o había papel que se le resistiese a Rosamunda, aunque a ella el que más le gustaba era el de Mimí, la protagonista de "La Bohème". Esta ópera precisamente fue la causa de la desgracia de Rosamunda. Bueno, más que "La Bohème", el culpable fue el tenor Alberto Kraissler. Si, porque hasta entonces Rosamunda no tuvo ningún problema con lo del beso. Los tenores que cantaban con ella eran gordos, feos, cursis, insoportables. Pero cuando vió al que iba a ser su Rodolfo, su compañero en la ópera, el corazón le dió un vuelco.
¡Que ojos! Azules, que le recordaban el agua, su charca natal. Se sentía atraída hacia él. ¡Y lo que era peor! A él le pasaba lo mismo. Durante los ensayos Rosamunda procuraba evitar su mirada. Pero llego el día de la representación...
El teatro estaba lleno, la televisión retransmitía para los cinco continentes. La expectación no tenía limite. Rosamunda estaba guapísima con su sencillo traje de Mimí, pero Kreissler no lo estaba menos. Aquella atracción fatal se apoderaba de ella. Durante el aria "Che Gelida manina", Rosamunda creyó perder el sentido.
Pero en el duo final del primer acto...Pasó lo inevitable, sus miradas se cruzaron y acabaron la escena con un apasionado beso.
Y entonces... ¡Pluf! Ante el asombro de medio Mundo, la soprano se evaporó. En el suelo del escenario quedó el vestido de Mimí. Nunca se supo lo que había pasado. Nadie creyó a Alberto Kraissler, quien aseguraba haber visto una rana. El pobre acabó sus dias en un manicomio.