Amanda tuvo la amabilidad de continuar el
relato de la vendedora de cosméticos, creo que estarás de
acuerdo conmigo en que lo realizó en una tarde en la que estaba
particularmente inspirada, esta chica realmente me enloquece con
sus relatos:
"Marta estaba muy nerviosa, justo en el límite que separa
la cordura con la histeria. Su marido (Roberto) había decidido
"echarse un faltazo" al trabajo, la había hecho llamar
a ella a la oficina para decir que estaba muy enfermo, y se
quedó muy orondo tirado en la cama durmiendo; justo ese viernes,
el día que volvería la vendedora de cosméticos.
No tenía forma de cancelar la cita con la vendedora, únicamente
tenía una tarjeta con el teléfono de su celular. Llamó, no
atendía y luego del clásico: - luego de la señal puede dejar
su mensaje - dijo muy rápidamente: - Mi marido está enfermo en
casa, no puedo atenderla, cancelar la cita, repito cancelar la
cita, firma Marta -. A pesar del aviso no estaba tranquila, -
esas máquinas quién sabe lo que hacen con lo que uno les dice -
pensaba ella.
A media mañana sonó el timbre de calle. Asustada y pálida fue
a mirar por la mirilla; era la hora que se habían citado con la
vendedora, sus piernas temblaban.
Al mirar se calmó un poco, del otro lado de la puerta había una
señora, vestida con un delantal blanco, saco del mismo color, un
estetoscopio colgando de su cuello, pelo recogido, grandes
anteojos académicos y un enorme maletín negro.
- Si, quién es ? - preguntó sin abrir.
- Soy la doctora Raquel Montoya de la oficina de medicina
laboral, tengo reportado que Roberto López está enfermo y
venía a hacerle un chequeo de rutina -
Marta se sobresaltó un poco, le chistó a su marido que se
metiera en la cama y se hiciera el enfermo porque de la oficina
le mandaron un médico, a ver si por una picardía perdía su
trabajo. Con parsimonia abrió la puerta de calle.
- Pase doctora, Roberto se siente muy mal, está en la cama, en
el dormitorio, pase por aquí - decía temblequeando con la voz.
Cuando la doctora entró a Marta le pareció como que la conocía
de algún lugar, pero no recordaba de donde.
La doctora se sentó al lado de la cama y comenzó a oscultar a
Roberto, le puso un termómetro en la boca, le controló la
presión, le daba golpecitos en la espalda, le miraba dentro de
los ojos y la garganta. Finalmente dijo:
- No veo nada malo, presión normal, respiración normal,
temperatura normal, no se que le pasa, veamos todavía la
temperatura rectal - y dándolo vuelta le bajó el pantalón del
pijamas y le puso el termómetro en el ano. Roberto sintió como
un pequeño chucho de frío, al oscultarlo las manos tibias de la
doctora lo habían excitado un poco, pero cuando le puso el
termómetro empezó a sentir que su miembro se erguía.
Al cabo de un minuto, la doctora, sacó el termómetro y mirando
la temperatura sentenció:
- Ud. señor no tiene nada, se quiere hacer la rabona al trabajo
y pasarla bien!. Lamentablemente voy a tener que reportar esto a
la oficina de personal -
Roberto desesperado porque lo habían descubierto le rogaba que
no lo hiciese:
- Pero doctora, por favor no lo haga, hace mucho años que
trabajo allí y es la primer vez que falto. No habrá otra forma
de arreglar esto? no se, ... tal vez unos pesitos no le vendrían
nada mal -
- Bueno, Ud. sabe, hoy en Argentina con un solo trabajo no se
puede vivir, así como me ve, aparte de ejercer la medicina
legal, también vendo cosméticos, tal vez si su señora me
comprara algunos, podríamos ver como solucionar el parte médico
- respondió la académica.
A Marta se le hizo un flash ! en la cabeza, ahora recordaba de
donde la conocía a la doctora, no era otra que su vendedora de
cosméticos!.
La doctora continuó con su discurso:
- Represento a la línea de productos para la mujer moderna de
Miss Valón.
- Bueno yo le compro todo todo - interrumpió Roberto muy
nervioso y suponiendo que de esa forma podría zafar. Pero la
doctora continuó:
- No es tan sencillo todos los productos Miss Valón vienen con
garantía de satisfacción, para ello las vendedoras antes de
vender un artículo debemos realizar una demostración de calidad
al cliente, pero ... como podremos hacer para que la señora
pueda ver como lucen los productos ?, tal vez si Roberto se
ofrece gentilmente podamos comprobar la calidad de las cremas,
delineadores, y demás productos sobre su cara ?-
Roberto, acorralado aceptó. Marta se sobresaltó, conocía el
secreto de la vendedora - doctora Raquel, pero tampoco podía
hablar, como le explicaría a Roberto que la felicidad que
irradiaba en los últimos días se debía a la persona con la que
estaban en ese momento ?.
Resignado Roberto se sentó en el puff, de espaldas al espejo.
Raquel repitió la sesión de maquillaje que realizara con Marta,
explicando en detalle la composición de cada uno de los
productos que utilizaba y poniendo gran maestría en su
aplicación. Marta miraba extasiada como su marido se
transformaba en toda una mujer.
- Este tipo de pelucas son muy prácticas porque se pueden lavar
y nunca se enredan - explicaba Raquel mientras le ponía una
peluca color negro azabache de pelo lacio sobre la cabeza a
Roberto.
- La línea de ropa interior es muy confortable y ayuda a
disimular algunas imperfecciones de la naturaleza - seguía
explicando mientras le colocaba un corpiño con prótesis que le
daban a Roberto una formas muy voluptuosas.
Roberto se resistía a que le pusieran las medias, bombacha y
portaligas. Pero Marta (que ya estaba muy excitada por la visión
que su marido le daba) lo convenció:
- Mirá Roberto, creo que si vos me querés tenés que hacerlo,
además, acá las únicas que estamos somos la doctora, que ya te
revisó y yo que soy tu esposa no veo porque no querés hacerlo -
y en voz baja al oído - y pensá que si la doctora se enoja
pueden echarte del trabajo -
Roberto de mala gana se sacó el pantalón del pijamas y se dejó
vestir con las ropas íntimas.
- El toque de distinción para lograr una figura de abeja se
logra con este tipo de corset, que se acordona en la cintura -
seguía Raquel y con la ayuda de Marta le ajustó el corset a
Roberto de tal forma que casi no podía respirar, y siguió
diciendo - esta enagua transparente da una pizca de glamour y
sensualidad al dejar ver la ropa que se luce debajo - y le
colocó la mencionada enagua a Roberto.
Finalmente Raquel le calzó, a Roberto, unos zapatos de taco
aguja y lo hizo girar sobre sus talones para que se pueda
contemplar en el espejo haciendo que las enaguas flotaran por un
momento en el aire.
Al verse convertido, Roberto sintió una sensación que nunca
antes había tenido; su personalidad se desdoblaba entre quien
veía y como se veía, su parte masculina que miraba al espejo
deseaba tener sexo con la imagen que veía, su parte femenina que
lucía espléndida en el espejo quería ser poseída por alguien.
Al mismo tiempo tuvo una erección y sintió que se le dilataba
su ano.
- Miss Valón, ofrece también algunos elementos para
complementar los momentos más íntimos - seguía la locuaz
Raquel y llevando a Roberto hacia la cama, lo puso en posición
de perrito y lo esposó con las manos separadas a la reja del
respaldo de la cama matrimonial.
Raquel sacó una barra de acero de unos 90 cm de largo con dos
cadenas en los extremos y encadenó los tobillos de Roberto
cerrando las cadenas con dos pequeños candados, y seguía
explicando: - Este artefacto no permite que el compañero pueda
juntar sus pies, de forma tal que siempre está disponible para
la relación -
Roberto al sentirse totalmente indefenso se excitó aún más.
- Para comprobar la efectividad de lo que les acabo de mencionar
les haré una demostración práctica - completó Raquel y se
levantó la pollera blanca hasta la cintura, descubriendo entre
los tiradores de los portaligas blancos, lo que Marta ya
conocía.
Roberto asustado por el tamaño del miembro que la doctora le
mostraba, forcejeaba para tratar de salir de su posición. Fue
inútil, Raquel se colocó detrás y comenzó a penetrarlo, por
supuesto con su miembro encremado con Crema Intima Miss Valón.
Marta al ver a su marido en la misma posición que ella había
experimentado días atrás, comenzó a masturbarse con un
consolador negro que había comprado en aquella ocasión. Raquel
al verla proceder de esa manera dejó a Roberto.
- Como Miss Valón piensa que la satisfacción del cliente debe
ser total, ha desarrollado para la dama el más extraordinario
artefacto - decía Raquel mientras sacaba un extraño consolador
doble pegado a un cinturón de su maletín - venga por aquí
señora que le muestro como funciona - terminó.
Marta encantada se introdujo parte del consolador en la vagina y
una vez que Raquel terminó de abrocharle el cinturón por la
espalda quedó con un enorme falo parado. Marta subió a la cama
y comenzó a penetrar a su marido, quien estaba angustiado e
indefenso. La sensación de Marta era de doble placer, por un
lado cuando se movía hacia adelante y atrás el consolador se
movía dentro de su vagina raspándole todas las paredes y por
otro sentía una sensación de poder y control sobre su marido.
Raquel tomó el consolador negro de Marta y se lo introdujo en su
propio ano y comenzó a masturbarse mientras miraba la escena de
la feliz pareja, no todo era trabajo y venta en su vida, siempre
se daba un pequeño respiro en una demostración.
Marta comenzó a cabalgar cada vez más rápido sobre la cola de
Roberto, que ya estaba aplastado contra las rejas del respaldar
de la cama. Pero por más rápido que iba no llegaba al orgasmo.
Raquel, que ya había tenido su orgasmo, se levantó y apretó un
botoncito en el cinturón de Marta, se escuchó un silbido agudo
y de las dos puntas del consolador salieron chorros de un
líquido viscoso, que por una parte calmaron el fuego de Marta y
por otra inundaron el recto de Roberto. Exhausta y llena de gozo
Marta cayó sobre el colchón, Roberto lagrimeaba feliz (entre el
dolor y el placer) apretado contra las rejas del respaldar.
Marta completó la orden de compra de todos los productos que le
fueron mostrados y Roberto pagó la cuenta. La doctora se
despidió contenta (había logrado la venta del día) y le
comentó a Roberto:
- Ah y no se preocupe por el parte médico, apenas llegue lo
completaré, el diagnóstico será: día femenino ... - "
Amanda Wells.
Como has podido ver, se trata de un relato
fascinante, aunque en realidad debo decirte que no se en que
lugar me gustaría mas encontrarme, en el de la vendedora de
cosméticos, femeneizando a un hombre (delicioso!!) o en el
Roberto, siendo transformada en una diosa por una mujer y un CD.
Continuación (La Vendedora III Parte)
Anímate tu también a
contarme tus fantasías, quizá podamos realizarlas