Todo aquel que visite Madeira debe degustar las especialidades de la isla, entre las que destaca la "espetada", una brocheta asada a una parrilla de fuego. Normalmente la carne está ensartada en ramitas de laurel ("espetada de louro") que da a la carne un gusto aromático.
Otras especialidad de la isla es la "carne em vinha de alhos", se adoba la carne de cerdo durante varios días en una mezcla de vino, ajo, laurel y especias y luego se fríe. Es delcioso si se sirve con sopa de tomate y cebolla ("sopa de tomate e cebola como ovo"). El "milho frito" se suele servir a menudo para acompañar a los primeros platos. Es una especie de pasata de trigo frito. Se hierve el maíz en agua salada con col hasta que esté blando y líquido, luego se deja enfriar, se corta en trozos y se fríe hasta que esté crujiente.
Un plato típico de pescado es "peixe espada", un pez de alta mar que se encuentra solamente en los mares de las costas de Madeira y Japón. Es un pescado de carne blanca que se suele servir con plátano, asado a la parrilla o frito.
En las pastelerías, venden pasteles pequeños, redondos y de color marrón, parecidos al pan de jengibre y cubiertos de almendras. Se trata del "bolo de mel" o pastel de miel, hecho con almíbar de caña de azúcar y frutas, que si se hace bien se conserva hasta un año.
EL VINO
En la isla "vino" significa Madeira, un vino de mezcla generoso con una fama de 400 años. Se cree que, desde el principio, el príncipe Enrique el Navegante introdujo en Madeira el vino "malvasia candida" de Creta a fin de ganarse el comercio de vino dulce de genoveses y venecianos.
Lo que transformó el madeira en el vino que es en el actualidad fue el encabezarlo con coñac. Como aliado de Inglaterra durante las guerras napoleónicas, Portugal se vió afectado por el bloqueo ordenado por el emperador francés, y las existencias de madeira y coñac para exportar se acumulaban en la isla por lo que, para prolongar la vida del madeira se le añadió coñac. El sabor mejoró de tal forma que, desde entonces, siempre se le ha añadido alcohol.
Son tres los métodos para calentar artificialmente los vinos de Madeira ("estufagem"). El más corriente es el mantener el mosto durante un mínimo de 3 meses a temperaturas que oscilan entre 35ºC y 50ºC en depósitos de hasta 50.000 litros. En el segundo método los barriles de madera se almacenan en una casa y se mantienen a 45ºC. El vino destinado a reserva especial se encabeza antes de pasar a la estufa. Los madeiras corrientes se encabezan después. Con el tercer método, el más caro y más largo, se deja que las cubas se calienten únicamente al sol. Después, el vino se deja enfriar con cuidado, se filtra y se lo deja reposar en pipas de roble durante 12 a 18 meses. Luego se trasvasa y se airea ("passagem") antes de guardarlo en cubas de roble de las que se va sacando para las mezclas.
Cuanto más largo sea el proceso de envejecimiento, mejor la calidad del vino. Al principio del proceso, los inspectores del Instituto de Vino de Madeira sellan los barriles. A partir de ese momento, sólo se podrán sacar muestras en su presencia. El Instituto de Vino de Madeira es el órgano regulador oficial en todo lo concerniente al vino de Madeira y en sus locales de Rua 5 de Outubro nº 78, hay un pequeño museo (abierto de 9:30 a 12 h. y de 14 h. a 17 h.) donde pueden verse las viejas máquinas para encorchar y etiquetar así como una colección de interesantes fotografías antiguas.
Las cuatro variedades del maderia son:
Sercial
Con el conteniddo más bajo de azúcar,
de color pálido. Es mejor beberlo algo frío, como aperitivo.
Verdelho
Semiseco, de color ámbar, con un
sabor entre avellana y melocotón. Para tomarlo con sopa, queso,
fruta y nueces.
Bual o boal
De mucho cuerpo, un vino fragante, como
de especias, se sirve con el postre.
Malvasía
Es un vino de postre, excepcionalmente afrutado
y fragante.
Entre los famosos nombres de vinos de Madeira
destacan Blandys, Cossart, Leacock, Miles, Welsh Brothers y Luis Gomes.