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Número 2 Diciembre de 1997
Córdoba/ Buenos Aires
República Argentina
The Budoka
E-zine
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Revista
El Budoka
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Los Libros del Budoka
"El Zen no tiene caminos"reza un antiguo provervio del Zen, 
que aludía a la necesidad de ser flexibles, innnovadores,
a la hora de buscar el conocimiento.
La sabiduría, esa materia tan esquiva, puede hallarse y encontrarse 
en el lugar más inesperado, en la charla ordinaria, o en la cita
de un riguroso impreso. Por eso traemos aquí una bibliografía,
en definitiva un intento, de acercar textos cuyos contenidos provoquen,
estimulen, empujen y den palabras a nuestra búsqueda,
la búsqueda del Guerrero.
El doctor Wayne W. Dyer ejerció como profesor adjunto del Departamento de Psicología del Asesoramiento en la St. John's University de Nueva York.  En colaboración con John Vriend publicó Counceling Effectively in Groups (1973) Y Counseling for Personal Mastery:  A Tape Series for Building Counselor Competencies (1974), además de gran cantidad de artículos en revistas de su especialidad.  El doctor Dyer es asimismo autor de las siguientes obras publicadas por Grijalbo:  Técnicas efectivas de asesoramiento psicológico (2ºed), Los regalos de Eykis (4ºed), Evite ser utilizado (8ºed.), el superventas Tus zonas erróneas (30º ed.), y La felicidad de nuestros hijos.  El cielo es el límite está editado también por Grijalbo en su seri Autoayuda y Superación.

ÍNDICE ESQUEMÁTICO
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Karate Do
SHIN SHU KAN
Argentina
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EL BUDOKA
Magazine Electrónico
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"EL BUDOKA"
La Esencia del DO es la Autosuperación
"El Cielo Es El Límite"
Dr. Wayne Dyer
autor de TUS ZONAS ERRÓNEAS
 

  SZE(*), ZEN Y "MUGA":  
  EL ARTE DE VIVIR AHORA  
 

     Futurización: ese círculo vicioso  

      Si se propone usted de veras pasar de un estado vital SZE a un estado vital Sin Límites, debe reconsiderar meticulosamente en qué emplea el número limitado de días de qu dispone en su vida.  Si persigue usted interminablemente los símbolos, distintivos o enseñas que utiliza la gente "normal" para valorar el "exito" en la vida (cuyo símbolo primario es el dinero), posponiendo indefinidamente su goce de la vida tal como se la ofrece ahora y esperando "vivir de verdad" en una época futura, ¡nunca vivirá usted veradaderamente en el presente! 

      "Futurizar puede convertirse en el más destructivo de los hábitos.  El presente se desperdicia siempre en la planificación del futuro, que nunca llega del todo.  Si se propone usted conseguir suficiente dinero para así poder ser siempre feliz, nunca alcanzará la felicidad.  Esa persecución se convertirá en el objetivo único de la vida.  Si lo que le estimula en realidad es esa tarea de caza, de persecución, cuando alcance cierto nivel de renta elevará el índice de sus aspiraciones y entonces creerá que está necesitado de más dinero. 

      Si se ha marcado usted como objetivo de la vida el prestigio, el dinero, los premios, la fama o cualquier otra de la multitud de lo que hyo llamo compensaciones "externas" que la sociedad intenta venderle continuamente, está usted atrapado en una carrera sin fin en pos del "exito", lo cual, desde un punto de vista práctico, es la raíz de todas la enfermedades "neuróticas" modernas, entre las que se incluyen la angustia aguda, las depresiones, las obsesiones, las jaquecas, los calambres, los tics, los trastornos cardíacos y traumas emocionales, así como unas relaciones familiares insatisfactorias, un estilo de vida "defensivo", una falta de amor en su vida y así sucesivamente ad nauseam. 

      Sin lugar a dudas el futurizar es una de esas grandes zonas erróneas sociales que infestan nuestra cultura.  Un individio SZE puede hacer varias cosas para superarlo y empezar a vivir ahora.  Lo primero es reconocer plenamente que el ahora es el único momento que realmente tiene.  Es una verdad tan fundamental y tan sencilla que resulta extraño que haya tan pocas personas que sepan vivir en el presente.  A menos que se llegue a inventar la máquina del tiempo de la ciencia ficción, y hasta que se invente, en realidad nadie podrá huir del presente y vivir en ningún otro tiempo; pero si usted deja que su pensamiento vague constantemente por todo el "mapa del tiempo", ora lamentando el pasado o sintiéndose culpable por él, ora angustiándose por el futuro, puede usted vivir, literalmente, toda la vida in absentia: ausente, separado incluso del único tiempo en que puede puede "estar viviendo realmente". 

      "Casi todas las personas viven la vida en un silenciosa desesperación", dijo Henry David Thoreau.  Esto pude aplicarse aún mejor a los que vivimos a finales del siglo XX que a los que vivieron en el siglo XIX.  Y, siendo así, significa que el círculo vicioso que lo causa, y que Wendell Johnson en People in Quandaries llamaba la enfermedad IFD (Idealización, Frustración, Desmoralización) están en alza entre nosotros...  y de ahí nuestra necesidad de entender como actúa y cómo se puede superar. 

    En el punto 1 del círculo figura la tendencia a idealizar el futuro; a creer qeu cuadno pase esto o aquello, el futuro será muy distinto y superior al presente.  "El viernes que viene me lo pasaré muy bien en le baile; cuando me licencie; cuando me case; cuando consiga ese ascenso, cuando nazca nuestro primer hijo; cuando tengamos la casa nueva; cuand consiga esa prima; cuando lleguen por las vacaciones; caundo lleguen nuestros amigos; cuando se vayan; cuando apruebe los exámenes; cuando haya tramitado el divorcio"; y así sucesivamente, siempre esperando algo del futuro y empleando el presente en planificar, imaginar, esperar, desear y soñar un "futuro tiempo feliz". 

      Como el círculo sigue hacia el punto 2, el resultado predecible es frustración.   El futuro nunca se ajustará del todo a sus sueños.  En cuanto se convierte en presente, queda "destruido".  "El baile no fue tan divertido, en realidad; la licenciatura fue un latazo; la luna de miel se acabó en cuanto se acabó la ceremonia de boda; gasté la prima casi antes de que me la pagaran; las vacaciones fueron aburridas y estaba deseando que terminasen". 

       El tercer punto del círculo es la desmoralización que siente cada vez que el futuro se convierte en presente y le "desilusiona".  Puede derivar en una depresión grave y prolongada, o, si ha llegado a acostumbrarse lo bastante a soportar la desilusión, puede "resignarse" en seguida, e intentar convencerse de que no debe esperar gran cosa de al vida en el futuro.  De cualquier modo, ¿qué es lo que hace luego?  Vuelve a idealizar el futuro y de nuevo se inicia el proceso.  Acaba adaptándose plenamente a una vida de silenciosa desesperación.  La única manera de salir de esa trampa, es deshacer ese círculo y empezar a vivir plenamente su vida HOY. 
     

    Para trascender el pasado 

      Aunque pueda parecer demasiado dolorosamente evidente mencionarlo. lo cierto es que el pasado ha pasado, y , sea lo que sea lo que haya sucedido "entonces", nunca volverá, y nunca podrá volver a recuperarlo.  Siempre que se sorprenda malgastando sus momentos presentes paralizado por algo que ocurrió en el pasado, está usted castigándose innecesariamente. El primer paso para superar su pasado es prescindir de sus actitudes hacia a él que le paralizan ahora.  Esto supone cambiar sus actitudes hacia el presente, mas que intentar borrar de un modo artificial cualquier cosa de su pasado real. 

      Si ha decidio usted derrochar el presente vagando por el pasado, lamentando las oportunidades perdidas o rememorando "los buenos tiempos", lamentándose de que "todo ha cambiado", o deseando poder revivir su vida anterior, no hará mas que "asesinar" su presente.  Pero si decide usted abandonar el pasado siempre que le impida pensar, sentir o actuar eficazmente en el presente, "su pasado" se integrará en seguida en la perspectiva SZE/Sin Límites. 

      Quiero insistir en que "abandonar el pasado" no significa abandonar su recuerdo, o que deba olvidar usted lo que ha aprendido y que pueda hacerle más feliz y eficaz en el presente.  He citado pensamientos (filosóficos y poéticos) del pasado lejano y próximo de la humanidad que creo son dignos de recordarse, porque contienen verdades que pueden iluminar la belleza potencial de nuestras vidas presentes.  A lo que me refiero es a liberarse inmediatamente de esas actitudes aprendidas que le impiden funcionar eficazmente y ser feliz hoy. 

      Por ejemplo, si acaba de morir una persona a quien usted amaba, es natural que se sienta afligido durante un tiempo.  Pero por muy dolorosa que pueda ser la pérdida, el mundo le recuerda a usted la diferencia inconmensurable existente entre la vida y muerte, y ése es un mensaje que no puede ignorar.  Está obligado en este momento a soportar el dolor; no sentirlo sería inhumano, no expresarlo sería catastrófico para usted. 

      Pero si se aferrase usted indefinidamente a ese dolor, si no permitiese usted nunca que se disipase y no siguiese viviendo en el ahora, estaría condenándose a vivir eternamente en el pasado, reacción compulsivamente negativa.  El dolor no puede hacerle recuperar a la persona amada; únicamente puede purgar su aflicción por la pérdida de esta persona, y, como mucho, conducirle a una entrega aún más decidida a la vida. 

      Asimismo, si reconoce usted que se ha comportado mal en una situación determinada, que ha herido usted descuidada e innecesariamente a otra persona, sin duda puede disculparse, manifestando su aflicción por tal comportamiento.  Pero si permite que el remordimiento constante no lo deje funcionar AHORA, si persiste indefinidamente en ese sentimiento de culpabilidad y sigue obsesionado por algo ya pasado, se está comportando de un modo improductivo. 

      Su vida no mejorará por el hecho de sentirse culpable.  Puede usted aprender de sus errores, puede hacer voto de no volver a repetir esa acción que es la causa del remordimiento, y seguir viviendo en el presente. 

    Haga las maletas 

      La historia de su propia vida puede ser para usted una poderosa fuerza positiva o puede interponerse en su camino e impedirle vivir plenamente en el presente, depende de cómo decida usted utilizarla ahora. 

      El hecho triste es que la psicología, desde Freud, ha enfocado el pasado de los individuos casi exclusivamente en función de las influencias destructivas.  Un terapeuta puede pasar meses o años con un paciente intentando sacar a flote traumas olvidados, identificar lo que le hicieron sus padres en la niñez para traumatizarle tanto, etc.  Sin duda, puede haber cosas muy válidas para muchas personas en este planteamiento, aunque ojalá los psicólogos fueran tan eficaces ayudando a la gente a superar las influencias destructoras del pasado como lo son para sacarlas a la luz. 

      Pero, como tan a menudo sucede con el "modelo médico" del tratamiento psicológico, este planteamiento solo desentraña la mitad de la historia.  Supongamos que el padre de un individuo fue rígido, dominante, demasiado estricto y que el individuo puede atribuir algunas de sus "zonas erróneas" actuales a esa negativa infuencia.  Es evidente que el individuo debe eliminar esas zonas de su conciencia.  Pero, ¿tiene que acabar odiando a su padre por haberle hecho todo eso, tiene que acusarle por no haber sido "perfecto"? ¿ Ha de responsabilizarse a ese padre de cosas que sólo el individuo puede cambiar?  El resentimiento puede convertirse en una zona errónea por sí solo, en una reserva de vergüenza y malevolencia que no sólo es destructiva para ese padre supuestamente responsable, sino también para el individuo. 

      Y hay otra cuestión igualmente importante y que casi nunca se menciona:  ¿Qué valores concretos ha recibido usted de su padre?  Quizá su padre lo llevara con frecuencia a pescar, quizá le enseñase a pescar, y a usted todavía le gusta hacerlo. ¿Recuerda a su padre con cariño y afecto cuando se divierte hoy pescando? 

      Quizá la "rigidez" paterna abarcase una devoción absolutamente generosa a la honradez personal, y tal vez se lo inculcara a usted.  Tal vez algún amigo de la infancia esté hoy en la cárcel por haber caído víctima de alguna tentación de salirse de la legalidad, pero usted sabe que eso nunca le pasará porque, por alguna razón, tales tentaciones jamás afloran a su pensamiento.  Su honradez básica es el orgullo de su vida; pagaría cualquier precio por conservarla; y que nadie se atreva a ponerla entredicho o a atacarla, porque chocará con un fortaleza inexpugnable. 

      Pues bien, ¿quién le enseño a construir esa fortaleza? 

      Si de veras desea usted convertirse en una persona Sin Límites, el mirar hacia atrás,hacia el pasado, ha de incluir recoger y apreciar toda la sabiduría, la veracidad y la belleza, todas las fuentes de inspiración, que la historia de su vida le haya proporcionado.  ¿De dónde extraerá usted una filosofía de la vida creadora e inspiradora, si no es en la reserva que ha acumulado durante las experiencias de su vida? 

      Para trascender o superar su pasado, quizá deba empezar por admitir "lo hecho, hecho está", y prescindir de esas "fijaciones" que le han tenido apresado en el espejismo del ayer y apartado del AHORA; pero tal proceso sin duda culminará cuando haga las maletas, cuando recoja de su pasado todo lo que realmente desee llevar consigo.  Una vez "hechas las maletas", sólo tendrá que hacer un breve viaje en autobús hacia el presente. 

    SZE,zen y "muga" 

      Rara vez aparece en nuestra cultura el arte de vivir plenamente el instante persente.  De hecho, ni siquiera tenemos una palabra corriente o frase construcctiva para el arte de vivir plenamente en el presente.  Los filósofos existencialistas han utilizado el concepto de inmediatez de Kiekergaard para describir ese estado en el que el individuo se halla en contacto directo con su presente: un estado infantil en el que nada obstaculiza su vivencia del instante presente, nada (ni pesares del pasado ni ilusiones del futuro) "media" entre usted y el ahora en el que vive.  Pero demasiado a menudo esta "inmediatez" se asocia con un estado pueril en el que el individuo no tiene conciencia del mundo más amplio que le rodea.  Suele pensarse que cuando uno pasa de la niñez a la edad adulta pierde para siempre este estado de "inocencia", esta alegría infantil de la "inmediatez", y no puede recuperarlo verdaderamente nunca. 

      Si creemos que todos podemos "vivir ahora" y decidimos buscar ejemplos concretos de cómo cultivar tal arte, hemos de recurrir a otras culturas que han estudiado el asunto con más profundidad que nosotros.  El individuo que está dispuesto a vivir ahora puede hallar en el zen un puente fácil para ello. 

      El zen y el SZE pretenden lograr la paz interior persiguiéndola por direcciones exactamente opuestas.  Mientras que el zen se basa en una instrucción de inteligencia a inteligencia entre el maestro y el alumno para lograr el satori, el "despertar" (o la conciencia global del instante presente), el SZE aborda el mismo objetivo sin basarse en otro maestro que usted mismo para dilucidar el camino. 

      El zen conduce, teóricamente, a una tranquilidad mental absoluta.  Hace algún tiempo, la revista Newsweek publicó un artículo titulado "El arte japonés del instante", en el que se analizaba el sistema que sigue la cultura japonesa para cultivar ese vivir pleno en el instante presente: la antigua ceremonia del té, llamada chanoyu: 
     

         Durante un instante, no existe otra cosa en la vida más que la sensación del cuenco y del té.  Lo que en realidad siente el bebedor de té se resume en el término intemporal japonés MU.  En un sentido literal, MU significa "nada" o "cero", pero connota mucho más una concentración intensa y fija en la tarea o el placer inmediato.  Se eliminan todas las distracciones. En ese "estado cero", el pensamiento sólo se concentra en lo inmediato.  Lo que caracteriza el triunfo japonés en todas las artes es precisamente esta capacidad para centrarse, para hacer que cada segundo, cada milímetro, cada pincelada o cada raya de las trazadas por una pluma cuenten.
       Abraham Maslow decía que la cultura japonesa basada en el zen alcanzaba un nivel mucho más alto que las culturas occidentales en el arte de vivir el instante presente.  Maslow utilizaba la palabra japonesa MUGA pra decribir la conciencia plena del instante presente, y definía muga de este modo: 
     
        Es el estado en el que usted hace lo que está haciendo con una entrega total, sin pensar en ninguna otra cosa, sin ninguna vacilación, sin críticas, dudas ni inhibiciones de ningún género.  Es actuar de un modo espontáneo, puro, perfecto y total, sin ningún tipo de bloqueo.  Sólo es posible lograr esto cuando el yo se trasciende u olvida.(**)
      Si logra usted el estado muga en cualquier actividad humana alcanzará un nivel de paz interior y satisfacción personal que quizá nunca haya experimentado.  Si es usted capaz de aprender a concentrar todo su pensamiento presente en un partido de tenis, una larga carrera, una experiencia sexual, un concierto, una tarea creadora, o la obra de su vida, comprobará que experimenta un gozo, un éxtasis ("saliendo de sí mismo") que nunca había creído posible. 

       Muga, el vivir con plenitud el instante presente, no supone utilizar un truco o ardid mental para engañarme a mí mismo, ni exige un adiestramiento especializado en el zen o en cualquier otra disciplina.  Lo único que ha de hacer es prescindir de las actitudes y las conductas negativas que le han impedido gozar sus instantes presentes durante unos cuantos de esos momentos al día.  Todo el proceso de la incorporación al presente se inicia con la renuncia al pasado y al futuro en favor del ahora, en el mayor número posible de sus experiencias vitales. 



    (*) SZE Sin Zonas Erróneas, titulo de un libro precedente, y por el cual se hizo mas famoso el autor; Sin Zonas Erróneas sería algo asi como un estilo de conducta, o personalidad, sin "esquemas erroneos" de conducta, como por ejemplo la "culpa", el autocastigo, etc. 
    (**) Maslow, The Farther Reaches of Human Nature, Viking Press 1971, p.243 
 

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