Un joven jesuita Belga, Juan Leunis, que había sido enviado al Colegio Romano, fue el fundador de la Congregaciones Marianas en 1.584.
El objetivo inicial del grupo estaba claramente definido: integrar los estudios y la vida cristiana. Es decir que, ya desde el principio, el énfasis estaba puesto en unir la fe y la vida.
En 1.773, el Papa Clemente XIV suprime la Compañía de Jesús y con ella a todas sus obras apostólicas, incluyendo las Congregaciones. Sin embargo, poco tiempo después, a petición de algunos obispos, se permitió que estas siguiesen funcionando bajo la jurisdicción del obispo del lugar; así privadas de su inspiración inicial las Congregaciones fueron cambiando su espíritu, habiendo entre ellas grandes diferencias desde el punto de vista de su calidad apostólica y espiritual. Aún después de la restauración de la Compañía en 1.814, continua la desigualdad entre ellas.
En 1.948, el Papa Pío XII, pone en claro la identidad de las Congregaciones Marianas, exhortando las a volver a sus fuentes, proponiendo los EE.EE. como corazón de su espiritualidad. En 1.967 para evitar la imagen deforme que proyectaban la congregaciones en muchos países se cambia al nombre del movimiento por COMUNIDAD DE VIDA CRISTIANA.
En Roma en 1.954 se realizo la primera Asamblea Mundial. Las primeras Asambleas ayudaron a poner en claro la identidad de la C.V.X. e inspiraron un interés y esfuerzos generales por la formación. Las últimas, especialmente la Asamblea Mundial Hong Kong’94, han promovido el interés y los esfuerzos comunes por la misión y el servicio.
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