CONTROL DEL APETITO - El cerebro regula la intensidad con la cual el ser humano mantiene homeostatizada su reserva energética. Pero habida cuenta de la satisfacción que provoca la ingesta alimentaria o la sensación de relajación asociada, el ser humano puede sobrepasar esos controles y comer, sin realmente estar motivado por el hambre. Una vez que comienza a comer,
Las señales de estar saciado - los factores de saciedad - son hormonas digestivas secretadas durante la digestión. Esos péptidos retroalimentan indirectamente al cerebro para influenciar sobre el final de la ingesta.
INGESTA Y CULTURA- En una sociedad donde el alimento es fácil de obtener, las horas tradicionales de desayuno, almuerzo y cena hacen pensar que se está hambriento por asociaciones aprendidas. Esto es válido también al resolver qué menú elegir: el que está acostumbrado a milanesas con papas fritas, seguirá con dicha costumbre, aunque subyazcan apetitos que lleven a una natural diversificación de la dieta, siempre dentro de una cultura gastronómica limitada por separatrices o muros.
La acción de la psicología y de la fisiología llega a afectar fuertemente a quiénes padecen desórdenes alimentarios, como la obesidad (Apéndice 6), la anorexia nervosa (falta de apetito por factores psicológicos) y la bulimia (empleo del vómito o de laxantes).
Bloom FE, Lazerson A - Brain, Mind and Behavior, 2nd ed, WH Freeman, 1988.
REALIMENTACION - Esto está matizado por una interesante circunstancia adicional: los alimentos no solamente son analizados como consecuencia de actividades cerebrales, sino que, además, algunos de ellos muestran acción cerebral, al atravesar la exigente barrera hematoencefálica y en contacto con las diferentes neuronas, actuar como modificadores de conductas por su acción neuroquímica. A este respecto, Richard J. Wurtman ha abierto una nueva línea de trabajo que verifica que muchos alimentos son verdaderos "productos nutricéuticos" ("nutriceuticals", o sea nutrimentos farmacéuticos) por su acción cerebral. Lo contrario son los alimentos tóxicos para el cerebro, de los cuales se enumera el pan, el azúcar y las grasas. Como continuación de una línea de este tipo, estos proyectos de investigación de la U.N.Lu apuntan a interpretar muchos aspectos de la problemática sensorial de los alimentos, sustentando en una biotermodinámica básica los valiosos aportes de las escuelas tradicionales de análisis y evaluación sensorial de alimentos (Fig 26).
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Fig 26 - Esquema de mecanismos psicofisicos asociados con ingesta.
29.mar.2000
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Raúl Barral - Carlos von der Becke: Biotermodinámica del Cerebro - 2000