DECORACION DE HORREOS Y PANERAS 

El estudio de hórreos y paneras, fuera ya de las genéricas e imprecisas descripciones que desde textos de Jovellanos apenas nada nuevo han aportado, debe apoyarse en los datos proporcionados por las decoraciones de muchos de ellos. Solo estudiando detalladamente la evolución y tipología de las ornamentaciones, se puede reconstruir la historia del hórreo de nuestra región. Hasta el momento hemos podidos deslindar y definir tres estilos decorativos sobre hórreos y paneras, cuyas principales características vamos a resumir.  
 

 
 
Estilo Villaviciosa

Recibe este nombre del concejo en que se encuentran buen numero de excelentes ejemplares de los siglos XV y XVI.  
 
El área de aparición del estilo comprende todo el espacio entre los ríos Somiedo y Narcea, al oeste, y Sella, al este, aunque dentro de esta amplia demarcación se observan varios concejos en los que no aparecen hórreos del estilo. La decoración, bien tallada, bien pintada, ocupa los linios, o vigas horizontales dispuestas sobre las paredes, y menos veces se extiende por las tablas de estas. Es frecuente que en los hórreos con linios tallados, las paredes estén pintadas con diversos motivos, aunque debido al paso del tiempo y a la acción de los agentes atmosféricos solo se conserven tenues vestigios del adorno original. 

Dentro del estilo podemos diferenciar dos grandes grupos a partir de la técnica empleada, talla o pintura, cuya distribución espacial es bien distinta: así, los hórreos tallados ocupan el área oriental, con concentraciones importantes en los concejos del valle del Piloña y en todo el litoral; las decoraciones pintadas escasean en tales lugares, y, en cambio, son numerosas en el centro de Asturias, en las cuencas del Aller, Nalón, Teverga y Cubia. 

Los hórreos tallados muestran una decoración recargada y abigarrada, que se concentra en los linios y emplea la talla al bisel, esto es, a base de dos planos oblicuos que producen fuertes efectos de sombra y luz; no existe una composición definida, sino que los diversos diseños utilizados se disponen yuxtapuestos, rellenando por completo la superficie a decorar, muchas veces mediante la repetición de motivos complementarios, tales como series de pequeñas aspas, de cuadraditos o espinas de pez. Los diseños más empleados son circulares y así encontramos rosetas de seis o más pétalos, molinetes sencillos o dobles, estrellas, o semicírculos de triangulillos o cuadradillos. También aparecen cuadrados rellenos de líneas verticales u horizontales, o de series de aspas, etc. 

Más interesante es la distribución del espacio de algunos linios: sobre la puerta de entrada se talla un arco abocinado, con varias arquivoltas escalonadas, cuyos extremos se prolongan en cortas impostas. Además, una cenefa en resalte recorre longitudinalmente todo el linio, y se ensancha en dos o tres puntos para formar cruces; esta disposición del arco abocinado, y la forma de las cruces, que presentan en ocasiones gemas figuradas, esta copiada de las portadas y decoraciones de las iglesias románicas, que precisamente son muy abundantes en todo el concejo de Villaviciosa, que parece haber sido el foco original de estos hórreos. 
Las decoraciones pintadas son distintas en cuanto a los motivos empleados, pero coincidentes en el carácter general del adorno. Linios y tablas están cubiertos de prolijos diseños, de casetones, de series de triángulos entrelazados, de líneas en zigzag, de series de rectángulos, etc. En las tablas, rosetas y molinetes ocupan las esquinas, en tanto figuras humanas y animales, muchas veces asociados en confusas escenas, se distribuyen por el resto. 

Jinetes y sierpes son las figuras mas repetidas, si bien no faltan personajes armados de espadas, picas y rodetes, ni leones o grifos. Poco o nada podemos precisar todavía acerca del significado de tales escenas. 

A falta de hacer un estudio detenido de las decoraciones pintadas, podemos suponer que desaparecen aproximadamente al mismo tiempo que las tallas, es decir, en la segunda mitad del siglo XVI, aunque hay también detalles que indican una mayor perduración de la pintura. Lo que ocurre en Villaviciosa, si lo sabemos: a partir de la desaparición de las tallas, la decoración se empobrece radicalmente, reduciéndose a unas molduras características sobre la puerta, propias del siglo XVII, los más destacable son las puertas formadas por casetones, a veces labrados y, por excepción, bellas molduras en el linio.  

No cabe aquí entrar en detalles acerca del simbolismo y posible intención expositiva de las decoraciones del estilo Villaviciosa, pero es indudable que las formas no son meramente decorativas, sino partes de un lenguaje ya perdido o, al menos, incomprensible para nosotros. Baste recordar los múltiples paralelos existentes en todo el Noroeste peninsular, tanto en épocas prehistóricas como medievales.  

 
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