Es teoricamente adecuado explicar la coevolución de una nueva adaptación a un dado nicho por parte de una familia biológica coevolucionante, a partir de patrones de adaptación preexistentes. De esa manera la biotermodinámica interviene activamente en las explicaciones. Pero no siempre esta línea de razonamiento coincide linealmente con la realidad.
Por ejemplo, los reptiles arcaicos disponían de ciertos mecanismos de visión diurna y los primeros mamíferos similares a reptiles crearon subsistemas de visión nocturna que coevolucionaron con subsistemas perfeccionados de audición y olfación. Los siguientes mamíferos usaron esos avances para recrear un nuevo tipo de visión diurna para ampliar su nicho. No recurrieron entonces a mecanismos ya probados, como prefiere la teoría. La gran fuerza impulsora se deduce de observar de nuevo la Fig 1.
Una locomoción nocturna perfeccionada incrementa la probabilidad de buen éxito en la búsqueda de nutrimentos.
A menudo las explicaciones son algo más lineales como sucede en este caso que afecta al ser humano. Mientras disminuía su capacidad olfatoria aumentaba en su reemplazo su gestión coevolucionada de signos sociales, vocales y auditivos (crianza, vida social), siguiendo la tendencia característica de los primates, expertos en ser sociales, gritones y comunicativos frente a alarmas. La crianza sui generis y la vida social del humano, a su vez, contribuye en forma muy importante la autoorganización de su cerebro (Apéndice 4).
Los mecanismos de coevolución (donde esta última abarca a la selección natural de poblaciones mixtas y a la autoorganización conjuntas) permiten ampliar la lista de los sistemas autoorganizados inanimados (convección de Bènard, láser, flujo de Couette, etc.) con una gran cantidad de aportes
Una especie decae y es dominada por otras cuando hay fluctuaciones en un nicho y esa especie carece de un diversificado acervo génico y de una exitosa coevolución con las nuevas condiciones. Los errores de copia poco importantes y entrópicos y la capacidad de los sistemas complejos no- lineales de eventualmente autoorganizarse de otra manera, a veces con cascadas de transiciones de fase, son las dos herramientas de supervivencia, microscópica y molecular la de los errores, macroscócopica y biotermodinámica la de la capacidad de autoorganización. Ambos aspectos se debieran permitir unificarse en una biología única, integrada, con mínimas dificultades de ensamble entre lo micro- y lo macroscópico (Mayr), con fuerte contenido biofísico.
El resultado es una nueva autoorganización (atractor de un sistama complejo) de origen en parte trivial. La autoorganización y la mutación coevolucionan. Los controles vitales cuyas causas residen en genes que regulan el metabolismo y la conducta, coevolucionan. Ni nuevos genes comportamentales que no tengan suficiente respaldo por parte de los otros ya coevolucionados, ni genes estructurales que no se coadapten a los genes comportamentales existentes. Esos genes comportamentales se entienden con bastante claridad con las explicaciones que Beer encontró y generalizó en su tesis sobre redes neurales, constituídas por unas ocho decenas de neuronas que alcanzan a explicar conductas adaptivas e inteligentes en "invertebrados artificiales"
Beer R - Intelligence as adaptive behavior. An experiment in Computational Neuroethology, Academic Press, 1991.
* Alguna vez será indispensable para esta última que entre el resto de las instrucciones se encuentren versiones erróneas complementarias, que justamente coevolucionen, de allí en más, con la anómala prioritaria. Otras veces la tarea la realiza un nuevo atractor resultante de cambios en las condiciones iniciales. Esto se entiende con las explicaciones de Kauffman referidas a cambios de nivel superior en genes que regulan si hay que aplicar una Y lógica, o por lo contrario, una O lógica para buscar un atractor alternativo con perspectivas. Como resultado, las fluctuaciones durante la coevolución constituyen así una explicación causal microscópica del fenómeno macroscópico de la transición de fase del desequilibrio. La fluctuante coevolución explica la aparición de transiciones de fase del desequilibrio de las adaptaciones a nuevos habitats o nuevos riesgos (depredadores, etc.).
- Kauffman S
Los caos disipativos se interpetan como suma de comportamientos que pueden provocar, con relativamente escasa frecuencia, ordenamientos locales a través de transiciones de fase del desequilibrio.
Es especialmente interesante en biología el caso de un sistema complejo ubicado en la zona de transición entre el orden y el caos, donde se dan óptimas readaptaciones de dichos sistemas complejos. Sobre todo al caer y desarmarse restricciones previas, como las asociadas con barreras del tipo de no poder volar o similares (Kauffman). Las ondas de los encefalogramas revelan que el cerebro como sistema está en zona de caos disipativo. Las ondas estacionarias estables del cerebro caracterizan a los ataques de epilepsia.
* ESTRATEGIAS QUE ACTUAN COMO ATRACTORES.
La dinámica evolutiva de poblaciones parece tener atractores que se buscan espontáneamente pero no a propósito. Las causas, los propósitos son construcciones mentales del humano. Aparece para el hombre muchas veces la sensación de existir una correntada de la dinámica evolutiva, una tendencia o flecha hacia ciertos atractores de mínima energía. Quizás sea más real indicar que si un linaje de depredadores tiene cada vez más velocidad y garras cada vez más puntiagudas, las presas deben mejorar porque sus depredadores mejoran.
Si se permite la metáfora de la existencia de atractores de supervivencia, está claro que una especie, que por ventura llegara a un atractor ideal, no sufre por esa causa transición de fase alguna ni tiene forma de evidenciar que se "cumplió su propósito".
En el contexto de esta metáfora, se podría sugerir que el mecanismo básico de la vida es el apartamiento tanto de estructuras simples, como de comportamientos simples a niveles inferiores. La extrema simplicidad actúa como separatrix o muro. Cerca de esa separatrix todos los puestos de los diversos nichos están ocupados desde hace tiempo. En la Fig. 5, las ordenadas a la izquierda son imposibles de ser atravesadas para avanzar todavía más a la izquierda, por lo cual el principal fenómeno factible de
------------------------------------------------------------------------- ! Z 10 Z Búsqueda de ! O 9 O atractores ! N 8 N a lo largo ! A 7 A del tiempo ! 6 ! 5 ! T 4 T ! A 3 A ! B 2 B ! U 1 U -------------------------------------------------complejidad
Fig 5 (esquemática) Espacio biotermodinámico de búsqueda de atractores para la supervivencia. En muchas situaciones, los sistemas complejos adaptivos manifiestan ventajas selectivas (Regla de Gell-Mann). Para los biosistemas de ese tipo, la búsqueda parece transcurrir en el valle entre dos zonas prohibidas o tabú. La zona tabú (o muro) de la izquierda, con una complejidad casi nula, marca una zona poco apta para que una especie enfrente a la complejidad del ambiente donde debe lograr su supervivencia (Ley de Simon: una extrema simplicidad de conducta no es apta para la supervivencia en habitats complejos). El intento de superar la restricción (o muro) de la derecha, con una complejidad desmesurada, implica el malgasto del recurso escaso, la bioenergía (Fig 1). La búsqueda se aparta de la zona tabú izquierda. Todos los lugares cercanos a dicha zona ya han sido tomados (Stephen Kaplan en Freeman, Los hacedores de cerebros, Andrés Bello, Santiago (1995), p215). Dicha búsqueda encuentra nuevas soluciones valiosas pero nada ahorrativas hacia la derecha. Halla por azar una forma de derrumbar barreras preexistentes ("ida" o grandes transiciones de fase hacia la derecha). La etapa siguiente es la de aprovechar las ventajas de la barrera derrumbada sin dejar de autoorganizarse para ahorrar energía ("vuelta" o pequeñas transiciones de fase a la izquierda). A continuación habrá especies con muy diferentes requisitos energéticos que ciegamente aplican o nó la energía ahorrada en superar nuevas barreras que separan de un atractor de supervivencia ("ida" o "vuelta", segun el caso). Las equivocaciones en la estrategia ciegamente seguida, se pagan con la extinción. A esto se suman otras variables (extinciones masivas, etc.). En la ruta zigzagueante de 1 a 10 se ha seguido solamente una de las múltiples vías evolutivas, con fuerte tendencia hacia la derecha, lo cual es una excepción a la regla general.
La explicación de Herbert Simon combinada con la de Cohen y Stewart, visualizan como simple el comportamiento del cerebro humano, si se lo analiza a un nivel jerárquico superior. Simple, pero condicionado por un entorno complejo que el humano inevitablemente debe enfrentar y prever de antemano. Los grados de libertad de los comportamientos simples están tensionados por la complejidad del entorno. Y esto lleva a las nuevas soluciones más complejas que permiten superar condiciones de peligro y alarma.
- Beer R - Intelligence as adaptive behavior. An experiment in computational Neuroethology, Academic Press, 1991
- Dennett D - Consciousness Explained
* Como resultante, emerge una tendencia hacia la complejidad de los sistemas complejos adaptivos naturales (o seres vivos) en su evolución biológica. Con probabilidad no-nula tambien permite que emerja cierta simplicidad asociada, por ejemplo, con el logro de economías en bioenergía.
Una cierta complejidad es la que necesitan las especies cuyo atractor para la evolución se basa en la supervivencia respaldada por la inteligencia (adaptabilidad para resolver problemas) que esa especie exhibe. Esto sucede con algunas especies provistas de sistemas nerviosos, antes usados para comportamientos superados y que, disponibles como estan, resultan, a veces, aptos para la inteligencia. Se la puede llamar "complejidad inteligencia intensiva", energeticamente costosa.
Otra complejidad muy distinta, con matices de simplicidad en un nivel superior, es la que tienen diferentes especies, muy numerosas, cuyo atractor o estrategia de supervivencia consiste en la sobresaturación de sus depredadores a traves de una alta fertilidad ("complejidad fertilidad-intensiva"). Tambien es energeticamente costosa.
Una tercera complejidad, asimismo con matices de simplicidad a otro nivel, es la que necesita una especie de endoparásitos cuyo atractor o estrategia de supervivencia consiste en no ser rechazada por el sistema de defensa (sistema inmune) de los seres vivos a parasitar. Bioquimicamente esto es muchas veces casi milagroso, pero energeticamente es poco exigente.
Y así otras estrategias de supervivencia (predadores, descomponedores, etc.). El matrimonio entre la biología de la selección natural y la biología de las autoorganizaciones (Kauffman) conduce a una evolución cuya fuerza impulsora reside en una "ida" asociada con el apartamiento de la restricción de la izquierda de la Fig 4 y con una "vuelta" a ella apenas disponga de soluciones liberadoras de anteriores barreras. Esta etapa en la evolución biológica se explica biotermodinamicamente como autoorganización bioquímica que puentea soluciones exigentes desde un punto de vista energético (restricción a la derecha). Con soluciones sencillas no se superan barreras. Superada, se verifica en la naturaleza la búsqueda ciega de soluciones mejores (ahorrativas): un valle factible de ser transitado a veces incluso sin sucumbir. Coevolutivamente, de búsqueda ciega orientada con una dada complejidad y un dado gasto bioenergético. Una extrema simplicidad de conducta no es apta para la supervivencia en habitats complejos (Simon). Respondiendo a esa complejidad del habitat, el sistema biológico recorre de "ida y vuelta" la ruta entre la ancestral sencillez letal y la complejidad del inmenso espacio a su derecha, frenado por el recurso escaso, la bioenergía. La ruta se puede transitar en forma espontánea en muchas condiciones, resultando favorable la zona que limita el orden con el caos, por la fertilidad de soluciones que aparecen y se pueden probar en el espacio de búsqueda.
* El estado estacionario (a veces denominado climax) no siempre se logra en regímenes con tiempos característicos prolongados, tales como los ecológicos, donde van surgiendo niveles tróficos (Helen Curtis).
* En el campo de la biología el concepto de orden se aparta del de
predictibilidad de la arquitectura del sistema (átomos de cobre en una barra de
ese metal). Este concepto tiene pocos o nulos puntos de contacto con el orden de
(a) un yuyal,
(b) una idea madurando en el cerebro o
(c) un grupo de alumnos
elaborando un trabajo en la biblioteca.
Las transiciones de fase de plasma a gas, de gas a líquido, de líquido a sólido y de un enanciomorfo sólido a otro, pueden confundir al estudioso cuando las compara con otras transiciones de fase del desequilibrio, como la de los dedos en vaivén (Apéndice 3) o la del pasaje del sueño a la vigilia y de ésta al sueño (parágrafo 19). Su punto de contacto en común reside en que en ambos casos se asiste a una transición desde un estado de orden (topológico o biológico, abarcando tambien al desorden) a otro orden
* El estudio teórico de los sistemas complejos adaptivos naturales ha encontrado un análogo muy importante en el estudio teórico-práctico de los sistemas complejos adaptivos artificiales o computacionales del tipo de Beer. A partir de modificaciones simples de parámetros típicos del modelo de Beer emergen nuevas conductas complejas autoorganizadas que son inspiradoras de explicaciones generalizadas.
Beer R, Intelligence as Adaptive Behavior, An Experiment in Computational Neuroethology, Academic Press, 1991.
Cohen J, Stewart I, The collapse of chaos, Discovering simplicity in a complex world, Viking, 1994.
29.mar.2000
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Raúl Barral - Carlos von der Becke: Biotermodinámica del Cerebro - 2000