ntramos al siglo XXI, o sea en el número 3 de los esotéricos. Expresión del movimiento. Han muerto muchas cosas y han nacido otras. Tememos por la imaginación. Ya que el mal gusto lo ha contaminado todo. El idioma peligra. La poesía agoniza. Se ha prostituído el cielo, los bosques, el mar... Es hora de volver a invocar las cosas puras, elementales. Dialoguemos con el aire, los peces, los pájaros. La poesía es una religión natural, decía Hölderlin. La consigna: volver a los cauces del idioma y las fuentes secretas de su raíz. La tradición es un baluarte genuíno. Nuestra patria es América, clamaba Simón Bolívar. Su nombre es canto. Se debe desconfiar de la cultura de los automatismos y la oscuridad de las políticas monopólicas del dinero y de la droga. Por eso este número, está dedicado a dos mujeres del México de ayer y de hoy: Sor Juana Inés de la Cruz y Frida Kahlo. La poesía de la pintura y la pintura de la poesía. Así, también, los versos de Don Francisco de Quevedo:

Cerrar podrá mis ojos la postrera

sombra que me llevare el blanco día,

y podrá descartar el alma mía

hora, a su afán ansioso lisonjera.

Mas no de esotra parte en la ribera

dejara la memoria en donde ardía;

nadar sabe mi llama el agua fría,

y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,

venas, que humor a tanto fuego han dado,

médulas, que han gloriosamente ardido,

su cuerpo dejará, no su cuidado;

serán ceniza, mas tendrán sentido;

polvo serán, mas polvo enamorado

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QUEVEDO al Día

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