La presente sección se constituye de la participación de un grupo de entusiastas colaboradores. Por secciones, primero se encuentra el nombre del autor; seguido de su direccion electrónica, si está disponible, y luego los poemas.

    En particular aprecio mucho el trabajo de Bernardo Casado con interesante ejercicio donde logra el texto como metáfora de óleo y la palabra del pincel. Catalina Zentner y Francisco Arias se ocupan de cosas del amor pero con ópticas diferentes, algo hay de experiencias pasadas. Gabriel Darbesio se presenta, a ratos, más optimista y nos trae algunos recuerdos. Bruno Kampel nos habla de ausencias y vacíos. Anibal Álvarez nos muestra ciertas visiones inquientantes y Miguel Serrano Martínez enseña cierto sentido de la desesperación.



Poesía

Francisco Arias , [ Los árboles lo saben , En aquel palomar , Ahora , Aquel idilio misterioso ]

Bernardo Casado , [ Desnudo 1912 (Oleo sobre lienzo) , GENTIO ABRIL ]

Catalina Zentner , [ Hubo Tantos Amores ]

Gabriel Darbesio , [ A la distancia , Recordándote Hijo Mío , Un paso al recuerdo , Mi Amigo ]
[ Amor Interior , Mi Vida , A tu imagen Padre ]

Bruno Kampel , [ ¡Sí!… ]

Miguel Serrano Martínez , [ De la locura de los poetas ]

Anibal Álvarez , [ Poema I , El Circo ]



Francisco Arias
aarias@arrakis.es

Los árboles lo saben

Si alguien me preguntara que si amo,
¿qué le respondería?,
¿qué podría responder ahora mismo
desvelado en la luna?
¿Sonreiría a su pregunta?
¿Me pondría de repente serio? ¿Hablaría de otra cosa?
¿Describiría un sueño cualquiera? ¿Inventaría
un recuerdo de amores lejanos donde todo
lo que aún no ocurrió se diera por pasado?
¿Cuál sería mi respuesta?
¿Lo sé yo mismo acaso?
Si alguien me preguntara que a quién amo,
¿cómo se lo diría?,
¿cómo se lo diría si tú tampoco sabes
que mi alma lo mismo que una clara cisterna
copia tu rostro y tu figura
entre un verdoso nimbo
de avellanos y trigos?
Si alguien me preguntara que quién sabe mi amor
yo le contestaría:
Los árboles lo saben, los laureles, los pinos,
los castaños de la sierra.
Sus hojas en el aire
cuentan mi historia simple con murmullo infinito.
Ellos saben por qué mi alma está triste
y por qué callo siempre
lo que ellos sólo dicen.

En aquel palomar

El patio oye el suspiro de otros días en sus arcos.
En las paredes húmedas se estremecen las yedras.
Lilas, jazmines y celindas
tiemblan gozosos en el aire tibio
bajo el beso fugaz de las abejas,
pero celindas, lilas y jazmines,
yedras de oro y arcos ruinosos
no saben cómo un día nos amamos.
Llena la fuente está de claras ondas,
de agua clara y azul igual que el cielo,
la fuente pura y fría
a la sombra delgada de las damas de noche
que dejan su perfume flotar por la negrura...
Mas no supieron nunca
que nos amamos,
y la fuente que llora
solitaria en la sombra
nunca vio reflejarse nuestra dicha
en la dulzura inmóvil de sus ondas.
La galería sueña con sus viejos retratos
en marcos de oro y con sus pasajes
de monterías invernales,
donde hay un dulce ciervo que brama porque un perro
hinca furiosamente los colmillos
en sus ijares espumosos,
pero la galería que duerme desde el tiempo
de aquellas cacerías en la Sierra
nunca supo que nos amamos.
El comedor se alumbra con los pámpanos
de la parra que escala los balcones.
Se perfuma en un hálito de fruteros repletos
de fresas, de manzanas y de peros,
y el viejo aparador de caoba se yergue
en la severidad de hace cien años,
mas nunca supo, envuelto en el vaho otoñal,
que nos amamos.
Subíamos riendo la escalera
hasta llegar al alto palomar todo blanco.
El patio parecíanos algo triste.
Los rayos en las vagas madreselvas
diríanse un enjambre de irritadas abejas.
El olor de invierno persistía
en los abandonados corredores.
La sombra de las hojas se movían en los muebles
enfundados del gran comedor solitario.
Bajo aquel cielo azul de primavera,
en aquel palomar completamente blanco,
solos, entre aleteos y arrullos de palomas,
dichosos y tendidos sobre el sol nos amamos.

Ahora

Ahora empezarás, mi vida,
a no dejarme vivir.
A que los días y sus noches sólo sean
el ahogo feroz de tu encuentro.
De tu incorporación a mí.
iA que mi sangre no sepa detenerse sola,
y se arroje a la tuya, a ti,
con la furiosa alegría del dolor de amarte,
el éxtasis de saberse tuyo;
y de la angustia,
del tremendo milagro oscuro
que es pertenecerte!
Ahora, sí, ahora.
Cuando no me busca nadie, ni yo busco.
Porque tu voz llena de altos eco la tierra,
y tu olor los jardines más sombríos,
y de tu pecho caen las campanas de mis deseos
y aprendo, vida mía, alma mía, amor,
que es verdad que soy de carne,
que es verdad que duelo,
y gozo, y sufro, y grito
porque soy tuyo.
iMomento agotado del mundo,
éste en que te sé lejos de mí!
Apúralo todo, regresa a nuestro abismo
y déjame en ti sumido,
fuerza que se te dio sin lágrimas
de rebeldía; aunque con llanto de violencia
por verse tuyo,
yo que no era nadie,
ini siquiera mío nunca!,
amor tuyo, entregado a ti, amante.

Aquel idilio misterioso

Pienso quizás amargamente
que la vida fue pródiga en caricias
para nosotros, demasiado pródiga;
que nos dio tanto azul, tanta dulzura,
que ya nada tenemos que esperar de la vida.
Y luego he sonreído a mis recuerdos
y me he dicho que nadie
puede saber qué guarda todavía.
Entonces una abeja se elevó por el aire
hacia el seno más puro y azul de la mañana.
(Era una reina en celo
seguida de un tropel de zánganos ardientes.)
La abeja se elevaba cada vez más radiosa
y ellos la perseguían, y lo que no pudieron
resistir la pureza de la altura,
cayeron como lluvia de minúsculas flores.
Continuó la reina su ascensión amorosa
y todos, menos uno, cayeron abatidos
y ése gozó el amor de su reina entre rayos
y después cayó muerto.
Ebria de azul, de goce, de claridad, de altura,
la reina descendió del cielo campesino
y entre los matorrales espesos de tomillo
se perdió deslumbrante.
Y a mí me puso triste aquel idilio
misterioso en los aires,
porque tú eras lo mismo que aquella cruel reina
y yo te amé en los prados y en las dulces montañas
cuyas cumbres gloriosas baña un azul intenso,
y luego tú te fuiste entre las flores;
te fuiste, y yo no he muerto.


Bernardo Casado
bcasado@retevision.es

Desnudo 1912 (Oleo sobre lienzo)

La curva de la botella desnuda,
anatomía verde sin sexo
o cifra de carne,
reposa cristal de hoy.
De pie no tira su pelo largo,
pero cuello perfecto,
pero talle de vino,
y un vaso a medio llenar
da milagro a la sed que hubiera,
con pincelada física,
sobre la mesa comarca.

GENTIO ABRIL

Para unánime abril
ojos, piernas y enseres de vida,
frente en sola meditación
agrupan, número veloz de apellidos,
todo lo que se espera de hombre:
aleaciones suficientes,
zapatos y murmuraciones.
La gente baja
por la calle de hoy
numerosamente,
máximo de hombros,
cifra,
acaso mil personas
si numerara sus ojos derechos,
andando andando.
Por las calles ejercitan
cuantía,
colores,
bullicio,
como un hombre solo bajando.


Catalina Zentner

Hubo Tantos Amores

Hubo amores que me sangraron alguna vez...
Hubo amores terribles
indomables
absurdos
de vino y pesadilla
de lunas recortadas en el aire encendido.

Hubo amores lejanos
amores que no fueron
amores-sobresalto
al sonar el teléfono.
Amores-servidumbre
del cuerpo y los sentidos
amores al galope
de sueños desmedidos.
Hubo amores-desierto
tormentosos
marítimos
planetarios
distintos
iguales
repetidos.
Hubo amores-abismo
imprecisos
filosos.
Hubo amores de panes
y soles refulgentes.
Hubo amores de azufre
y bares de estaciones.
Amores instantáneos
fugaces resplandores.
Hubo amores de estrella
y lava y piedra austera.
Hubo amores sin rostros
y hubo amores excelsos.
Hubo tantos amores
que moldearon mi carne
en goces y dolores
desesperadamente.
Preciosos absolutos desgarrados
ansiosos callados soledosos
sorprendentes movibles
amargos olvidables
gozosos evasivos.

Y yo soy ese cuerpo
construido a pedazos
por aquellos amores
y todas sus variables.



Gabriel Darbesio


Falacias de la Vida
A mis Hijas.

A la distancia

A la distancia
Creí que todo había terminado
caricias, un te quiero
quedaban en el olvido,
en el fondo de un corazón.

Pero de repente
una nueva mirada,
me estremece y me invade la confusión
entonces no se como ser...

Pienso en el pasado
el presente, la vida anterior
como si buscara
una explicación.

Será amor a primera vista
o el tener ya otra pasión,
lo que nervioso me pone
y veo que nada puede ser.

Amor que te quiero amor
sin fantasías ni recuerdos,
quiero recordar en sangre mi decepción,
total, total sólo fue una historia de amor,
sin principio ni final.

Recordándote Hijo Mío

Hace un año ya de aquel triste día
en que voces escalofriantes
transformaban aquel mundo
en raras sinfonías.

Cuando esas frases entran
por mi oscura ventana,
recuerdo tu suave cabello largo
tan dulce como tu tierna e inocente mirada.

Cuando el llanto de un niño
entra por mi ventana,
rara vez río, rara vez lloro
porque pienso que tu aún
estas vivo entre todos nosotros.

Un recuerdo quedará grabado
en luces destellantes
de infinitos colores,
que rondan mi alma.

El mundo es chico
y demasiado corto para sufrir,
sólo te puedo decir
que algún día nos encontraremos.

Quizás yo no sea tu padre
ni tu mi hermoso hijo,
tal vez yo sea un perro
y tu un hermoso sol radiante...

Un paso al recuerdo

Cuando miré atrás
ya era tarde
para volver a comenzar,
las palabras no tenían valor.

Retornar a los hechos no era fácil,
cumplir con un sueño
en el silencio,
era perfecto.

Cuantas cosas en riesgo están,
como si la vida fuese un juego,
con uno que quiere amar,
que difícil se hace triunfar.

Hoy aquí como un adolescente
no se que debo hacer,
es un contraste diferente
el que veo allá frente de mí.

Ese ser que grita muy fuerte
al parar de la gran marcha
esa que a la larga
no tiene ningún final.

Debería enfrentar el muro,
pero todo aquello es dificil;
normalmente lo tiramos
pero siempre queda el recuerdo
de que alguna vez supistes amar.

Mi amigo

Al Papi,
que se fue en su moto
al más allá de las carreteras.

Hombre que enfrentas
la más potente fortaleza
como si fueras
el gigante caballo de Troya.

Que pasa en tu interior
también logras enfrentar
tus más profundos misterios,
o exteriorizarlos, cambia tus miedos

No importa tu forma de mirarme
ni como me consideras
sólo te puedo decir, que
eres mi amigo, aunque yo,
no lo sea para tí.

El buscar a tu alrededor
no tiene sentido,
es como un estallido
que trae consecuencias.

Cuando mis palabras te den seguridad
mientras en tu moto vas a gran velocidad,
tratando de encontrar el futuro
pisando fuertemente el pasado,
Te darás cuenta que el hoy ata esos dos cabos

Amigo cuando estas solo,
triste angustiado por el momento,
recuerda que en esta dimensión estoy yo,
que más que amigo, soy tu hermano.

Amor interior

Cuanto tiempo te esperé
sentado aquí en tinieblas
sin saber que tu existías,
en alguna parte de la tierra.

Quizás la punta de este faro
sea la inspiración profunda,
acentuada en el azul mar
que me rodea.

Para imaginarte en el sueño
más real de mi ser
sólo te puedo comparar,
con algo viviente.

Y tu eres como una flor
se te puede querer por tu exterior
pero solamente amar
por tu profundo y suave perfume interior...

Mi vida

A Ella,
la de mi sueños de quince.

Mi vida ya no tenía sentido,
mis sueños y ganas de vivir
estaban en un estado de coma.
No quería sentir.

Sólo esperaba el día
que un simple adiós me destruyera,
para después dejar de respirar,
morir entre lágrimas y la soledad del abandono.

Pero de pronto nada estaba perdido.
Sin querer me di cuenta que a pesar de todo
hay cosas que valen mucho por hoy;
aunque una parte de mi muera
otra estará más viva que nunca.

Nada está perdido,
siempre hay algo que te salva.

Cuando todo era nada,
pensé que mis sueños
en la locura morirían
con el simple sonido de un adiós.

Para ese alguien
que surgió de la nada
simplemente gracias.

A tu imagen Padre

Caminando por la alta montaña
la sombra de aquella nube,
a medida que se acrecentaba
tu imagen reflejaba.

Una estatua rodeada de gran luminosidad,
entonces recordé que cuando era niño
te veía tan grande y gigante
como aquella sombra.

A medida que fui creciendo, madurando,
tu imagen fue la mía;
la claridad de tus palabras
fueron acentuando mi camino.

Tu seguridad fue mi mayor pilar;
en la vida, en la vida material
pero aún más importante
para mi paso espiritual.

A medida que el tiempo fue pasando,
me di cuenta que tu vida
era como la mía
con errores, fracasos, angustias
por eso me doy cuenta que ese amigo
Padre mío, ese amigo soy yo.


Un día recibí tu tarjeta. A la vez que leía me daba cuenta de que cada frase me recordaba aquella aventura que compartimos tan lejos de nuestras tierras. A partir de esa bella amistad, escribí estas líneas que no son más que el reflejo de mi inspiración. El pensar, el hablar con mi ser, un día me llevo a escapar muy lejos de mi tierra. Tomé mi mochila, busqué nuevos rumbos, cada vez mas lejos de mi ciudad. Pero el caminar, me dejó una y otra vez sin sentidos, tal es así que una y otra vez regresé. Conocí gente con distintos problemas y comprendí que los míos eran sólo diminutos fragmentos de pétalos deshojados que mi entender no los podía unir. Pensé que mi vida era eso: un montón de cosas sin resolver. La pasión por entender me llevo a darme cuenta que el camino que había tomado una y otra vez era el equivocado; y siempre mi inconsciente volvía por más y más. Hasta que un día llego la revelación del amanecer a mi interior. Descubrí frente a mí a un solitario, rodeado de hermosas cosas bellas, como aquel que en su último suspirar, es capaz de morir diciendo esa palabra mágica; retumbante en el desierto más desierto, castigando los oídos más sordos y necios, esos que como yo han huido de aquí y de allá, buscando un paraíso, ése que sólo yendo y viniendo te hace por fin darte cuenta que el mal no existe sino que uno lo lleva de un extremo a otro, que una vez por todas lo descubrís y sos capas de mirar a tu alrededor, levantar la cabeza mirar de frente al mundo y gritar en el desierto mas desierto, convirtiéndolo en paraíso, en una bella canción para los sordos y necios, que por fin descubrí el misterio, que aquel dilema era sólo, el no querer enfrentar la realidad del momento. Esa que al final te hace entender que lo mas importante de esta dimensión es estar abierto sin corazas, ni tapujos, a amar; amar la realidad; tu desierto, tu principio pero sobre todas las cosas tu final, tan sencillo como eso: tu final....

En la misma proporción que se ama se sufre,
en la misma proporción que se sufre se ama;
esto quiere decir que el que nació sufriendo
ya le va a llegar el momento de amar.
Pero el que nació amando,
le va a llegar el momento de sufrir.
Porque es la única forma de que va a valorar
el eterno amor.



Material publicado como libro
Gabriel Darbesio
Falacias de la Vida
Ediciones Joshua

© 1998. Gabriel Darbesio
Primera Edición.
Deposito Ley 11.723 en trámite.
Ediciones Joshua
Impreso en Argentina / Printed in Argentina

El libro se terminó de imprimir el 16 de junio de 1998 en una cuadra de Cipolletti.


Gabriel Darbesio, nació el 4 de enero de 1967, en la ciudad de Cipolletti,
Alto Valle de Río Negro y Neuquén, Patagonia de la República Argentina.


Bruno Kampel

¡Sí!…

Las alfombras lloran la ausencia
de sus huellas
y las paredes sudan clamores
que inundan el recuerdo
de sus pasos.

La ventana empaña sus cristales
al descubrir que en la pared
no cuelgan cuadros sino penas
y que sobre los tapices
planea el eco insomne
de unos pasos de otros días.

En las macetas florecen
telarañas cuajadas de memorias
donde cada pétalo es un beso
y cada flor una caricia
y cada día un abrazo
y cada sombra un espejo
y cada noche el reflejo
de su piel sobre la mía
y cada instante una angustia
que pasea en las alfombras
de mis noches y mis días.

El jardín luce esperanzas
marchitadas que contemplan
la ventana que refleja
las paredes que contienen
los dolores que declaman
los quejidos que caminan
el camino que conduce
a las alfombras que calladas
sufren la ausencia de sus pasos.

Y se arrastran mis recuerdos
sobre alfombras de otras huellas
y pasea en las paredes
la fragancia de su ausencia
y dibujo en los cristales
cicatrices tapizadas
con dolores desteñidos
con deseos desplumados
con reproches sin palabras
y discursos sin sentido.

Sí.
Soledad.
Ni más
ni menos.


Miguel Serrano Martínez
sergreser@wanadoo.es

De la locura de los poetas

La búsqueda continua, y en los bancos me niegan la entrada, mas sigo yo aqui, audaz con mi millón de dólares esperando alguien que lo quiera, esperando alguna de aquellas mujeres malditas que aceptaron el sexo conmigo por mucho menos que este puñado de dólares. Y pense, en comprarme un coche, una casa un banco de este parque para siempre, y negué por fin mi nombre y el color verde de este dinero que no es el mío, ¿ De qué me sirve a mi un millón de dólares en este mundo de lugares sin divisas, de mujeres impúdicamente nobles, en este país de euros inequívocos de rupias maleantes cayendo por barrancos de decenas de riqueza vulnerables? Pregunto sin cesar, ¿ de qué sirvió que me dieran un millón de dólares pro mi mejor peor poema?

Daría todo lo que tengo,
mas incluso de lo que tengo,
vendería mi ser,
mi sangre, mi alma a la ciencia o al diablo,
jugaría con el dinero de otros a juegos imposibles de vencer,
trucaría las cartas de mis adversarios y mis propias cartas,
crearía un imperio empresarial sobre los cimientos de mi ruina,
solo para venderlo y pagar si fuera posible un solo segundo de su cuerpo,
elevaría los impuestos a los muertos de los cementerios,
aboliría las leyes del vicio y robaría todos los bancos de este y de todos los mundos,
pediría a los hombres y las fieras monedas en todos los idiomas del mundo,
quizá arrastrara al suicidio a inversionistas
y a brokers esos que campean entre tormentas de la mar bolsa,
empeñaría mi nombre, mis libros, mis derechos de autor, mi leyenda y mi imagen a las funerarias,
para conseguir pagar todos y cada uno de tus caprichos,
para pagar el mejor de los hoteles, le mejor de los hostales,
Él ultimo de los sueños femeninos de este mundo.
Declararía la guerra a los bancos, y a las tarjetas de crédito,
jugaría con editoriales al gato y al ratón, por un céntimo mas en cada palabra,
volvería pidiendo la devolución de mi dinero a todos los bares en los que perdí la consciencia.
Mas seria político si tu me lo pidieras para pagar el precio que no tiene una noche contigo.
Mas me reduciría a la pobreza si pudiera pagar el precio que no tienes.

La desgracia llama a mi puerta, no imagino la noche de aquel año, no imagino a Miguel Ríos cantando a los hijos del 2000 bienvenidos, esa noche me emborrachare de champa, te conoceré y me presentare a los perros de la perrera como su rey, su único y legitimo soberano, esa noche bailare con todas las vírgenes de los altares, esa noche le diré a la nueva heredera cual será el nombre de sus hijos.


Hoy y cuando faltan 69 días, planteo mi primera candidatura a su piel.
Presento mi candidatura a tu piel,
esta noche aqui vacío de tus labios,
recordando tu cuerpo,
sopesando entre sueños el sabor de tus besos,
¿ porque tu piel se desvanece entre los ojos de mis enemigos?,
aquellos que desconozco, aquellos a los que envidio,
me niegas tu nombre,
tu que serás mi mejor poema de amor,
Sé que serás mi primer sueño postmortal,
niegas tu existencia,
esa que en las noches de locura aparece cual revelación divina.
Sigo luchando entre tormentas,
luchando contra ti y tu movimiento mítico,
bailando borracho de ti,
vacío de poemas de amor para darte,
Mientes con los ojos de corazon,
y tu piel quema demasiado para este pobre hombre,
estamos en campaña electoral
tu decides
yo solo te presento mi candidatura.

Se va el siglo,
se van los ojos detrás de ella,
se acaba el milenio,
se acaba la esperanza en la eternidad, al verte pasar.

Se vacían los bancos y el poeta no divisa a nadie, todos los lugares del mundo estan desiertos, a olvidado lo vivido, solo le quedan nombres, iniciales y odio, calmado por la poesía. La soledad es tal que solo mas soledad podría líbrame de ella.

Mas soledad, dadme mas soledad,
Hacedme mas viejo, posiblemente más mortal.
Desterrarme al lugar donde no existen ni hombres,
ni sangre distintas a las mías.
Dadme mas soledad,
y encerrarme en mi cárcel de papeles impresos con nombre de mujeres a las que antes tanto he amado y ahora tanto odio.
Escuchad las voces de aquellos que vienen detrás de mí,
mentándome creador de hogares nuevos para la poesía
Vos nunca podrás ser rey en una isla,
me repetían a mi pobre escudero de reyes.
Ahora reino sobre todas las islas desiertas de este mundo.
Mas soledad, dadme mas soledad,
o más amor.
Venid todas a las que amado,
venid todos de los que he huido
y decirme, NO.
Negarme el pan y la sal, la existencia y la muerte.
Dadme mas besos en la boca con sabor a sangre de otras bocas.
Dejadme buscar en soledad el nombre de aquella a la que he buscado desde el principio de los tiempos,
esa a la que encuentro en imagen fugaz en los rostros de esas a las cuales los míos consideran como propias,
(lo son),
mas no son ellas, no pueden ser ellas a las que he buscado.
Dejad mis libros aqui,
y dadme toda vuestra soledad,
aunque solo sea para no estar tan solo nunca, como lo estoy ahora,

Vuelvo, la depresión a pasado, vuelve el frío, angosto, ruin y vil, de aquellas noches de verano en los polos opuestos de tu piel, vuelvo, y conmigo vuelven los bancos, los poetas y sobre todo la locura, de millones de poetas esta compuesto el mundo, mas ninguno de ellos te ha conocido como yo. Te necesito locura. Viene a mí y se acerca, deja de hablar de la locura aqui, que ese sueño no esta en este, y, además esta en otra editorial y no en la mía. Querido editor, debo reiniciar mi camino para terminar este libro, présteme su módem y déjeme navegar.

De noches buscándote en la red,
tengo llenos los ojos,
de archivos vacíos,
con carpetas incógnitas invisibles o prohibidas,
de mundos virtuales repletos de tu nombre,
mi ser virtual te busca en la red,
llamando en todos los portales,
buscándote en todos los sitios de este planeta,
enviando SOS a los amigos que conocí para ti,
te busco en los archivos del FBI,
violo las reglas del juego perfecto,
mato y contamino con mis virus de amor los e-mails de todos aquellos a los que conoces,
telefónica me dice que deje las líneas,
pero las líneas que me conducen a ti, estan saturadas por cientos de odiosos amantes virtuales,
mas yo amante real, no sé buscarte entre tal maraña de datos,
mas yo internauta feliz no me atrevo a mandarte un mensaje a tu dirección,
el virus me afecta y pierdo la cabeza, saturados de bits,
de webs, de chats.
No sé tu nombre so lo sé tu apodo en Internet,
desconozco tu piel mas solo recuerdo que te conocí en un chat,
esa tarde en la que todos los ordenadores del mundo se apagaron excepto el tuyo y el mío.


Anibal Álvarez
amenchaca@telecable.es

Poema I (sin título)

Si nos cuesta meter un hilo por el ojo de una aguja
difícilmente podremos meter a un camello por la misma aguja.
No podemos meter a un camello por el ojo de una aguja,
pero podemos probar a meter una aguja por el ojo de un camello.

La autoenhebración es un estado del espíritu del desierto.
No hay por qué viajar al desierto
cuando nosotros mismos podemos meternos agujas por los ojos
para sentir la sensación de claustrofobia que sienten los camellos

No podemos descuidarnos con los camellos,
porque el día que salgan por el otro lado de la aguja,
vendrán a por nosotros y nos harán pasar por el ojo de su aguja
o nos meterán las agujas en los ojos
para que desarrollemos jorobas y nos convirtamos en camellos

La única defensa contra los camellos enhebradores
es meter a la humanidad en un inmenso dedal
donde sus ojos y sus agujas no lleguen.

El Circo

Pasen, pasen y vean
al tirano que desenvuelve lámparas de lluvia,
al pérfido que positiviza con miradas fértiles,
a la salamandra que no intenta llorar sin furia.

Pasen y vean al hombre que no recolecta hojas,
al elefante impedido en su más tierno sueño,
vean a la princesa infeliz de un cuento de rosas,
al oso que vuela con garras de catástrofe.

Vean a la mujer que parió interminables poetas,
al amanecer de un juego problemático
que rompió las mentes de los jilgueros
y escupió sobre los ojos de la mentira.

Pasen, pasen y vean,
por el módico precio de su cónyuge.




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Koinos es editada en Venezuela por Daniel Gavidia y Alirio Gavidia
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