El SERNAM, Servicio Nacional de la Mujer, elaboró un Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres, (que posteriormente pasó a llamarse "Plan de Igualdad de Oportunidades para Hombres y Mujeres"), para ser aplicado entre 1994 y 1999. El desarrollo de ese plan, ha considerado en la práctica, solamente el reivindicar los Derechos de la Mujer, ignorando aquellos del sexo masculino, que también han sido injustamente discriminados.
En forma paradojal, aunque el mencionado Plan, debiera ser el Proyecto que mejor apoyara nuestras legítimas aspiraciones, en la práctica es aplicado por un Servicio en el que los hombres hemos visto negada nuestra participación, aun cuando la hemos solicitado.
Entre los proyectos de Ley propuestos por el SERNAM, los más desarrollados son los que buscan mejorar las oportunidades para acceder al poder económico y público, así como proteger de la discriminación y el abuso. En relación al primer punto, hay una directa relación con el rol de la mujer en el mundo familiar, ya que es de la igualdad de deberes y derechos al interior de la familia, que surgirá la igualdad de deberes y derechos en el mundo público.
En relación al resguardo de la discriminación y el abuso, consideramos lamentable la indiferencia ante nuestra situación.
Un ejemplo del modo discriminatorio en que ha obrado el SERNAM, es la aplicación de la Ley de Violencia Intrafamiliar, que se formuló como una promesa de solucionar este tipo de hechos tan deleznables, particulamente cuando dañan a los hijos. Nos asiste la convicción de que ocurre, como en el caso de los incendios, que "lo que no destruye el fuego lo destruyen los bomberos". Esta Ley, en el contexto global del Plan de Igualdad de Oportunidades, ha distado de entregar soluciones a los involucrados en situaciones de violencia doméstica, y ha destinado fondos públicos en realizar campañas de difusión masiva, estimulando a que la mujer denuncie estos hechos, por considerar que la mujer es siempre la víctima, no haciendo lo mismo con los hombres.
No se ha estimulado, mediante campañas masivas, con "igualdad de oportunidades", el que el hombre siquiera tome conciencia de que la violencia conyugal, en el caso de la violencia psíquica, es ejercida indistintamente por ambos sexos, los estudios del propio SERNAM señalan que la violencia es mayor de madres a hijos que de los padres. Sin embargo se estigmatiza a las mujeres como "víctimas", o "hijos y mujeres víctimas" y a los hombres como "agresores". Esto ha estimulado prejuicios que, entre otros efectos, tiene el de dificultar la relación padre-hijo.
Por otro lado, a pesar de la indiscutible violencia psíquica que constituye impedir a los niños ver a su padre, la Ley de VIF no la considera. El Plan de Igualdad de Oportunidades considera en el tema de familia la flexibilización de los roles tradicionales al interior de la familia, sin embargo, sólo se ha fortalecido la discriminación de género hacia el hombre en el mundo privado que es la familia, especialmente para ejercer el rol paterno, y particularmente, en los contextos de familias "mal constituidas", "disgregadas" o en "situación irregular". Como ejemplo, y dado que casi en el cien por ciento de los casos, la tuición luego de la separación de la pareja la ejerce la madre, ningún padre puede demandar, como caso de Violencia intrafamiliar, la coacción que ejercen algunas madres, para predisponer negativamente a los hijos contra ellos. Aún cuando esto se ha tipificado como delito en países vecinos, bajo el nombre de "inculcación maliciosa", en nuestro país el padre se encuentra impotente e inerme ante esa situación en que la madre se refugia en la impunidad de nuestra cultura y nuestra legislación.
Esperamos hace largo tiempo, que tanto el padre como la madre tengan las mismas oportunidades de obtener la Tuición Legal de los menores, en el caso de producirse la separación de los padres, y, si no es posible eso, al menos de facilitar la relación entre el padre no tutor y sus hijos. Lo único que hemos obtenido del SERNAM, son iniciativas que nos alejan más aun de esa posibilidad.
Como puede entenderse en el Plan de Igualdad de Oportunidades para Hombres y Mujeres, la ecuación está muy lejos de alcanzarse, y dentro de esa distancia, nadie puede entender, más que nosotros, el drama que vive un Padre privado de ver a sus Hijos.
Una auténtica igualdad sería la creación de un Ministerio de la Familia, en el que participen ambos géneros, Dejar un Plan de Igualdad de Oportunidades para Hombres y Mujeres en manos de un organismo dedicado exclusivamente a la mujer, está teniendo el mismo efecto que dejar resolver el problema de los límites australes a un equipo de geógrafos argentinos.