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Boletín No. 38 - Octubre - Noviembre de 2001


EDITORIAL

Desde el pasado 13 de mayo, cuando quedó acéfala la dirección de la Sonora Matancera al morir en Nueva York don Rogelio Martínez Díaz, El Gallego, la batuta durante 53 años consecutivos; los matancerómanos nos sobrecogemos con el interrogante, sobre quién habrá de sucederlo. ¿Llegaría el temido final de la Matancera?. Porque todo en la vida tiene su lógica desaparición.

Desde la década del setenta, se nos ha comentado, que al morir Don Rogelio, el caudillo natural y musical sería el bajista del grupo, Elpidio Vásquez Lauzurica, hijo de Bubú, Pablo Gobín Vásquez, el otro fundador de la Tuna Liberal, prístino nombre de la agrupación yumurina. En anteriores conversaciones realizadas con Elpidio, sonreído nos comentaba, que como Rogelio parecía un roble, a lo mejor él iría a morir primero, sin tocarle la dirección del conjunto. Y ahora que el turno le es propicio, parece no decidirse al respecto. Dice estar cansado en la brega musical. No obstante no desecha del todo la idea. Creo que le hace falta el espaldarazo preciso y concluyente.

Por otra parte, Rogelio Martínez Jr, el hijo de El gallego, heredero de los bienes relictos, tampoco desea continuar la epopeya musical. Todos pensábamos que con vehemencia iba a impulsar el nuevo resurgir matancero. Pero no es así.

Y Calixto Leicea, el instrumentista de la trompeta desde 1935 y el más antiguo integrante vivo, sí anhela reanudar la marcha, pero sus 92 años no le posibilitan cumplir su sueño. El buen Calixto vive jubilado por el gobierno de USA, que además le facilita las personas adecuadas para que lo cuiden en su apartamento en la Capital del Mundo.

Otra alternativa posible y trascendental, sería que Nelson Pinedo, activo y dinámico, encabezara la resurrección musical. Él nos ha dicho, que está dispuesto a gerenciar la agrupación con oficinas en Nueva York y Caracas, y con el acompañamiento en la dirección musical de Elpidio, retomando la dialéctica musical que hizo famoso al grupo.

Por lo pronto han aparecido otros grupos liderados por antiguos integrantes del elenco. Uno de ellos es Estrellas de la Sonora Matancera, capitaneadas por el trompetista Junior Vega, con actuaciones en Nueva York. Otro elenco es Tributo a la Sonora Matancera, liderada por Nelson Feliciano, trompetista puertorriqueño del grupo en los años setenta, con últimas actuaciones exitosas en la isla boricua. Están causando furor porque respetan el formato y temática musical del ayer.

Como sabemos también, la más aplaudida reproducción de los ritmos de la Sonora encarnada en Alquimia, ha producido recientemente su cuarto disco compacto. Desde sus inicios, algunos contradictores le habían señalado una efímera existencia, pero los hermanos Ramírez, Jorge y Sady, gestores del grupo, persisten con su mensaje para la juventud, en el competido mundillo farandulero. Alquimia, merece una felicitación especial por su labor.

Esperemos que se clarifique el firmamento musical matancero, que el futuro sea halagador, para que los matancerófilos del mundo, que somos innúmeros, continuemos apoyando esta epopeya que tiende a perpetuarse en el siglo XXl. Dios es todopoderoso.

Héctor Ramírez Bedoya
Presidente

 

LISTA DE ASOCIADOS SEPTIEMBRE 2001

#

NOMBRE

PROFESIÓN

CIUDAD

1

Héctor Ramírez Bedoya

Anestesiólogo

Medellín

2

Jorge Gómez Gallego

Comerciante

Medellín

3

Gloria Caro Muñoz

Enfermera

Medellín

4

Conrado Vanegas Gil

Musicófilo

Medellín

5

Carlos Humberto Olaya C.

Comerciante

Ibagué

6

José Aicardo González Osorio

Profesor

Medellín

7

Guillermo Grosso Peralta

Agrónomo

Bogotá

8

José Portaccio Fontalvo

Profesor

Bogotá

9

Rosni Portaccio Fontalvo

Profesor

Bogotá

10

Mario Zaldívar Rivera

Escritor

Costa Rica

11

Bairon Ramírez Ramírez

Comerciante

Nueva Jersey

12

Sonia Montoya de Ramírez

Empleada

Nueva Jersey

13

Estela Sánchez Arce

Decoradora

Medellín

14

Jorge Ramón Ramos

Profesor

Medellín

15

Eliécer Perdomo

Discómano

Nueva York

16

Cristóbal Díaz Ayala

Musicólogo

Puerto Rico

17

Henry Moreno Méndez

Educador

Medellín

18

Jorge Estupiñán Varela

Pediatra

Cali

19

Ramón Devia Ochoa

Profesor

Bogotá

20

Luis Enrique González H.

Ing. Industrial

Medellín

21

Henry Palacio Mejía

Locutor

Tunja

22

Irma Ocampo Osorio

Aux. médica

Medellín

23

Urbano Marulanda

Empleado

Cali

24

Omar Ramírez Guzmán

Tecnólogo Sist

Bogotá

25

Isidoro Corkidi Yaffe

Comerciante

Cali

26

César Pulido Álvarez

Empleado

Bogotá

27

Arturo Yañez Vergara

Ing. Sistemas

México

28

Beatriz Elena Caro Muñoz

Contadora

Medellín

29

Guillermo Rojas Jaramillo

Educador

Medellín

30

John Alexander Cardozo Ramírez

Ing. Sistemas

Bogotá

31

Giomar Saavedra Fandiño

Empleado

Bogotá

32

René Álvarez de la Mata

Musicófilo

Medellín

33

Jorge Torres Yotagrí

Empleado

Medellín

34

Roberto Eraso López

Médico

Pasto

35

Pablo Del Valle Arroyo

Musicógrafo

Cali

36

José Luis Velásquez Pérez

Ing. Eléctrico

Nicaragua

37

Luis Fernando Valencia Arias

Arquitecto

Medellín

38

Arnulfo Casas Aranda

Contador

Ibagué

39

Jaime Rico Salazar

Musicólogo

Miami

40

Bernardo Osorio Girón

Contador

Medellín

41

Oswaldo Oganes Corcuera

Odontólogo

Puerto Rico

42

Rafael Viera Figueroa

Prod. musical

Puerto Rico

43

Carlos Alberto Palacio

Prod. Musical

Cali

44

Diana Moreno González

Locutora

Medellín

45

William León Suárez Ortiz

Artesano

Argentina

CUMPLEAÑOS

Felicitaciones a nuestros asociados que cumplen otro año más de existencia:

Octubre: Oswaldo Oganes Corcuera (5), Pablo Delvalle (11).
Noviembre : Luis Fernando Valencia Arias (6), Irma Ocampo (6), Conrado Vanegas (Trópico) (19), Giomar Saavedra (22).
 

LIBROS

  1. Sensualidad. Las películas de Ninón Sevilla. Por David Ramón. Editorial de la Universidad Autónoma de México. México 1989. 139 páginas.
  2. Amor Perdido. Carlos Monsiváis. Editorial Biblioteca Era. México. Reimpresión 19. Año 2000. 348 páginas.
  3. El "Dancing" Mexicano. Alberto Dallal. Segunda Serie. Letras Mexicanas. México 1986. 207 páginas.
  4. Fichero Artístico Dominicano. Tomo 1. Jesús Torres Tejada. Intergrafic. Santo Domingo, República Domnicana. 1996. 500 páginas.
  5. Acángana. 100 años de música puertorriqueña. Una exhibición interactiva musical. Fundación Banco Popular. Luis Manuel Álvarez y Cristóbal Díaz Ayala. San Juan de Puerto Rico. Año 2000.
  6. Pérez Prado y el Mambo. Carlos J. Sierra. Ediciones de la Muralla. México 1995. 126 páginas.
  7. 100 Estrellas que Iluminaron el Siglo en Puerto Rico. TeVe guía. Ramón Luis Brenes Berríos. Shepherd Publishing Co, Inc. San Juan de Puerto Rico año 2000. 114 páginas.
  8. Son de Cuba. Tomás Casademunt. Trilce Editores, México. Ciudad de México 1999. 118 páginas.
  9. El Bolero en la Costa Atlántica Colombiana. José Portaccio Fontalvo. Disformas Triviño Ltda. Bogotá 2001. 272 páginas.
  10. Los Melódicos de Renato Capriles. Excelencia y grandeza. Su historia. Su música. Sus cantantes. Por Juan Manuel González Niño. Editorial Kimpres Ltda. Bogotá. 2001. 100 páginas.
     

EL ESPACIO DEL ASOCIADO
José Portaccio Fontalvo

Natural de Barranquilla. Licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Colombia. Maestro en Dibujo y Pintura. Locutor y libretista de programas de folclor musical. Folclorólogo. Escritor. Investigador musical. Ha sido profesor de la Escuela Nacional de Comercio en Bogotá durante 40 años y de la Universidad Católica por 28 años. Su hogar está conformado por su esposa y sus tres hijas.

Se vinculó a la radio barranquillera a finales de 1951 como control de sonido, lo que hoy eufemísticamente llaman ingeniero de sonido. Cuatro años después pasó a ser locutor y a finales de 1958 se enrutó para Bogotá a continuar sus estudios de bellas artes en la Universidad Nacional de Colombia. Los alternó con trabajos en la radio capitalina. En Barranquilla trabajó en las emisoras Radio Barranquilla (hoy Radio Reloj) y las emisoras Atlántico, Variedades y la Voz de la Patria. En esta última había trabajado Nelson Pinedo como locutor y fue ahí donde el maestro Julio Lastra con su orquesta Los Olímpicos Jazz Band, le dio la oportunidad al barranquillero de permitirle su primer canto profesional. En Bogotá trabajó en varias emisoras hoy desaparecidas. Las más importantes fueron Radio Reloj y la Voz de Colombia. Desde esa época escribía libretos y hoy en día, sin exagerar, conserva por lo menos unos cien, después de haber botado a la basura unos 400.

Conoció a Pacho Galán, a Pedro Biava, a Guido Perla, a José María Peñaranda, a Gladys Julio. Coincidencialmente cuando en diciembre de 1958 entra a la Voz de Colombia a trabajar, Gladys Julio había abandonado la emisora una semana antes.

Ha publicado las siguientes obras: 1. Personajes, Versos y Canciones en Torno a una Escuela. 2. Colombia y su Música Vol.  I – II – III. 3. Carmen Tierra Mía. Lucho Bermúdez. 4. Matilde Díaz . La Única. 5. El Bolero en la Costa Atlántica Colombiana.

Sus deliquios musicales en la Sonora Matancera se deben a Daniel Santos y a Celia Cruz. Admira también a La Billos Caracas Boys. En Colombia es fanático de Lucho Bermúdez y Matilde Díaz.

Es asociado de la Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia desde abril de 1996.

En el año pasado fue distinguido como el Asociado del Año.
 

JOSÉ MARIA PEÑARANDA
Rey Vallenato de los años 40 y 50

Por José Portaccio Fontalvo. Asociado de la Corporación Club Sonora Matancera de Antioquia, residente en Bogotá.

Si en los años 40 y 50 hubiera existido el Festival de la Leyenda Vallenata, no nos cabe duda que José María Peñaranda hubiera sido al primer rey vallenato, porque junto con Abel Antonio Villa fue uno de los primeros acordeoneros que hubo en la región de la Costa atlántica.

Ya para 1946 Peñaranda era conocido por sus muchas creaciones como compositor y que el mismo cantaba acompañándose magistralmente de su acordeón. Se recuerdan temas en ritmo de cumbia, porro, son, paseo, merengue y puya, haciendo honor al folclor vallenato.

Hoy todavía se recuerda a Peñaranda con éxitos como A centavo la pasá, haciendo referencia a esos muchachos que solían colocar tablas sobre los arroyos para que la gente pudiera pasar después de una lluvia, cobrando un centavo a cada uno de los ocasionales clientes. También, La costumbre de los pueblos, en donde el acordeonero y cantante relataba acerca de las comidas y golosinas que solían comerse en los diversos pueblos ribereños de la Costa Atlántica, haciendo alusión a comidas exóticas como huevo de iguana o tortuga, casabe, etc.

Para esa época, su éxito de El caimán que hizo en ritmo de porro, se escuchaba y bailaba no sólo en Colombia sino también en Venezuela grabado por la orquesta Billo's Caracas Boys, y en Argentina por el colombiano Efraín Orozco Morales y su orquesta de Las Américas.

Su merengue Me voy pa'Cataca también traspasó las fronteras de ultramar y llegó a Cuba llevado por nuestro compatriota barranquillero Nelson Pinedo, que de inmediato lo grabó con la Sonora Matancera, haciéndole algunas variaciones a la letra pero con la misma musicalidad del acordeón de Peñaranda.

Después de los lamentables acontecimientos generados por la tragedia del 9 de abril de 1948, nuestro personaje del acordeón, acostumbrado a componer sobre temas que hacían alusión al suceso mas reciente, escribió el merengue El coge coge, refiriéndose en forma ingeniosa a la rapiña de las gentes que se entregaron al saqueo de almacenes y enseres domésticos, especialmente.

Siguió en su larga cadena de éxitos, la popularísima figura del general Gustavo Rojas Pinilla, a quién el 13 de junio de 1953 se le consideró el segund

Libertador de Colombia, al asumir la presidencia en momentos difíciles para la República, a quien de inmediato se le hizo objeto de numerosos homenajes, especialmente en lo que a música se refiere. Uno de esos temas lo escribió y popularizó Peñaranda con su voz y su acordeón. Fue el merengue Mi general, que en una de sus estrofas dice: Que viva Rojas Pinilla / que viva Colombia entera.

Simultáneamente con esta música vallenata, Peñaranda produjo un tipo de música del mismo género pero con letra muy picante, y que él mismo expendía en las calles de Barranquilla, en principio en discos de acetato y posteriormente en casetes y discos compactos de reducida circulación. Uno de esos temas que se popularizó fue La ópera del mondogo, que fue vendido a todo el público sin letra y en forma instrumental por la orquesta de Pacho Galán.

Su éxito de Las secretarias le valió un doloroso tirón de orejas por parte del gremio de estas incansables trabajadoras que no le toleraron semejante crítica que atentaba contra la dignidad femenina.

El número de composiciones del maestro sobrepasa los miles de temas. Hoy en día, cuando el maestro con 94 años ha traspasado las puertas del 2000 y disfruta ya del siglo XXI y del tercer milenio, continua produciendo temas picantes de actualidad como es el caso de El viagra, ya muy conocido por todos los que gustamos de su música.

El maestro José María Peñaranda, nacido en Barranquilla el 11 de marzo de 1907, está en mora de recibir un verdadero homenaje a Ia altura de su grandeza. Es uno de los pocos artistas con más de 80 años de vigencia, por lo que el próximo festival vallenato debe coronarlo Rey Honoris Causa, ya que antes de Alejandro Durán, de Juancho Polo Valencia y de Luis Enrique Martínez, ya Peñaranda no sólo era popular en Colombia sino en todo el mundo, en donde se tuvo la ocasión de conocer las melodías que componía y traspasaba a los fuelles y teclas de su acordeó
 

RECORDANDO A PEDRO LAZA

Por Jaime Mercado Torres

Joven profesional y notable investigador musical, amigo de nuestra Corporación.

Pedro Laza Gutiérrez nació el 12 de diciembre de 1904, en el callejón de Gastelbondo, en el sector amurallado de la histórica ciudad de Cartagena. Hizo sus estudios primarios y luego los secundarios en la Universidad de Cartagena, donde obtiene el título de bachiller.

Laza no quiso realizar estudios superiores, pero fue un profesional de la música. Hacia 1924, empieza a trabajar artes gráficas en el Diario de la Costa de Cartagena. En 1928 ingresa en la imprenta departamental. Primero, como ayudante de prensa, hasta alcanzar el cargo de jefe de la sección. Trabaja durante muchos años en esa institución, hasta lograr jubilarse.

En 1931 contrae matrimonio con doña Elisa Murillo. Vale anotar que la fiesta fue amenizada por la orquesta de Los Filipinos, agrupación que se encontraba de paso en Cartagena. Cuando tenía 17 años de edad se decide por la música. Aprovecha entonces la vecindad de unos amigos que tenían un trío. El encargado de la bandurria era Abraham de Valle. Ocurre entonces un caso raro en Pedro Laza. Con solo ver algunos conocimientos de carpintería y ebanistería, él mismo fabricó una bandurria. Pero todas estas pilatunas musicales, las cometía a espaldas de su padre.

Más adelante funda su primer grupo, a la edad de 21 años. Se trata de un trío, integrado por Antonio Conde, en el tiple y Fernando Barrios en la guitarra. Este conjunto se presentó en Emisora Fuentes. La mencionada agrupación duró seis años. Luego, le incorpora otros músicos y crea la Estudiantina Bolívar, en 1932. Sus integrantes eran, además de Pedro Laza, Miguel Lorduy, en el piano, Antonio Conde en el tiple, Rafael Piñerez, como primera guitarra, José Miguel Martínez, segunda guitarra, Ramón Puello, en la flauta traversa y Gabriel Waine, en el violín. Interpretaban pasillos, valses, porros, fandangos y mapalés.

La vocación musical y la tenacidad de Pedro Laza fue definitiva. No tenía necesidad de estudiar mucho para aprender los distintos instrumentos. Después de ser un buen ejecutante de bandurria, aprende a tocar contrabajo, al lado del maestro Francisco Lorduy. Un día, en que el bajista titular se enfermó, Pedro Laza lo reemplazó y fue, según testimonio de la crítica de la época, un afortunado reemplazo.

Más adelante, funda la orquesta La Nueva Granada. Acude al saxofonista Víctor Morelo y algunos miembros de la familia Ávila. Con esta agrupación, ameniza bailes y fiestas privadas. Con esta orquesta graba para discos fuentes un tema titulado El aguacate. Este grupo, se disuelve en 1940. Durante los cuatro años siguientes Pedro Laza se vincula a otros elencos, entre ellos la Orquesta Emisora Fuentes.

En 1952 funda una agrupación denominada la Sonora Playera. Más tarde, ya bajo la dirección de Antonio Fuentes, se denomina Pedro Laza y sus Pelayeros. Se trata de un homenaje al municipio de San Pelayo, cuna del porro en Colombia. Paradójicamente, durante su juventud, Pedro Laza no viajó a San Pelayo. Un año antes de su muerte, lo invitaron como jurado del famoso festival del porro.

Pedro Laza vinculó a los más renombrados músicos de la Costa Norte del departamento. La primera nómina ya bajo la denominación de Pedro Laza y sus pelayeros, es la siguiente: Rufo Garrido, saxofonista; Clímaco Sarmiento, clarinetista; "Michi" Sarmiento, hijo del anterior, clarinetista y saxofonista; Manuel Villanueva, trompetista; Quique Bonfante, en la tumbadora; José Franco, baterista; Cholo Gallardo, saxofonista y Pedro Laza, bajista. En algunos temas hizo coros Luis Bernardo Saldarriaga, el antioqueño, integrante del grupo Los Pamperos.

En la nómina de sus cantantes hay que mencionar a los siguientes: Crescencio Camacho, Carlos Gómez, Mario Gareña, Tony Zuñiga, Bobby Ruiz, Henry Castro, Nono Narváez. Hubo una dama, de nombre Rosita de Franco. Ella cantó, pero no grabó con el grupo. Por inconvenientes de tipo laboral y por el gran amor que le profesaba a su terruño, el maestro Laza perdió la oportunidad de realizar giras al exterior. Pero aún así, su talento musical se ha conocido en la mayoría de los países de América Latina.

Algunos de los temas fundamentales de Pedro Laza, que se escuchan en todo el país, son los siguientes: El cariseco, La negra decente, Mi ropa, Cayetano baila, El hombre libre, El menjurje, Vámonos caminando, Toño con merecumbé, Busca tu charco, Pelayeros del 59, El mochilero, El algarrobo, Pie pelúo, La cebúa, Vicentico Martínez. Este último, dedicado al ex alcalde y dirigente cívico de Cartagena, Vicente Martínez Martelo. A comienzos de la década del sesenta para Discos Fuentes, graba con Daniel Santos el L.D. titulado Candela.

Pedro Laza fue un músico universal, como lo fueron Lucho Bermúdez y Pacho Galán. Con igual solvencia interpretó porros, el fandango, el merecumbé, el chiquichá, el mapalé, el paseaíto, la cumbia. Igualmente, cultivó los géneros del interior del país: pasillos, valses y mazurcas. Pedro Laza, durante su larga vida, se impuso una misión: vivir para la música. En alguna ocasión, cuando alguien le preguntó: -- Maestro, ¿a qué se debe que usted toque tan bien? ¿Cuál es el misterio? El misterio es que tocamos con el alma, respondió.

El maestro Pedro Laza murió en Cartagena el 4 de abril de 1988.
 

 

 

 

 

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