Análisis realizado por el Director de Industrialización de YPF Ingeniero Carlos L. Ragout sobre las mezclas nafta-alcohol ? 26/7/1976
De los estudios realizados en el Departamento de Investigación y Desarrollo de YPF y con los antecedentes existentes hasta el 26/7/76, esta información fue elevada a la Comisión de Senado, Representantes del Consejo Federal de Inversiones y Comisión Carburante Nafta-Alcohol de la Secretaría de Estado de Energía:
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Es posible técnicamente utilizar alcohol etílico mezclado con nafta para su consumo como carburante por ignición a chispa.
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La proporción de alcohol oscila normalmente hasta un 20% en volumen, permitiendo el uso de la mezcla sin que sea necesario realizar modificaciones mecánicas en el motor.
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El alcohol a utilizar debe ser preferentemente anhidro, pudiendo ser también bajo condiciones especiales del tipo 95º-96º.
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El alcohol anhidro permite su mezcla sin inconvenientes en cualquier proporción con las naftas, mientras que el hidratado necesita el uso de un tercer componente estabilizante de la mezcla que debe ser investigado para el caso específico y condiciones de uso prefijadas.
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Como estabilizantes se pueden utilizar el éter etílico, benceno, alcoholes superiores, como ser n-butílico, isobutílico, amílico e isopropílico entre otros.
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Pueden presentarse problemas de almacenaje por motivos del colado de agua que existe normalmente en dichos tanques.
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Las mezclas de las motonaftas con las preparadas con alcohol anhidro o alcohol de 95º con estabilizantes apropiados, no altera la homogeneidad de la solución, la cual haría factible preparaciones regionales de este combustible.
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Los estudios parciales realizados en la empresa en pruebas de laboratorio y algunos ensayos en vehículos de vieja data deberían ser actualizados para los nuevos diseños del parque automotor y formulaciones de combustible así como también su acción sobre los lubricantes utilizados.
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Si bien la parte económica ha sido considerada por la Comisión que estudia este problema en la Secretaria de Estado de Energía en la Empresa este aspecto no ha sido tratado en esta oportunidad. Por lo tanto deberá verificarse la posibilidad de que el costo del alcohol que YPF tenga que absorber como combustible, no supere el valor de la nafta excedente que ocasionalmente se vende al exterior
Como conclusión de este estudio, se estimó que desde el punto de vista exclusivamente técnico, se considera factible la concreción de este tema que aportaría un incremento en el número de octanos del carburante, una disminución apreciable en el consumo de plomo tetraetilo y menor contaminación ambiental por gases de combustión.
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Estudio realizado por el Embajador argentino en Brasil Oscar H. Camilión: El alcohol carburante, alternativa energética en Argentina ? 13/9/1976
La viabilidad del uso de alcohol de caña como combustible automotor, en proporciones ponderables, es un hecho comprobado. Es oportuno reiterar ahora expresiones de la nota Brasilia 1661/75, por la cual esta Embajada remitió a esa Cancillería la primera información sobre el programa alcoholero brasileño: " Además de las relevancias intrínsecas del plan, que constituye un ejemplo de imaginación y coraje en la adversitud, el proyecto reviste especial interés para la Argentina? En efecto, por más que quepan grandes expectativas con respecto a la existencia de hidrocarburos en el suelo argentino, es preciso contar con la posibilidad de que, en una década, el país consuma todo su petróleo. Esta consideración hace que sea aconsejable seguir con atención la experiencia de Brasil, que procura sustituir el petróleo por otros combustibles".
Al momento actual, la Argentina es solidaria de Brasil, en la necesidad de responder a determinados desafíos. Con la reactivación de nuestra economía, el país incrementara su consumo de petróleo, articulo de elevado costo en divisas, cuyo precio, por otro lado, tiende a aumentar a consecuencia de la recuperación de la demanda mundial. Por ello seria interesante disponer de un sustituto como el alcohol vegetal.
Para el sector azucarero argentino seria muy conveniente tener un mercado alternativo como el que constituiría la industria del alcohol. La demanda seria más estable que la del mercado internacional del azúcar. Además, el proceso de formación de los precios seria susceptible de mayor control.
Según una estimación de hace dos meses, la Argentina produciría este año 1.600.000 toneladas de azúcar, de las cuales se consumirían internamente unas 900.000. Restaría un excedente exportable de 7000.000 toneladas (Clarín económico, 25/7/76). Supóngase que este excedente no se exporte, más aun, que ese azúcar ni siquiera se elabore. Esto crea una disponibilidad de 7,4 millones de toneladas de caña, De esta caña se pueden obtener 500 millones de litros de alcohol.
Además, de la caña empleada para producir las 900.000 toneladas de azúcar consumidas internamente queda un residuo, del cual también puede extraerse alcohol. Son 9,6 millones de toneladas de caña, que darían 115 millones de litros de alcohol.
Vale decir que este año, si la Argentina hubiera dedicado toda la materia prima proporcionada por su producción de caña de azúcar, restada la necesidad para abstecer el azúcar del mercado interno, hubiera podido elaborar un total de 615 millones de litros de alcohol.
Este alcohol hubiera podido usarse como combustible automotor, en adición a la nafta consumida en el país. Supóngase que la demanda anual de nafta en la Argentina es de 6.500 millones de litros. Si se sustituye parte de esta nafta por alcohol la cantidad de combustible consumida será mayor, dado que el alcohol posee un valor calorífico inferior al de la nafta en más de un 5%. Para un promedio de 615 millones de litros de alcohol, el consumo del combustible mixto resultante será de 6.800 millones de litros al año.
Con ello se hubiera dejado de percibir las divisas correspondientes a la exportación, no realizada, de los 700.000 toneladas de azúcar excedentes. A precio actual el monto de esas divisas sería de unos123 millones de dólares. Más hay que decir que este negocio no ofrece mucho interés, puesto que la caída de la cotización internacional del producto ha perjudicado mucho la relación precio costo. En Brasil, por ejemplo el costo de producción de una tonelada de azúcar es de 220 dólares. Los que si multiplicamos por la producción excedente en argentina de 700.000 toneladas nos da 154 millones de dólares con lo que vemos que al exportarlos se perdería aproximadamente 31 millones de dólares.
Como comparación por esas perdidas de divisas, el país hubiera economizado más de 100 millones de dólares en importaciones de combustibles.
Y hablando siempre de divisas, debe señalarse que del proceso de elaboración de alcohol de caña resulta un subproducto liquido, la vinasa, rico en potasio, que puede utilizarse como fertilizante. Para 1980, Brasil espera elevar su producción de vinasa, hoy de 13.000 millones de litros anuales, a 80.000 millones, lo que, de acuerdo con ponderaciones oficiales, eliminaría la necesidad de importar fertilizantes por valor de 130 millones de dólares.
El alcohol se puede destilar a costos inferiores al precio de la nafta. El propio precio proporcional que el Estado brasileño paga a los productores oscila entre 2,46 y 2,90 cruzeiros el litro, según regiones. No es mucho, el precio de la nafta en la base de expendio es de 6,56 cruzeiros. Empero, esta dicho que el poder calorífico del alcohol es inferior al de la nafta, lo que obliga a consumir mayor cantidad.
El desarrollo de la industria alcoholera, con su demanda de equipos de tecnología simple, puede ser un estimulo para la industria argentina de bienes de capital. Al mismo tiempo, las destilerías ofrecerían a los agricultores del ramo un mercado seguro para su producción.
Habría un incremento de la demanda de mano de obra en las zonas productoras de caña, sobre todo si las destilerías se instalaran en dichas zonas. Ello seria muy positivo para regiones con dificultades de elaboración de mano de obra, dificultades que proyectan efectos muy perniciosos en el plano social y en el demográfico.
Hasta aquí se viene considerando solamente la posibilidad de fabricar alcohol a base de caña de azúcar. Pero además, se puede obtener alcohol de la mandioca. Actualmente se calcula que una hectárea de mandioca rinde en Brasil poco más de 2000 litros de alcohol, menos de la mitad que la caña de azúcar, pero, de acuerdo con estudios del Consejo Nacional del Petróleo, ese rendimiento puede ser llevado a un promedio de 6.000 litros por hectárea. Tomando este índice con criterio pesimista cabe admitir, como hipótesis de trabajo, que la mandioca y la caña de azúcar pueden entregar cantidades no muy diferentes de alcohol por hectárea.
LA fabricación de alcohol de mandioca abriría perspectivas interesantes a provincia productoras de mandioca como Formosa, Corrientes y Misiones. El alcohol destilado en ellas podría remitirse a los grandes centro consumidores por la ventajosa vía fluvial.
Respecto a esas provincias, hay que sobrayar que junto a las conveniencias de orden económico y oscila se alinean razones políticas y estratégicas de peso, por tratares de provincias de frontera, y una de ellas asediada por una vigorosa y creciente presión demográfica ejercida por las regiones aledañas de Brasil.
El plan brasileño del alcohol se propone como meta la adición de alcohol anhidro a la nafta consumida en el país, en una proporción por ahora del 20%. Si la Argentina quisiera llegar a ese porcentaje, debería producir 1.445 millones de litros de alcohol por año, para un consumo total de combustible mixto de 7.222 millones de litros anuales. En esta caso el ahorro de nafta seria de 733 millones de litros por año.
Esos 1.445 millones de litros de alcohol significan 830 millones de litros más de los que hubiera podido fabricarse con la materia prima disponible este año. Para destilar esos 830 millones de litros se requerirían 11,9 millones de toneladas de caña de azúcar o 4 millones de toneladas de mandioca. Sise utilizara solo caña de azúcar, la producción de esta, que al momento es de unos 17 millones de toneladas anuales , tendría que aumentar en un 70%.
En relación con esto, convienen tener presente que la producción argentina de caña de azúcar registra una clara tendencia a aumentar.
Esta embajada no dispone de estadísticas referentes a la producción de caña en años anteriores, pero es in índice significativo el hecho de que los volúmenes de azúcar elaborada de enero a junio de este año equivalen a un 183% de la producción del primer semestre de 1975, y a un 149% de la del primer semestre de 1973 (año de récord de producción). De manera que para alcanzar el susodicho incremento de 11,9 millones de toneladas de caña, bastaría con que la tendencia progresiva se mantuviese.
Recapitulando brevemente, si la Argentina se dedicara a elaborar alcohol carburante en gran escala obtendría una serie de ventajas:
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En materia de divisas, se ahorraría 166 millones de dólares en importaciones de petróleo por cada 1.000 millones de litros de alcohol agregado a las naftas.
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Se atenuaría la dependencia argentina de la compra de petróleo foráneo, o alcanzando el autoabasteciminto, se mejoraría eventuales perspectivas de exportación.
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Se abriría a la oferta de excedentes de caña y mandioca un mercado alternativo estable y susceptible de controlar por parte de las autoridades nacionales.
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Se estimularía la industria argentina de bienes de capital, al generarse una demanda considerable de equipos de sencilla tecnología.
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Se daría un impulso significativo al desarrollo agrícola e industrial del Noroeste y el Interior.
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Se favorecería el asentamiento de población, y se aumentaría el requerimiento actual de mano de obra, generando nuevos puesto de trabajo.
Por todas estas razones, esta Embajada se permite sugerir que las consideraciones que anteceden sean encaminadas a la Secretaria de Estado de Enemiga, a titulo de colaboración con este organismo, que según la información periodística estaría analizando las alternativas de la política energética argentina para los próximos 10 años.
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