Revista Latinoamericana de Poesia Quevedo No. 2

Página Personal de Manuel Ruano

INDICE

 

Ofrendas al Conde

Testimonios de Vida

La Nao de Fin de Siglo

 

CON PRIVILEGIO

El segundo viaje de Quevedo es ultramarino. Parte ahora de los dominios de un personaje peligroso, satánico, seráfico, llamado Maldoror, identificado desde 1869 con un bestiario estremecedor y una flora enferma y leprosa. Tal paisaje resuena y resonará, -mucho me temo-, por largo tiempo. Porque la maldad sigue siendo el motor esencial de la vida humana. En este punto, el montevideano Conde de Lautrèamont, a quien se dedica este viaje, es la celebración clarividente ante la insensibilidad de un mundo globalizado y torpe.

Por otro lado, los Cantos de Maldoror, son una incursión por las Ciencias Naturales y una navegación por la psicología abisal que parece ´predecir, todavía, una serie de catástrofes personales. En una palabra, su condición mística rinde fe a Sade; pero su visión mágica penetra las pesadillas más tenebrosas.. El océano de su Canto es revelador: "Me parecía que mi odio y mis palabras franqueaban la distancia, aboliendo las leyes físicas del sonido, y llegaban nítidas a sus oídos ensordecidos por los mugidos del océano encolerizado". Darío lo incluyó en Los Raros . Lo sintió luciferino y citó a Quevedo para definirlo: "El espíritu maligno se deleita en la tristeza y melancolía por cuanto es triste y melancólico, y lo será eternamente." Hoy, sus escandalosas premoniciones son oráculo: "pero sabed que la poesía se encuentra en todas partes donde no está la sonrisa estúpidamente burlona del hombre con cara de sapo". Decía sabiamente.

Laus Deo.

QUEVEDO al Día

e-mail: manuelruano@infovia.com.ar

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