No es por los alucinantes mundos o las criaturas de H.R.Giger. Tampoco por los diseños de Moebius, Ron Cobb, la historia de Dan O'Bannon. Ni por la magistral música de Jerry Goldsmith. Ni siquiera por Sigourney y los demás estupendos intérpretes, o la dirección de Scott. Es por TODO ello, y por muchas cosas más. Toda una serie de circunstancias únicas e irrepetibles se dieron lugar para que Alien sea, aparte de una obra maestra, la experiencia más sobrecogedora que se pueda vivir en una sala de cine. Alien es una pesadilla, un encuentro con nuestros peores miedos: lo desconocido, la soledad, el sexo, la muerte. En esta obra cumbre de la ciencia-ficción los efectos especiales, decorados y ambientación, nos sorprenden, pero sobre todo nos 'meten' en la película. Convierten la experiencia en algo terriblemente... real.
Los primeros diseños del artista suizo Giger presentaban un Alien en estado adulto más elegante que el que conocemos; era una criatura erótica en todos sus movimientos, femenina. A algún gracioso se le ocurrió hacer que el bicho estuviera todo el rato babeando, y lo estropeó un poco. Pero a pesar de tratarse de uno de los monstruos más copiados, esa figura oscura y letal, que Scott nunca nos deja apreciar con claridad, siempre será única, fascinante, aterradora. Y en el espacio nadie puede oir tus gritos. |