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Vida y Obra de Don Francisco Piria
Descendiente de navegantes italianos, su abuelo José Piria comando la nave llamada "Concepción", que hizo viajes al Río de la Plata a partir de 1810, su padre Lorenzo Piria, fiel a la tradición familiar, realizó reiterados viajes a Montevideo en la Fragata "Francisco José" hasta que se radicó definitivamente en ella con su esposa Serafina Grosso, ambos genoveses. Un 21 de Agosto bajo el signo de Leo en la finca de la calle Treinta y Tres, entre Cerrito y Piedras nace el primogénito de este matrimonio FRANCISCO PIRIA GROSSO. Muy pequeño, junto con su hermano Juan, fue llevado a Italia, por un tío paterno, monje jesuita, que se encargaría de su educación y de esa manera aliviaría en algo la precaria situación por la que pasaba el matrimonio. De la esmerada educación que recibió nos hablan los libros por él escritos donde "entre líneas" aparecen sus amplios conocimientos históricos-mitológicos-filosóficos, sin tener en cuenta el conocimiento psíquico, que poseía y que fue la llave que le dio el triunfo más rotundo al que hombre alguno pueda aspirar. Pero no hay duda que fue un espíritu "iluminado" con un poder carismático que toca los límites de lo irreal, pero con sus pies en la tierra y su pensamiento en un ideal al que siempre llegó. Por esta permanecía en Italia durante su niñez y primera juventud es que se le adjudica, nacionalidad italiana, nació en nuestra Patria, vivió en ella, la engrandeció con su obra y murió en ella. Es cierto que criticó la desidia del criollo más de una vez, diciendo entre otras cosas: "El criollo toma mate para disfrazar su ocio, con esa excusa y la de "armar un cigarro" ¿cuánto tiempo pierde de su vida? Vegeta, no vive"... Ello no indica que negara su nacionalidad, sino que tenía otra concepción de la existencia. Aparece en el mundo de los negocios, muy joven, instalado en un tienda en la cual "había de todo" vendiendo los artículos personalmente o rematándolos si las circunstancias así lo exigían. Fue quien inicio la venta de ropa de confección en Montevideo, imponiendo las prendas "Remingtón". El 17 de febrero de 1870 esta tienda fue destruida por un voraz incendio, Piria perdió materialmente todo lo que poseía, pero no su capacidad de trabajo, si afán de lucha, ese poder especial de agigantarse ante los obstáculos que se le presentaban, él mismo lo dijo: "YO NO PERTENEZCO A LA RAZA DE LOS QUE AFLOJAN, NI SIQUIERA DE LOS QUE SE DETIENEN, PORQUE DETENERSE EN EL CURSO DE UNA OBRA ES QUEDARSE ATRAS". Admirable temple de titán que hizo de esta frase el lema de su vida. Funda "La Industrial" en 1873 y a partir de este momento se dedicará, por un tiempo, pura y exclusivamente al negocio de tierras. Pionero en la venta de solares a plazos, se le considera el segundo fundador de Montevideo por haber vendido más del 50% de la ciudad. Para cada remate hacia una programación, con grandes volantes, donde aparecía el nuevo fraccionamiento, hora de salida del tren, menú que se ofrecería, entretenimientos, y además detalles que pudieran servir para atraer a la gente, de convertirlo en propietario, ya se encargaría él y por lo tanto en su cliente, con su florido lenguaje y con la financiación que ofrecía, ajustada "a cada bolsillo". En poco tiempo, se transformó en rico rematador, que viajaba periódicamente a Europa (hizo veintidós viajes), escribía folletos, y ensayos con el seudónimo de Henry Patrick y luego con su propio nombre. Desde su primer remate efectuado en Las Piedras, con un martillo prestado, ya mostró por su originalidad, las condiciones que lo convertirían en el más progresista y pintoresco hombre de negocios que conoció el país. Famoso por sus arengas, bandas de música, excursiones, entretenimientos y pic-nics, que ofrecía en los lugares donde realizaría el remate, fue objeto de múltiples caricaturas, que siempre lo hacen aparecer como "el as del martillo" Pensando en hacer una buena inversión y al regreso de uno de los tantos viajes que realizara al Viejo Continente, fue cuando tuvo la oportunidad de conocer esta costa agreste, salvaje y solitaria... Parado en lo que en aquella época se llamaba el puerto del Ingles (hoy puerto de Piriápolis)... Cerró sus ojos y en una visión de futuro fundió, en el crisol de su recuerdo, los balnearios por él visitados, Niza, Biarritz, Cannes, Sorrento, Livorno, Ostende, cristalizando en su mente el "GRAN BALNEARIO DEL PORVENIR". Ahí en esa bahía nacería, la ciudad de PIRIA que perpetuaría su nombre, que el país necesitaba, (ya que hasta ese momento no se habían explotado las playas) para desarollarse y progresar. A partir de este momento, esa idea no lo abandonaría jamás, construir la gran ciudad balnearia. En su libro titulado "El Socialismo Triunfante" o "Mi país entre 200 años" como indistintamente se le llama, escrito en 1898, o sea en los albores de la ciudad naciente habla de la visión extraordinaria que tuvo. Este libro, al igual que Piriápolis, es producto de su fantasía. |