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Con
el diez se cierra el ciclo de los números naturales. En el denario se realiza
la unión "de
la naturaleza creada con la unidad suprema", y también la fusión del Ser (representado
por el
número 1) con el No Ser (el 0). En la Cábala es particularmente importante el
simbolismo de la
letra Iod –décima del alfabeto hebreo, de valor 10, inicial
del Nombre Divino–, y en el Arbol de
Vida la décima esfera, Malkhuth, el Reino, es considerada la Madre Inferior, "recipiente" de
todas
las energías emanadas de las otras nueve sefiroth. |
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El Diez de Bastos, Malkhuth en Atsiluth, simboliza a la shekhinah u omnipresencia divina. Es también, en forma similar a lo que dijimos del As de Oros, la unión perfecta e indisoluble del fuego del espíritu con la materia, pues aquí la "sustancia" del universo –representada por Malkhuth– se encuentra fundida con la llama de la esencia, simbolizada por los bastos. El Diez de Espadas es llamado Malkhuth en Beriyah, símbolo arquetípico de la Madre Tierra y de la "concreción" de la existencia cósmica. Puede asociarse a la diosa de la mitología griega llamada Gea (esposa de Urano, el Cielo), hija de Caos, "la de los grandes brazos, madre de los hombres, sustento de todas las cosas". Las influencias de las cuestiones materiales en el psiquismo están representadas por el Diez de Copas, Malkhuth en Yetsirah. Se relaciona también a esta carta con la buena suerte, con la receptividad y con las circunstancias favorables que han de ser aprovechadas para el crecimiento interior. Finalmente el Diez de Oros, Malkhuth en Asiyah, es la última carta de los Arcanos Menores, símbolo por excelencia del mundo físico, pues tanto la esfera a que pertenece, como el plano en que está ubicada, son relacionados con la concreción material y la realidad sensible. Se considera a esta carta como portadora de buenos augurios, cambios beneficiosos y buena fortuna en cuestiones materiales. |
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