Diversos matemáticos y científicos han definido la
complejidad.
*a. Supóngase ya un sistema complejo y apliquense a él las
ideas del premio Nobel Herbert Simon. Por más que se conozcan
acabadamente todos sus subsistemas constituyentes, en realidad ello no
alcanza para conocer la función verdaderamente fundamental del
sistema. ¿Por qué? Porque el sistema no es solamente suma ingenua de
sus partes. Para ser un sistema, debe ser más que la suma trivial.
Una bicicleta y un ciclista forman un sistema con una función
más allá de la suma de las funciones aisladas de ambos
subsistemas. Cuanto mayor sea la diferencia entre la suma ingenua de las
partes y la operación total, tanto más significativa es la
complejidad del sistema.
*b. Los sistemas complejos muestran una dinámica propia que los hace
acercarse a (aunque tambien alejarse de) diversos ordenamientos posibles,
ordenamientos que implican a veces autoorganizaciones inesperadas para un
observador desinformado. Esos diferentes ordenamientos o estructuras
disipativas de Prigogine, están separados entre sí por
transiciones de fase, que incluso pueden ocurrir en cascada. Cuanto mayor
sea el número de grados de libertad de un sistema complejo (que
tambien lo es porque los tiene muy numerosos) tanto mayor es la posibilidad
que se vuelque sobre sí mismo en el espacio de grados de libertad y
como resultado se obtenga algo inesperado.*c. Gregory Chaitin identifica complejidad con lo mencionado en el
parágrafo 1, como principio de la codificación de longitud
mínima. Para codificar todo lo que realiza un sistema complejo se
necesitan mucho más instrucciones que para codificar lo que ejecuta
un sistema simple. Entonces la longitud de la codificación de
longitud mínima permite discriminar entre sistema complejo y sistema
simple. Un sistema muy simple es una sucesión de n ceros. Para
codificarlo basta con dos instrucciones muy breves. "Imprimir un cero.
Repetir esto n veces."
Pero para codificar lo que hace un cerebro, pese a
que un sabio logre finalmente una codificación de longitud
mínima que lo describa, sin duda que se necesitará mucho
más longitud en las instrucciones. La codificación del
sistema complejo "ciclista pedaleando", por más mínima que
sea, aporta elementos nuevos y
[11]
realimentaciones que no están en cada uno de los dos subsistemas. La
bicicleta depende del status económico del ciclista y el ciclista
depende de la bicicleta que adquirió.
*d. Se pueden ubicar en un plano x versus y la siguiente colección de
informaciones.
y = b0 (para todo x). Será una paralela a x ubicada a la altura b0.
y = b0 + b1.x. Será una recta de ordenada al origen b0 y pendiente b1.
y = b0 + b1.x+ b2.x2. Será una parábola.
y = b0 + b1.x1 + b2.x2 + b3.x1.x2+ b4.x12 +b5.x22 . (2)
Será un paraboloide de revolución.
Estos son modelos relativamente simples, que se vuelven más y
más complejos a medida que se les agreguen nuevos sumandos (como b6.x12.x2)
o nuevas variables independientes (x3, x4, ...). La complejidad
crece con la información mínima necesaria para su reconocimiento.
Para muchos autores, cuanto más regular y ordenado sea un modelo,
tanto menor es la cantidad de información que encierra. Para
describir la posición y la velocidad de molóculas de gas en
el equilibrio, se necesita un juego de informaciones diferente para cada
molécula: hay que enumerarlas a todas para Fig cumplir con el
requisito de lograr una codificación de mínima longitud. La
distribución de la dirección y sentido de las trayectorias es
muy amplia. Al salir del equilibrio gaseoso empieza a haber una coherencia
de trayectorias (tendencia hacia la avalancha) para anular las fuerzas
impulsoras presentes, por imperativo de la segunda ley de la
termodinámica. La simplicidad, la regularidad y el orden,
así como el apartamiento del equilibrio en el caso de los gases, se
caracterizan todos ellos por su tendencia a requerir comparativamente poca
cantidad de información. Todo lo contrario sucede con la
complejidad, las irregularidades y el desorden, así como la
aproximación y acceso al equilibrio en el caso de los gases, pues,
comparativamente, su codificación de longitud mínima es muy
exigente en lo que se refiere a la cantidad de información
requerida.
*e. Un experimento mental de termodinámica clásica: soltar
simultaneamente y con trayectorias paralelas, dos pelotitas de ping-pong
aisladas y de color distinto, una desde dos metros y la otra desde un metro
de altura, hacia un piso horizontal de baldosas con textura. El sistema es
muy simple y con escasa ligadura, si es que se presenta alguna, entre los
dos subsistemas. Transforma su energía potencial en cinética
y luego en térmica y con el tiempo llega al equilibrio, freno del
movimiento. La posición inicial es de sencilla codificación y
descripción y las diferentes posiciones finales requieren variadas
codificaciones y descripciones. La información acerca de las alturas
originales se pierde y la entropía aumenta por disipación
térmica. Conocida la posición final, no se puede reconstruir
la posición inicial, cambiando t por -t en las ecuaciones
dinámicas. La entropía aumenta a la ida, pero no la
información; y la información aumenta a la vuelta en el
tiempo. No así la entropía (ec. de Evans, (3)).
*Incidencia de la arquitectura: El "sistema" cambia con otra arquitectura
del piso, que ahora tiene forma de embudo con un caño en su punto
más bajo, donde justo calzan verticalmente las dos pelotitas. Salvo
que la pelotita
de 2 m transfiera su cantidad de movimiento a la de 1 m, el orden de los
colores en el equilibrio se puede predecir de antemano. Hay un orden final
autoorganizado por la arquitectura.* Incidencia del material: El "sistema" no es el mismo si de pelotitas
elásticas se cambia a pelotitas plásticas, de brea, de
masilla o de chicle, que se sueltan fuera del caño central. La
influencia de la arquitectura desaparece. El analista reconoce que el
ensayo previo requería un material especial (elástico) para
lograr la autoorganización, que no se cumple con otro material.
*Incidencia de fluctuaciones caóticas deliberadas: Trascendiendo
más allá del ámbito de la termodinámica
clásica, el sistema incorpora ahora a dos jugadores de ping-pong con
paletas que atajan cada uno una pelota y le imprime un movimiento
deliberado e iterativo hacia arriba. El sistema bifurca. Un ramal aparece
si los jugadores se quedan quietos y coincide con la dinámica de
párrafos previos. El otro ramal lleva hacia una transición de
fase del desequilibrio, cuyo logro es la autoorganización entre los
cuatro subsistemas, que son los dos jugadores con paletas y las dos
pelotitas. El destino final de la autoorganización es una
equivocación o una deliberación de los jugadores (una
catástrofe). Aquí incide el material (elástico en
lugar de plástico), la arquitectura (paletas deliberadamente movidas
en lugar del piso para el rebote), los movimientos de ambos jugadores para
no chocar entre ellos, las fluctuaciones deliberadas, etc. Incluso en el
detalle de impedir el choque de jugadores, el sistema adquiere importantes
ligaduras al tender al estado estacionario en pleno caos disipativo. Hay
una ley en los movimientos de los jugadores, que un observador que no
distingue a las pelotitas no reconoce ni sabe explicar. Esos movimientos se
denominan caóticos en mecánica estadística, pues
tienen su patrón y sus atractores, casi siempre muy difíciles
de reconocer a simple vista. La mecánica estadística ha
encontrado métodos para diferenciar dos cosas muy distintas: los
movimientos caóticos y los movimientos regidos por ruído blanco
gaussiano. Ruído significa sin patrón, blanco significa que
contribuyen todo tipo de perturbaciones y gaussiano significa gran cantidad
de causas, todas ellas pequeñas, ninguna preponderante. Un
movimiento caótico no debe tener ninguna de esas tres
características.
El caos es una palabra especializada. Caos es un subconjunto de
dinámicas dentro de la complejidad, dinámicas que muestran
(a) características recurrentes que no aparecen con el ruído
blanco gaussiano y (b) una alta sensibilidad ante
pequeñísimos cambios en las condiciones iniciales. El caos
irreversible o disipativo, por ejemplo, es una condición
fértil en posibilidades autoorganizantes. El ruído blanco gaussiano
no. Un movimiento caótico se puede, con dificultad, controlar, lo cual es
imposible de hacer con el ruído blanco gaussiano puro. En biología, la zona
lindera entre el orden y el caos disipativo es frecuentemente propicia para
el surgimiento de autoorganizaciones (Kauffman). Uno de los motivos de la
fertilidad de evolución de un sistema complejo adaptivo ubicado en la
zona lindera entre el orden y el caos, reside en que dos subzonas inicialmente
alejadas tienen probabilidad no-nula de converger y dos subzonas
inicialmente cercanas pueden diverger con igual probabilidad. Con ello
están dadas las condicioones para que, con escasa probabilidad,
aparezca una nueva organización espontánea de las estructuras
generadas. El orden tiene que ver con la convergencia y el caos tiene que
ver con la divergencia: en la zona entre orden y caos los dos
fenómenos ayudan a la emergencia de nuevas soluciones, por
aproximaciones sucesivas.
[13]
Queda claro que para la aparición de autoorganización, la
complejidad es un importante requisito, pero que la arquitectura y los
materiales, la presencia de fluctuaciones y el caos disipativo, establecen
condiciones necesarias adicionales.
*f. Murray Gell-Mann (en Brockman-La Tercera Cultura, Tusquets, 1996, p.300) señala que el avance de este conjunto de
conocimientos necesita de la elaboración de una teoría que
discrimine entre sistemas complejos no-adaptivos y adaptivos, así
como, dentro de la teoría adaptiva, entre sistemas no-
compartimentalizados y compartimentalizados (p. ej. el cerebro, que se adapta tanto al mundo interno como
al externo). En los autómatas celulares, quizás como resultado del muy escaso número de reglas (p. ej. dos) que respetan, un pequeñísimo cambio en las condiciones iniciales altera brusca e irreversiblemente su dinámica. La complejidad que emerge de diversas semillas iniciales es sorprendente.
*g. La complejidad se puede analizar desde un nivel jerárquico
superior. Aparecen allí conductas globales simples de todo un nivel
inferior complejo (Parágrafo 1). La ciencia de la complejidad
descubre casos de aparición de respuestas simplísimas, tanto para
propiedades como para patrones, cuando un sistema complejo se ha
autoorganizado, así como casos de sencillas leyes subyacentes.
- Rañada AF, Investigación y Ciencia, N§ 114, marzo 1986, p.23
-
Simon HA: Las Ciencias de lo Artificial, ATE, Barcelona (1978)<
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Kauffman S: Origins of Order: Selforganization and Selection in Evolution (1994)
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Kauffman S, Johnson G: At Home in the Universe (1995)
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Prigogine I, Nicolis G, Exploring complexity, WH Freeman & Co, 1989
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Mitchell Waldrop M, Complexity: the emerging science of order and chaos,
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Lewin R, Complexity, Science on the edge of chaos, Macmillan 1992.
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Cohen J, Stewart I, The collapse of chaos, Discovering simplicity in a
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Brockman J (ed.), La tercera cultura, Tusquets, 1996.