Una vez tuve un sueño,
soñé que caminaba a la orilla de la playa con el Señor Cruzando el
cielo, notaba que quedaban dos pares de huellas en la arena:
Un
par, las de El y el otro par, las mías.
Cuando
la última escena de mi vida
apareció
ante mí, miré las huellas que dejamos
atrás
en la arena
Noté
que muchas veces en el transcurso
de mi
vida, sólo un par de huellas
habían
quedado impresas en la arena,
y
eran las dejadas en los momentos
más
dolorosos de mi vida
Esto
realmente me sorprendió
y le
pregunté al Señor:
Señor,
Tú me dijiste que al yo
decidir
seguirte, Tú caminarías conmigo
Toda
la senda, pero noto que
cuando
más te necesité, me abandonaste
El Señor
me respondió:
Hijo,
Yo te amo y nunca te dejaré
Cuando
pasabas por tiempos difíciles
de
pruebas y sufrimientos,
sólo
hay un par de huellas
y son
las mías,
porque
yo te llevaba en mis brazos
El
autor de este relato eres tú!