osamunda se encontraba sobre una piedra en el centro de la charca, a la caza de algún insecto que llevarse a la boca, porque no sólo de croar viven las ranas. La suerte parecia no acompañarla; llevaba allí más de una hora quieta pero nada, no pasaba "nadie" comestible. ¡Con el hambre que tenía! Estaba a punto de darse por vencida y cambiar de sitio cuando por allí apareció una enorme, zumbante y despistada mosca.
"¡Zieloz, una rana!" Pensó la mosca cuando vió a Rosamunda, pero no podía escapar, estaba demasiado gorda, lo cual todavía le hacía más apetecible para nuestra protagonista.¡Estaba perdida!¿Qué hacer? Se decidió por una solución muy arriesgada, el factor sorpresa. Se acercó todavía más a Rosamunda y le dijo:
-"Buenoz diaz Sda.Rana.¡Pod fin llegó el buen tiempo!
Rosamunda, sorprendida, pero sin olvidar su buena cuna, contestó:
-"Buenos días. Croac. Efectivamente Sra. Mosca, llegó la primavera. Croac, croac".
-"¡Oh que hedmoza voz tiene Vd!".- Continuó la mosca con el fin de ganar tiempo.
Aquellas palabras tocaron el punto débil de Rosamunda:La vanidad.
-"¿Verdad que sí? Croac, croac. Soy solista del coro de ranas".-Respondió ufanamente.
La mosca,
que comprendió que por aquel camino iba bien, continuó halagando la voz de Rosamunda.
-"¡Pdecioza!¡Madavilloza!¡Como me guztadía oidle cantad!."
-"Si quiere, puedo cantarle algo. Croac".-Dijo Rosamunda y acto seguido, se puso a croar.
-"¡Bdava, bdavissima!".- Dijo la mosca cuando terminó - "Ni ziquieda cuando me colé en la Ópeda ezcuché algo zemejante".
- "
¿Òpera?
¿Croac? ¿Qué es ópera?" - Se extrañó Rosamunda.
- "¡Cómo! ¿No conoce la Òpeda? La Ôpeda
ez el lugad donde ze dan cita loz maz gdandez cantantez del Mundo, para zed admiradoz pod zu público, que lez aplaude y lez tida flodez..."
Rosamunda, emocionada, preguntò a la astuta mosca: - "¿Y en eso de la Ópera, croac, croac, admiten ranas?"
- "Bueno, puez, la veddad, no zé que decidle...Dezde luego no zon las ranaz laz que cantan." - Contestó la mosca.
- "¿Ah no? Croac, croac. ¿Y que animal lo hace? ¿Una cigarra, croac, un grillo, croac, o tal vez un ruiseñor? Croac, croac."
- "No, no. Loz que cantan zon perzonaz, y el público tambien."
- "¡Personas!¡Croac, croac!" - Exclamó Rosamunda con asco.- "Esos seres horribles que tiran piedras a mi charca y torturan a nuestros pobres renacuajos. ¿Cómo pueden ellos cantar?
- "Ezoz que tu dicez zon cdiaz de pedzona, niños loz llaman elloz. Con el tiempo crezen y algunoz de elloz ze conviedten en cantantez de Ópeda, pedo entoncez ya no ze llaman niñoz, ni pedzonas. Se llaman, zegun voz y sexo:
Bajoz
,
tenodez
,
mezzozopdanoz
y las reinas de la Ópeda. Me imagino que zabrá a quienez me refiedo..."
- "Pues, no para que le voy a engañar." - Dijo Rosamunda, con sinceridad.
- "No me podía figudad que laz ranaz fuedais tan incultaz en múzica! ¡Pod favod! laz zopdanoz zon laz cantantez humanaz que pozeén la voz maz alta, la máz aguda. Ellaz zon laz que zuelen intedpdetad a laz pdotagonidztaz femeninaz de laz ópedas y zuz papelez cazi siempde tedminan en tdagedia, aunque a ellaz no lez impodta en abzoluto, pod que con zuz vocez podtentozaz emocionan a loz que laz escuchan, y ezo debe de dad mucho guzto. Zi la natudaleza no me hubieda hecho mozca...¿Zabe que me hubieda guztado zed?"
- "¿Abeja, quizás?" - Contestó Rosamunda.
- "¿Sedá pozible?
Zopdano
, pod supuezto.