62 años de Jimmie Ángel
sobre la Montaña del Diablo

Alfredo Schael


Aunque admitimos que para el hombre blanco el Churún Merú ó Churún Verú, como asegura el capitán Harry Gibson que los indígenas llaman la cascada más alta del mundo, fue James (Jimmie) Crawford Angel quien lo descubrió volando seguramente con el ingeniero Danninson, enviado por una minera norteamericana a efectuar levantamientos topográficos en la Gran Sabana, persisten dudas ó reservas entre naturalistas, expedicionarios y otros dedicados a la historia de la penetración de la Guayana venezolana en lo que va del siglo.

En medio de tal controversia acerca del descubridor del llamado salto, como llegó a el, quién lo llevó al sitio o con quién estaba en el avión cuando se percatan de la gigantesca catarata, aparecen nombres , entre muchos, como el Ernesto Sánchez La Cruz (1910), Juan Mundó y Félix Cardona Puig (1928), también el del capitán de aviación Marvin G. Grigsby (1933), agregándose el de un modesto oficial de las fuerzas armadas quien cierta vez sirve como copiloto en el avión de Angel. Cardona Puig dijo haberle mostrado a Angel la base de la espectacular caída Angel y que luego él pudo hacer las primeras fotografías aéreas mientras ambos volaban frente al salto en la aeronave de Jimmie. Vale decir, se la enseñó desde abajo y desde arriba…

Es más, alrededor de Jimmie Angel existen historias entrecruzadas adornadas por el vasto anecdotario biográfico cargado de lugares, mágia y aventuras mundiales que tocan la fantasía todo lo cual dificulta todavía más elabor el itinerario conducente a precisiones en cuanto a motivos y circunstancias por las cuales en algún momento alrededor de 1933/34 se interna en el corazón de la Guayana venezolana y su apellido comienza a figurar en todos los libros de geografía publicados a partir del año cuarenta, cuando se universaliza la existencia en Venezuela del salto de agua del río Churú, de un kilómetro de altura, que se desprende del Yauyán ó la Montaña del Diablo como la llaman los indios.

La vida de Angel, cordial, amable, generoso y valiente, está llena de episodios que lo presentan como hombre de aventuras inserto en la cinematografía de finales de los años veinte como en tierras tan inhóspitas como las que corren entre Moscú y Pekín, los desiertos al sur de California y Norte de México, las frondosas selvas de las guayanas, etc…

Era buen y ocurrente disfrazador de la verdad en función de objetivos, en el caso de Guayana, encontrar apoyo y socios para hallar el oro que existía en la mina del río del que en 1923 vió extraer -contaba-, en apenas una hora, 75 libras de pepitas de oro del tamaño de arvejas, cargamento por el cual, en Panamá, un banco pagó 20 mil dólares de aquella época. Hubiera sido mayor la cantidad -decía- de no ser que temió que el avión sobrecargado tropezara dificultades para despegar…

En lo que no cabe el contraste es que el 9 de octubre de hace 60 años, Jimmie Angel tuvo el más serio percance cuando estaba resuelto a regresar al lugar en el que -decía a sus amigos y conocidos- había aterrizado hacía 14 años transportando al viejo minero McCracken, el recogedor de las pepitas de oro que ambos llevarán a Panamá. Pero tal hecho también ayuda a inmortalizarlo. Pierde el avión nuevo, el All MetalAll MetalRyan Flamingo G2W siglas NC9487 fabricado por la Metal Aircraft Co. tanto como la ilusión de haber llegado al mana. Mas su nombre queda también registrado por el intento inusitado e irrepetible de aterrizar con un avión sobre la impresionante meseta del Auyantepuy, cuyos 700 kilómetros cuadrados de superficie presentan un suelo cuya consistencia impide maniobras como la que Angel se proponía efectuar con éxito aquel día. Por eso, el avión All MetalAll Metal Flamingo que él bautiza Río Caroní empezó a enterrarse en el manto de arenisca poco a poco tan pronto como con precisión las tres ruedas tocaron tierra hasta que se atascan, forma en la que quedó hasta que en 1970 la Fuerza Aérea Venezolana rescata el, aparato para restaurarlo ydevolverlo a Guayana como símbolo de la conquista de Guayana por el hombre. Gustavo Heny, uno de los cuatro pasajeros del avión al que para aliviarlo le bajaron los excesos en el campamento distante quince minutos de vuelo y once días a pie, antes de morir muchos años después, narró de la siguiente manera lo vivieron aquella mañana del 9 de octubre de 1937:

. "Aclaró el 9 de octubre de 1937 y todo estaba dispuesto. El despegue se efectuó sin tropiezos, a las 11 y 20 a.m., llegando a los 15 minutos a la meseta, la cual sobrevolamos por escasos minutos antes de proceder al aterrizaje. No podía ocultarse la emoción que embargaba a los osados presentes ante la gran incógnita de posarse sin dificultades en el Auyantepuy. Tan dispuesto iba Jimmie a efectuarlo, que una vez alineado el avión con la supuesta pista y de que el terreno lucia propicio, cortó motor, magnetos, y todos los swichs fueron pasados a off; la suerte estaba echada…

El Flamingo dócilmente comenzó a rozar la superficie con sus tres ruedas -en posición perfecta de un aterrizaje de tres puntos- y dejando una huella con sus cauchos entre los mogoticos de hierba, pero cada vez más profundas a medida que decrecía la velocidad y las alas perdían su sustentación. Todos guardaban un elocuente silencio hasta que se oyó una voz. Era la de Gustavo Heny, quien desde el fondo de la cabina gritaba: Pull-out Jimmie…pull out… Coincidió el alerta con un pequeño salto del avión antes de caer en un terreno más blando aún, y esto trabó su tren delantero y con la inercia levantó la cola hundiéndose el morro hasta el eje del motor y quedando en esa posición como si dijera:

Auyantepuy, ante ti me rindo… Eran las 11 y 45 a.m. Dentro de la cabina se produjo cierta confusión, pues se rompió el cinturón de seguridad de Gustavo Heny, que era de mecate o cabuya. Su larga humanidad -1,90 metros- pasó entre Miguel y María, yendo a caer a horcajadas sobre Jimmie, donde, con el volante y el panel de instrumentos, quedaron incómodamente trabados…"


Jimmie estuvo en Venezuela prácticamente hasta su muerte, en 1956, hecho que tuvo lugar en Panamá después de una agonía de seis meses.

El accidente aéreo determinante de la hospitalización no fue la causa del deceso en el hospital de la Zona del Canal aunque sí el motivo para la reclusión. Justamente el accidente ocurrió cuando levantaba vuelo con destino a Venezuela, de donde había sido expulsado en 1942 pero siguió viniendo pues la fiebre del oro le provocaba delirios y fuerzas que le hacían soñar con que algún día se haría millonario encontrando de nuevo la mina en el río de pepitas deoro al que McCracken lo había acercado en 1923.

Angel estaba convencido que en lo alto del Auyantepuy había oro de lo cual no estaba persuadido Heny, el socio en la experiencia de aterrizar sobre el tepui, y aún menos Cardona Puig quien tanto a Heny como a Angel les enseña el camino hacia la corona de la montaña y para quien al parecer, la monumentalidad de la caída de agua si bien le impresiona y registra como un hecho digno de la mayor atención y ser admirado, explota menos que el piloto norteamericano, quien alcanza la consagración mundial al hablar de ella a científicos y periodistas en lenguaje más convincente que el empleado por Juan Mundó en sus crónicas de viajes publicadas en Caracas a finales del año 1928 por El Universal, en las cuales da cuenta de los pasos de la expedición con Cardona, conducida por los indios justo hasta el pie de la gran cascada del cerro Yauyán.


El domingo 12 de octubre el Museo del Transporte presentará una réplica a escala reducida del avión Río Caroní, una colección de media centena de fotografías que ayudan a seguirle los pasos a Jimmie y Marie Angel en las selvas de Venezuela además del documental de Nelson Rodríguez Lamela y Oscar Yánes, testigos de la Operación Auyantepuy mediante la cual la Fuerza Aérea rescata el avión de Jimmie Angel.

Será la fecha para recordar y rendir homenaje a Angel y a todos lo que de una forma u otra marcan el camino que nos lleva a conocer y ocupar emocionalmente la vasta amazonia venezolana.


Jimmie Ángel y el Flamingo Rio Caroní

Churum-Merú, Salto Ángel

Historía del Salto Ángel

Un Ángel cayó en la montaña del Diablo

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