El Espíritu
de Montoro
Soy el espíritu de Montoro, muchos piensan que no existo.
Que solo soy el pretexto de algunos chobinistas caducos para intentar salvar un esplendor
apagado hace ya tiempo. Otros en cambio sospechan que sí, que soy real pero intangible...
pero desgraciadamente no saben donde buscarme: algunos me buscan en la piedra roja,
cargándola de historia y recubriendo fachadas blancas e inmaculadas de molinaza, otros en
las "tradiciones": "A las dos hora solar", "La Diablilla",
"Ese paso es demasiado sevillano, el otro muy malagueño". Hay quien me busca en
los olores, del cuero, del mazapán... del alpechín. Me buscan en las callejas, en las
esquinas, en el nombre de una calle. Pero se equivocan al mirar, nunca el espíritu de un
pueblo se ha compuesto de naturaleza muerta.
Si queréis encontrarme buscadme en la sonrisa de un
niño, en la lascivia de un viejo al mirar a una muchacha, enla tristeza de un enamorado,
en el vómito de un borracho, en la valentía de un moribundo, en el candor de una virgen,
en la chulería de un adolescente, en la soledad de la multitud, en la risa y en el
llanto, en la oración y en la basflemia, en la verdad y en la mentira... en definitiva,
buscad en vuestros corazones porque de ellos me nutro. Si hay néctar o veneno, en eso me
convierto. Analizar vuestros corazones a ver qué encontráis: amistad o conveniencia, fe
o hipocresía, amor o comodidad, diversión o apatía, movimiento o estancamiento,
libertad o miedo...
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Rumor
Montoro se alza
Como un rumor del río
Que asciende entre los riscos;
Por calles empinadas
Que suspenden el aliento.
Con música del viento y bañada de sol.
Suspiros silenciosos
Perfumados de luna,
Rumor, que crece y sube
Como pájaro y nube,
El Betis serpentea
Con aroma de olivar.
¡Ahí está entre sueños
como una madrugada!
Andar y desandar
Por el insomne puente.
Arriba, el cielo crece azul,
Nostálgico y sereno como un otoño gris.
Hay antiguos sonidos que suben a la torre
Y se espande el rumor
En un susurro...
© Mª Dolores Gallardo Valentín
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Lo que me dais os doy. Si vivo viviréis.
Si muero, moriréis. La perfecta simbiosis. Pensad si queréis un pueblo agradable,
próspero, solidario, amigable y enamorado. O bien, huraño, rebanchista, intolerante,
arcaico y vengador.
Lo que me dais os doy. De vosotros depende.
© Francisco Manuel Rodríguez Sánchez
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