Nuestro arbol se muere sin sus raices, sin cohexión. La lengua asturiana sigue desapareciendo.
A traves de la lengua llegan los sueños, los objetivos, las ideas, los sentimientos... y apelando a la memoria homogenea poco a poco nos convierten en "invalidos" intelectuales, siempre dispuestos a expresarnos pero sin forma de hacerlo. La lengua, principal sintoma de una evidencia cultural, es el resultado de una suma de momentos que han determinado la creación de una sociedad. Su extinción supone una de las más grandes negaciones de existencia. Y, gracias a la conciencia colectiva que el centro expande, nos convertimos en la traducción de un recuerdo, una referencia del pasado. El "proceso de colonización intelectual" nos sigue atrapando en su densa historia de la modernidad, nos obliga a hablar alquilando sus palabras y pagandoles tributo. Un tributo que va desde la base cultural a las mas absurdas situaciones de convencionalismo social, sancionando a quien mantiene viva la unión del pueblo.
El internacionalismo social debe existir y la convivencia ser nuestro objetivo.
Es necesario no hablar en constante negación, abandonar la lengua hostil. Fomentar el asturiano frente al castellano. Ya esta bien de autoexiliarnos en nuestra tierra, en nuestro pueblo.
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