La Coruña atesora una personalidad que la distingue del resto de las ciudades de su tamaño; la amable, liberal, moderna, divertida y cargada de historia.
La visita de la Ciudad Vieja es de obligado cumplimiento, ya que sus edificios de tradicional estilo gallego son un entorno ideal para pasear, sin olvidar los paseos al borde del mar, ya que al ser una península, está rodeada de mar practicamente por todos sus lados.
Wenceslao Fernández Flórez, un ilustre coruñes, la describía como la cubierta de un barco de pasajeros, delei
tándose en su paseo, con su cambiante y amable
paisaje. El paseo marítimo, construido en los últimos años, comienza en la playa de Riazor y recorre toda la costa que delimita la ciudad. En un punto de ese paseo se encuentra el Castillo de San Antón, que alberga el Museo Arqueológico e Histórico, y en otros puntos, la Torre de Hércules, la Casa de los Peces y la Domus.
Sus clásicos Cantones son la antesala del acristalado paseo de las galerías de La Marina, que se prolongan hasta la calle Real, llena de comercios y desembocan el María Pita, plaza que preside el Ayuntamiento.
Urbanísticamente destacan las llamadas galerías, balcones acristalados que forman la fachada principal de muchos edificios.
Lo más destacado de su gastronomía son los mariscos y el pescado, ya que cuenta con un importante puerto pesquero, de intenso tráfico comercial, y ahora gracias al nuevo muelle de trasatlánticos, también de pasaje. Su aeropuerto se encuentra a 10 Km. de la ciudad.
Es sede de la Orquesta sinfónica de Galicia, que actualmente actúa en el Palacio de Congresos, y de la Universidad de La Coruña. Destaca también su equipo de futbol, el Deportivo, que juega en primera y participa en competiciones europeas, y desde el punto de vista industrial, la refinería y las modernas empresas de confección.