ahora la derruida torre de Babel, o una novísima escala de Jacob. De ahí el rapto onírico de Brueghel, el joven, o las alucinaciones avizoradas por Jerónimo el Bosco; por esos caminos anda peregrino, en pos de su propia verdad, nuestro artista, que habita en las tierras bellas de Holguín, cuyos paisajes sugieren el idilio, desdichadamente perdido, entre el hombre y la naturaleza. Este maestro, que domina a la perfección la técnica de su oficio, es poseedor de un don: la visión en profundidad de las cosas, privilegio palpable que le permite captar el parpadeo de una hormiga y dejar en vilo, por centésimas de segundos, el vuelo del colibrí; a él le fue revelada la receta de alquimia con que fueron decoradas las alas de las mariposas.

Contemplar sus pinturas es como ingresar en el gabinete de Pentesilea, la maga y adivina del Renacimiento; es vivir como si estuviésemos anticipadamente en otro estado del cuerpo y del alma, o en un lugar extraño donde una vez vivimos y cuya conciencia nos sorprende, como si viésemos nuestro rapto reflejado en un espejo.

Eusebio Leal Spengler


 

Vivir y crear arte genuino en una provincia, cuando se trata de un país materialmente pobre y desprovisto del coleccionismo nacional que funciona como destino de la obra imaginativa, resulta una "aventura" en extremo meritoria. Tal es el caso de Cosme Proenza, que no sólo ha logrado contar con una fructífera trayectoria artística asentada en la región oriental de Cuba (Holguín) donde radica, sino que posee indicadores evidentes de evolución en la práctica y el lenguaje de la pintura. Por eso su nombradía trasciende los límites provinciales y se despliega en el nivel de la plástica cubana mayor, o lo que es lo mismo, de la que reina en la capital de la isla.

Apreciado desde la ruta transitada, Cosme Proenza enhebra un conjunto de momentos y signos que caracterizan la potestad expresiva que lo distingue. Me refiero a etapas, conflictos, soluciones y resultados que arman el proceso productivo desarrollado en más de veinte años de "cuerpo a cuerpo" con la superficie pictórica. Así, habría que hablar del encuentro primero con la relación entre academia y modernidad, experimentado durante un tiempo de formación que tuvo dos episodios: la Escuela Nacional de Arte de La Habana y el Instituto Superior de Arte de Kiev, Ucrania, antigua Unión Soviética. Fue esa la base combinada que devino, ala vez, recurso básico de la sintaxis visual y puente que propició el desplazamiento de lo vivencial a los códigos universalizados de la artisticidad. Aunque también a partir de ahí apareció la inevitable contradicción entre los paradigmas de la pintura monumental que había asumido como aprendizaje y la búsqueda de sí mediante un abanico de visiones que fundían lo ocular, la fantasía, los símbolos de la noción representacional del arte y el lirismo más intimista. Posiblemente esté igualmente en ese momento la razón del "sabor" Del distanciamiento de las tradiciones temáticas "cubanas" y de esa amalgama de medida y voluptuosidad que cobraron fuerza declaratoria en sus cuadros y "murales" transportables.

Después resulta obligado abordar el encargo público ambiental que en años más recientes demandó sus figuraciones y que en algún sentido estableció límites a la ejecutoria, sellándole una manera de colocar su estilo dentro de lo mejor de la plástica nuestra no-habanera. Vino paralelamente entonces la subversión interior, el desacuerdo de su imaginación con las convenciones propias que le proporcionaban seguridad económica y solicitaciones estables, imponiéndose como salida el quehacer paralelo de dos modalidades: la que satisfacía requerimientos del diseño interior de las edificaciones y la que sí respondía a un visceral proyecto de realización en los planos individuales de la dimensión estética. Avanzando el segundo lustro de los ochenta, Cosme, que tampoco fue ajeno a las operaciones de un "Arte de cuestionamiento" expandido entre artistas cubanos de tendencias muy diversas, comenzó a revalorizar conscientemente al alto grado de presencia que tenía el oficio en sus comportamientos artísticos. Libre de toda pretensión de ser renovador en la dirección que otros atribuían a ese concepto, pudo advertir que las claves de su obra derivarían, cada vez más, del acervo histórico internacional del arte conocido por él en aulas y museos, libros especializados de la profesión y artistas contemporáneos que podían ser, asimismo, coterráneos.

A la larga el Cosme verdadero predominó sobre el circunstancial. Su sensibilidad y espíritu casi "romántico", dados a los placeres de la lectura y el "juego" con significados contenidos en fuentes de cultura y belleza, lo condujeron a una certeza; que ser como era, sería la condición para los cambios naturales en su creatividad. De acuerdo con esto, es justo anotar que en lugar de una simple apropiación lo que sucedió en él fue una revelación, que no dejaba de tener algo de "mística", por cuanto servía para que admitiera que llegaría a ser más auténtico en la medida en que su conciencia manipulara todo lo proveniente del "arsenal" productivo del arte inaugurado por los artistas historiados por Vasari.

Aún en la visión medieval del arte, según escueta definición de Dante, se reconocía que "el arte se encuentra en tres fases: en el espíritu del artista, en el instrumento y en la materia que, a través de lo artístico, recibe su forma."
En los hechos son incontables los creadores que han estructurado el "sistema de expresión" valiéndose de las capacidades implícitas en los instrumentos, es decir, en las técnicas, los métodos y diseños típicos de la manifestación profesada. Cosme Proenza figura en ese campo trans-instrumental de la práctica artística. Su recurrencia en la tradición renacentista y en la lógica figural manierista, lo híbrido de realizaciones que pueden parecernos familiarizadas con la posmodernidad, la proyección de un tipo de discurso que recontextualiza imágenes de otras realidades y culturas, aquellas yuxtaposiciones dispuestas en la vertiente abierta por el español "Equipo Crónica" y la poética de citaciones donde desnudas referencias al "Bosco" funcionan como metáforas medievales y reencarnaciones de un sutil desbordamiento de la carne, las cicatrices y los caprichos, nos colocan delante de un artista holguinero, cubano del Caribe, que refracta - de acuerdo con sus gustos y criterios pictóricos - el caudal de valores y medios instrumentales recibidos del arte del mundo, las bien distintas sensaciones cotidianas y ciertas realidades de su tiempo que lo compulsan hacia una sobredimensión vital localizada en las coordenadas de lo artístico.

La "invenzione" ("madre del arte" la consideraba Vasari) y el ingenio aparecen trenzados en la evolución privativa de Cosme. Su pintura, a la manera del códice desarrollado que nos entrega un cifrado peculiar, requiere el juicio que reconozco lo que en él es diferente y único dentro del extenso "rompecabezas" que conforma el panorama del arte plástico cubano de nuestros días. A la inversa de los artistas que han requerido una distancia geográfica del suelo natal, para sacarse de adentro las huellas de la nacionalidad, Proenza consigue ejercer su opción cosmopolita - como ciudadano del mundo de sus creaciones sin condicionamientos previos ni amarres perceptivos. Lo suyo es, quizá también, una recreación del poder creador conservado en los recursos de la historia de la producción artística.

Manuel López Oliva
Pintor,crítico de Arte
Presidente de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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