Este método ha funcionado bastante bien, al menos para mí, y es teóricamente bastante simple. En la práctica es bastante simple también, ya que solamente requiere cinco segundos de esfuerzo.
Primero que nada es necesario desear dejar de fumar. Parece obvio pero no lo es tanto. Para reforzar éste deseo nos podemos ayudar con alguna de éstas ideas, obvias y conocidas todas ellas. Algunas funcionan mejor que otras, depende de nosotros.
Y podría seguir una interminable y detallada lista, , pero que, la verdad, no interesa en lo absoluto ya que conocer éstas y mil razones más, y ser un experto en tabaquismo no sirve de nada. Lo ónico que sirve para dejar de fumar es, justamente, dejar de hacerlo.
Es importante estar en una situación que no tenga que ver con nuestra rutina diaria. Algo como lo siguiente: No tener ni un centavo. Estar recién operado y con la nariz taponeada o los ojos parchados. Trabajar una temporada en una oficina pública en California. Pasar un fin de semana solo. Algo así.
Como fumadores, se nos presentan frecuentemente las ganas de fumar. Generalmente, cuando se presentan estas ganas, las cuales creemos conocer, cedemos a la tentación y fumamos. Pero nunca las observamos.
Observemos éste deseo de fumar por una sola vez, sin ceder a su llamado. Notemos que las ganas de fumar no duran más de unos cuantos segundos y se van. Regresan poco después, pero se vuelven a ir, y así sucesivamente, hasta que caemos en la tentación y encendemos el maldito cigarrillo.
Hagámoslo. Así, simplemente, dejando de fumar. Las ganas van a presentarse con muchísima frecuencia al principio. No las ignoremos. Respiremos profundamente y se irán solas. Ya sabemos que éstas no duran mucho tiempo. Así que venzámoslas una y otra vez durante el primer día. Durante el segundo y tercer día ya las conoceremos suficientemente como para no ceder tan fácil a su llamado, además de que se presentarán con mucha menos frecuencia.
En mi caso, después del tercer día bajó el deseo de fumar a una o dos veces al día. En este momento fue cuando me dí cuenta que realmente podía controlar mi vicio. Con el tiempo, las ganas de fumar se van espaciando mucho y a veces pueden pasar semanas o meses sin que aparezcan. Eso sí, es necesario estar conciente de ello para no caer ni siquiera una sola vez
En el peor caso, si cayéramos y fumáramos de nuevo un cigarrillo, siempre es posible volver a empezar.
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Actualizada el 13 de abril de 1998.
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