Balada del diablo y la muerte

G. Napoli / La Renga.

Estaba el diablo mal parado,
en la esquina de mi barrio,
ahi donde dobla el viento
y se cruzan los atajos.
Al lado de él estaba la muerte,
con una botella en la mano,
me miraban de reojo
y se reían por lo bajo.

Y yo que esperaba no sé a quién,
al otro lado de la calle del otoño
una noche de bufanda
que me encontró desvelado,
entre dientes, oí a la muerte,
que decía así:

Cuántas veces se habrá escapado,
como laucha por tirante
y esta noche que no cuesta nada,
ni siquiera fatigarme,
podemos llevarnos un cordero,
con solo cruzar la calle.

Yo me escondí tras la niebla
y miré al infinito,
a ver si llegaba ese
que nunca iba a venir.

Estaba el diablo mal parado,
en la esquina de mi barrio,
al lado de él estaba la muerte,
con una botella en la mano.

Y temblando como una hoja,
me crucé para encararlos,
y les dije, me parece que esta vez
me dejaron bien plantado.

Les pedí fuego y del bolsillo
saqué una rama pa'convidarlos
y bajo un árbol del otoño
nos quedamos chamuyando,
me contaron de sus vidas,
sus triunfos y sus fracasos,
de que el mundo andaba loco
y hasta el cielo fué comprado
y más miedo que ellos dos,
me daba el propio ser humano.

Y yo ya no esperaba a nadie,
y entre las risas del aquelarre
el diablo y la muerte
se me fueron amigando,
ahí donde dobla el viento
y se cruzan los atajos,
ahí donde brinda la vida,
en la esquina de mi barrio.

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