ero... ¿Qué pasó con Rosamunda? Pues vereis... Cuando notó que era rana otra vez, huyó del teatro y después de estar vagando y saltando...
Pudo colarse en un barco que iba a cruzar el Atlántico y allí escondida esperó a que le llegaran aromas de la tierra que dejó aquel día que cantó por primera vez como soprano, con un hada madrina de espectadora. Al cabo de unos días, saltó a tierra firme y, con lagrimas en sus enormes ojos saltones, llegó hasta su charca.
Mas no todo acabó mal para nuestra rana. El hada había hablado de aspecto pero no había dicho nada sobre la voz. Rosamunda siguió conservando su hermosa voz de soprano, al menos para cantar. Asi, si una noche de luna llena paseais por un bosque, prestad atención, porque quizás podais escuchar a Rosamunda quien, añorando viejos tiempos, canta para sus compañeras.

copyright Pilar O' Connor 1997

  

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