BORDADOS
La industria de los bordados es debido a la inglesa Elizabeth Phelps. Hija de un importador de vinos que fue a la isla por motivos de salud, se llevó muestras de los bordados de la isla en una visita a Londres en la década de 1850. Tanto impresionaron a sus amigos que volvió a la isla decidida a organizar cierto tipo de industria de exportación y a proporcionar trabajo para las mujeres de Madeira, que sufrían en esa época terribles penurias, al verse afectada la industria vinícola por la plaga. En menos de 100 años, se convirtió en una de las mayores actividades de la isla, y ahora emplea a más de 20.000 mujeres. Se pueden visitar fábricas y talleres, aunque el bordado se realiza en casas particulares y se paga por puntada. Todos los bordados se inspeccionan y precintan a fin de mantener una excelente calidad y garantizar que sean artículos legítimos.
El trabajo de tapicería nunca ha disfrutado de la fama de sus bordados, pero puede hacer gala de ser un arte más antiguo. En 1780 las autoridades de Machico promulgaron un decreto apoyando el trabajo, y se expusieron las tapicerías en la Feria Internacional de Madeira en 1850. Fundas de silla, cojines, bolsos y otros objetos pequeños bordados en punto de cruz son los que normalmente compran los turistas, pero los objetos más grandes, inspirados en cuadros famosos, son los más bellos y los que causan más admiración.
CESTERIA
Aunque el pueblo de Camacha, a unos once kilómetros de Funchal, es el centro de la industria de cestería de la isla, también hay otros focos por toda la isla, especialmente cuando se recogen las cañas de mimbre. Cortadas de los tocones de los arbustos, las fuertes pero flexibles varas se pelan al quitarles su fina corteza y se amontonan en fardos para secarlas y almacenarlas. Al viajar por la isla se pueden ver estos fardos apilados al lado de las casas o en los techos expuetos al sol. Una vez que las varas están totalmente secas, se hierven en agua durante varias horas a fin de conseguir la flexibilidad precisa para empezar a poder trabajarlas.
Entonces es cuando se empieza la técnica tradicional de los cesteros de la isla, que pueden hacer más de 800 tipos de cestas, así como artículos de mobiliario, como taburetes, mesas, sillas, muebles de jardín, etc.
Aparte de los productos artesanales básicos de la isla, las tiendas y los mercados venden también prendas típicas: chalecos bordados, botas de piel suave, sombreros de paja, y barretinas que son sombreros que cubren las orejas, y que se ven por toda la isla.
También hay muñecas ataviadas con el traje regional, instrumentos musicales, etiquetas antiguas de vino de Madeira o miniaturas de los vinos de la isla y licores exóticos destilados de las frutas de la isla.
La isla elabora también aguardientes de su caña de azuúcar y su propia cerveza, la marca Coral. También vale la pena comprar Bolo de mel, un pastel.
Tampoco puede olvidarse uno de comprar
las flores. Madeira se especializa en enormes y bellas orquídeas
y otras flores exóticas. El mejor lugar para comprar flores y productos
agrícolas es el mercado central de Funchal, Mercado dos Lavradores.